Capítulo 7

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Anastasia.

No puedo creer lo que hice. Me atreví a besar a Christian de esa manera y lo empuje hacia mi ·mi piel se pone de gallina al recordarlo· Y sentí su erección, prácticamente estábamos teniendo sexo.
Tenía que hacer creíbles mis supuestos y jodidos sentimientos, si, es la única explicación ·¡JA! Si claro. Te encantó Ana, no te engañes· ·¡No! ¡Si! No sé· ¡Vamos subconsciente! El tipo es apuesto, hasta una morsa se daría cuenta de eso.

Se supone que yo sigo queriendo a José ¿no? No puedo olvidar dos años de relación en un abrir y cerrar de ojos. La vida de José sigue sin ser clara para mi, pero tiene que haber una explicación. Yo le creí cuando decía que me quería y que sus negocios no eran nada malo. Se veía tan sincero. Quizá soy una estúpida, si, eso es. Soy un tonta.

Christian. Christian. ¡Christian! Y ese maldito beso que fue tan bueno ·¿Ves? Te gustó· No había besado a nadie de esa forma, ni a José, el no permitía que nuestros besos durarán más de cinco segundos. Y con Christian fue... muy bueno, por eso me atreví a besarlo de nuevo. Quería probar que se sentía dar un beso así y me ha encantado ·Sí subconsciente, me encantó. Y ese es parte del motivo ¿no? Olvidar a José o morir en el intento· 

Carla me amenazó con contarle a Ray sobre José, sabe que yo no podría cargar en mi consciencia el matar a mi padre por mis acciones, no se si se atreva a decírselo pero no quiero arriesgarme. No puedo arriesgar el perder a mi papá.

Escucho que tocan la puerta sacándome de mis pensamientos. 

—¿Quién es?

—Soy yo Annie.

—Pasa papá.

—Cariño, me alegra que estés despierta— Me levanto de la cama y lo abrazo.

—Dígame Señor Steele, ¿que desea?—Digo con una enorme sonrisa.

—Quería hablar sobre Christian—Oh no! Ahora no· Suelto una risa nerviosa —Me alegra que tu y el sean novios,

—Igual a mi papá, aunque no nos conocemos mucho— Es cierto, no nos conocemos.

—El te quiere— Rio.

—¿Que dices Raymond? El no puede quererme tan pronto.

—Creo que esta enamorado de ti. Te ve de una forma única, no eches a la borda ese amor, hoy en día es raro ver a un chico enamorado y tu lo tienes— ¡Caray! Eso es extraño viniendo de Ray. El no suele hablar de amor.

—Te agrada Christian ¿no?

—Me agrada que te quiera, que sea educado, de buena familia y que tenga un futuro que ofrecerte—Me abraza y me da un beso en la frente —Descansa.

—Descansa, pá.

Y aquí otra maldita razón para seguir con esta farsa ¡Diablos!

_______

Christian

Esta noche saldré con mi hermosa novia. Quedé con Ana de pasarla a recoger a su casa e iremos a cenar al Escala, me dijo que quería conocer mi casa y estoy más que dispuesto en complacerla en todo lo que pida.

Al llegar a su casa me recibe su madre.

—Christian, buenas noches.

—Buenas noches.

—Ana bajará en un rato— Asiento con la cabeza —si me permites unas palabras.

—Adelante.

—Ray tiene problemas en la empresa y...— Se queda callada al ver que Ana viene bajando las escaleras —Prefiero continuar después. Que tengan una buena noche—Se despide.

Ana lleva un vestido azul, que muestra sus hombros y esas piernas perfectas. Se ve caliente, creo que no sabe lo que provoca con esa ropa y ese carita tan dulce e inocente que tiene.

—Hola preciosa— Se ruboriza.

—Señor Grey— Musita con nerviosismo. Me acerco y beso sus dulces labios, son de un rosa natural y carnosos.

—¿Nos vamos Señorita Steele?

—Por supuesto.

En todo el camino al apartamento está muy callada, no entiendo realmente. Pasó lo mismo cuando cenamos en su casa, se encerró en sus pensamientos y al final obtuve una tremenda satisfacción con esos besos. Espero que pase lo mismo hoy, o algo mucho mejor.


—¡Wow! Esto en realmente impresionante Christian— Admira con detenimiento mi casa.

—Lo es— Musito con orgullo —¿Quieres un poco de vino?

—Por favor— Reviso en el frigorífico y encuentro una botella de bollinger, lo vierto en un copa y se la doy a Ana.

—Gracias...así que, ¿vives sólo?

—Si y con las personas de servicio—Deja la copa en la mesilla que esta a lado y se acerca a mi.

—Quiero saber más de ti— Me da una sonrisa. Es tan hermosa.

—Christian Grey, 27 años, hijo de Grace Trevelyan-Grey. Tengo una hermana menor, Mia. Dirijo una empresa y estoy completamente embobado con una mujer que en este momento esta frente a mi— Creo que tengo una sonrisa tonta en la cara y ella se ruboriza y se muerde ese delicado labio  —Háblame de ti, nena.

—Anastasia Steele, 23 años, ya sabes quienes son mis padres. Y yo no dirijo una empresa—Parece triste, ¡vaya! Cambia muy rápido de ánimo.

—¿Te sientes bien Ana? Si quieres puedo llevarte a casa— ofrezco.

—No Christian, estoy bien aquí. Deberíamos cenar.

Nos sentamos en la mesa que la Señora Jones preparó para nosotros y disfrutamos de la cena. Tenemos una charla acerca de las cosas que nos gustan y descubrimos que tenemos muchas cosas en común. Cuando terminamos Ana me pide que le muestre mi casa. Le muestro gran parte y al final dejó mi habitación.

—Tu habitación es muy tú.

—¿Muy yo?—Digo alzando las cejas.

—Si ya sabes, muy sencilla y elegante.

—¡Oh! ¿Soy sencillo? ¿Debo tomarlo como un cumplido? Porque me siento ofendido— Digo con diversión. Ana se acerca a la ventana que va del piso al techo.

—Tienes una gran vista aquí.

—Es la vista más hermosa— Susurro, acercándome por detrás y envolviendo mis brazos en su cintura. Coloco un beso en su hombro y ella se estremece.

—No, no debes sentirte ofendido, es un cumplido— Responde con la respiración acelerada a mi pregunta.

—Anastasia—Murmuro en la parte de atrás de su oreja y veo como su piel se pone de gallina.

—Christian— Se retuerce de modo que su trasero golpea mi erección y pone su cabeza en mi hombro. Tiene los ojos cerrados.

—Te deseo tanto— Y empiezo a morder el lóbulo de su oreja. Se escapa de mi agarre y se da la vuelta para encararme.

—Christian creo que debería volver a casa—Parece disgustada.

—Quédate un rato más.

—No. Es hora que me lleves a mi casa.

—Ana, si estas enfadada por lo que dije, no te pediré perdón porque realmente te deseo.

—Me lo imagino. Ahora llévame a casa— ·¿que le pasa? Nunca había lidiado con una mujer así·

—Tienes razón, es hora que vuelvas.

No me daré por vencido nena. Serás mía·

Yo te amaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora