Capítulo 22

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Anastasia.

La luz que inunda la habitación me arranca del profundo sueño. Me desperezo y abro los ojos. Christian está profundamente dormido a mi lado, tengo la oportunidad de examinarlo, su hermoso rostro parece más joven, relajado. Sus labios, gruesos y perfilados, están ligeramente abiertos, y el pelo, limpio y brillante, alborotado.

Ayer me pidió que durmiéramos juntos, sólo dormir, sin sexo ni nada. Se lo agradezco, hoy me he despertado con tremenda vista de él durmiendo. Aún sigo molesta, desde aquella vez que me dio ese bonito conjunto negro que use para él, realmente quería tocarlo, regresarle un poco de lo mucho que él me ha dado y siendo sincera tengo muchísima curiosidad por tomarlo entre mis manos, saborearlo. Resentí su rechazo, se justifico asegurando que no era el momento adecuado —¿Entonces cuando será el momento? Deseo tanto tocarlo— Gimo interiormente. Ya llegará el momento, Grey.

Alargo mi mano y paso mis dedos por su barbilla, Christian suelta un pequeño suspiro y rápidamente la quito. Es verdaderamente hermoso —Creo que alguien te está gustando, Anastasia— ¿Sí? Christian es el sueño de cualquier mujer en este mundo, por dios. —Incluyendo el tuyo, querida Ana—.

Nuestra cercanía me tiene... no lo sé, ha sido cada vez mejor día a día. Me ha contado sus días en GEH, ha tratado de explicarme lo que hace con todo ese imperio y me ofreció empleo que por obvias razones rechacé; bastante tengo con verlo aquí para después fuera del trabajo y con lo que me ha dicho Mia que es un ogro como jefe prefiero no meterme en la boca del lobo.

Me acomodo más cerca de Christian. Sobo con el pulgar el lunar que tiene por arriba de su ceja izquierda, me fascina. Enredo mis dedos entre su cabello y los bajo pasando por su mejilla hasta sus labios. Bajo mi mano y jugueteo con vello de su pecho, Christian se mueve un poco.

Es hora de dejarlo dormir. Salgo despacio de la cama.

—¿A dónde vas?— La voz de Christian me sobresalta.

—A preparar el desayuno, dormilón.

—Quédate conmigo, la Sra. Jones puede hacerlo.

¡Diablos! Le di el día libre.

—¡Oh! Sí, sobre eso—¿Cómo le digo? —Le dije a la Sra. Jones que podía tomar el día— La cara de Christian es digna de fotografía, trato, realmente trato no reírme pero no puedo evitarlo.

—¿Le diste el día el libre? —Pregunta serio.

¡Santa mierda! Está molesto.

—Sí. ¿Estás molesto?

Sonríe tímido —No, la Sra. Jones lo merece. Pensándolo mejor, desviste darle el día libre a Taylor también.

—Créeme trate. Así que arriba Sr. Grey, primero un baño y luego te preparo el desayuno.

—El baño ¿Eh? —Hace un puchero y toma la fina sabana para taparse completo —No quiero bañarme.

De muy buen ánimo, Sr. Grey. Sonrío para mis adentros.

—Vamos Christian.

—Sólo si te bañas conmigo— Se descubre un poco el rostro y me guiña un ojo.

Me encanta.

—Está bien— Se muestra un poco más y se acerca peligroso a mí.

—Me gustas tanto, Anastasia— Se abalanza sobre mí y me empuja contra la cama. Antes de que me dé cuenta, me sujeta las dos muñecas con sus manos, me inmoviliza con las caderas. Pega sus labios a los míos y comienza a besarme. Gimo, lo que le permite aprovechar la ocasión para meterme la lengua y recorrerme la boca con pericia.

Yo te amaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora