Este capitulo contiene palabras obscenas, doble sentido e incluso contenido para mayores 🔞. Si eres sensible a las palabras explícitas te recomiendo que te saltes este capítulo.
Pd. Disfruten la duración de la foto antes de que Wattpad nos la banee >:^
Sus labios se complacían juntos con los de ella, haciendo un sonido acuoso cuando se separaba de su carne y admiraba su rudeza con el resultado rojo de sus labios por la intensidad. La chica jadeó ruidosa, mirandolo a los ojos y retomando el aire que necesitaba para volver a unir sus bocas y explorarse así mismos. El la había tomado de ambas manos para tener control de su cuerpo, pero no era necesario, pues ella le estaba dando mil motivos para que siguiera y no dejara de hacerlo.
Sus caderas estaban cerca, estando perfectamente conscientes de la erección del rubio y su deseo de pasar a otra fase se llevará allí mismo. Pero no sé detendría por eso, primero era asegurarse de que sus cuerpos estuvieran listos para recibir al otro, y parecía que ya comenzaba a revelarse esa fase, pues Meliodas beso su mandíbula y después bajo hasta estar sobre su cuello, succionando su piel blanca y escuchandola gemir su nombre.
— Meliodas...— las piernas femeninas se enredaron sobre su cadera, sabiendo que la posición en la que estaban hacían rozar sus sexos y sentirse así mismos. Elizabeth sonrió con fascinación, mirando la desesperación del blondo y burlándose desde sus adentros, pero el lo había notado.
— Te juro que no podrás caminar — dijo ronco, en susurró sobre su oído. Elizabeth entendió por qué se lo decía e incluso más allá de entender, supo que era por aquel disgusto que le hizo en el estacionamiento llamandola puta. Un perfecto momento para hacer de las suyas y tenerlo comiendo sobre su mano.
— ¿Quieres saber si el otro era mejor que tú? — su burló y eso solo incremento la furia y el deseo de Meliodas.
— ¡Como yo nadie!— reclamo y sonrió con perversidad — Ahora vas a aprender a cerrar esa boca majadera y rebelde.
— ¡Ah! — gimió cuando rasgo su ropa y la dejo semidesnuda ante sus ojos verdes, deteniendose por un instante y relamiendo sus labios.
Algo había quedado claro entre ellos dos, el hecho de haber sido obligados a casarse era culpa de sus padres, pero, tener sexo no era una obligación grande en ese instante. Ni siquiera un día completo había pasado en su luna de miel y ellos comenzaban a desear al otro.
Las manos inquietas de Meliodas trazaron un camino sobre la línea de sus pechos, haciendo que un escalofrío recorriera el cuerpo de Elizabeth y un vaporoso jadeó saliera de sus labios durazno. Con su mano izquierda acarició su cintura y cadera pero la derecha solo se quedó sobre su pecho. La estaba tomando por el pelo o solo era ella que sentía que iba muy rápido. Sus miradas estaban transmitiendo lo que su cuerpo necesitaba, no hubo más necesidad de retener su cuerpo para que ella negara a su petición, las manos de Elizabeth fueron directo a su pecho fornido cuando fue liberada de la retención de el y recorrió con sus dedos su torso.
La peliplata se reincorporo sin cuidado como para que el rubio pudiera tomarla de la mano, solo frunció las cejas y la miro.
— Tranquilo, sé cuál es mi labor como tú esposa.— se sentó sobre sus piernas y sonrió lascivia. No se esperaba más de ella, una diosa sobre sus piernas moviendo su cadera sabiendo que tal vez le dolería después a el por el bulto sobre sus pantalones.
Sus labios rozaban y la respiración caliente entre estos solo hacían que sus manos no estuvieran quietas, Elizabeth tomo posesividad de su boca con el afán de tenerlo distraído para poder explorar el cuerpo que años atrás, tuvo para ella.
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Prometidos Desafortunados (Pausada)
RomanceEn el corazón del vibrante mundo empresarial, Meliodas, un influyente y exitoso empresario, vive una vida que muchos envidiarían. Sin embargo, su destino da un giro inesperado cuando se compromete con Elizabeth, una enigmática joven con un secreto p...