Al llegar a la central con mis cosas, tome el ascensor hasta mi área.
Las mujeres no pueden tener trabajos como estos por qué es peligroso o por qué se pueden hacer daño, la verdad agradezco mucho que las cuiden tanto, pero me molesta que nos crean incapaz de muchas cosas.
Por eso cuando llegue aquí, a mi puesto y rango, algunos me tienen respeto y yo por igual, por qué se lo difícil que es llegar hasta aquí y soy la única mujer lo ha logrado ser capitana, las demás son doctoras, secretarias, hackers, cocineras, o forman parte de algunos de los edificios.
Pero para mí nada es imposible, así como tampoco lo fue para aquellas que están aquí.
Al caminar por los pasillos todos me miran, por lo que puedo saber, es que son nuevas personas.
A los que reconozco los saludos y otros me dan la bienvenida.
Al estar apunto de entrar a mi área un hombre se interpone en mi camino.
Lo miro sin ninguna expresión.
A veces es mejor no mostrar lo que sientes, para que nunca encuentren tu punto débil o de quiebre y lo usen a su favor para destruirte.
—No puede pasar por este camino ni adentrarse en esta área —Dice con voz severa. Yo solo alzó una ceja en su dirección.
—¿Por que lo dices? —Le pregunté con voz Gélida.
—Esta área es exclusiva y está prohibido el paso —Lo mire con aburrimiento.
—Esta. Es.. Mi. área.— Le aclare— Puedes retirarte. No se quién fue que te coloco aquí de guardia, pero si fue el señor Oliver Mckenna, le puedes decir que lo agradezco mucho— dije.
—Tu, ¿una mujer? —Me pregunto yo asentí— ¿Cuántos años tienes?—cuestionó.
—Aquí no estamos para estar cuestionando si eres hombre o mujer para pertenecer a esta área, y mi edad no te importa de momento, con permiso—Cuando me iba a adentrar en el pasillo sostuvo mi antebrazo con fuerza, ahogue un quejido.
¿Por qué les encanta tanto, tocarme o sujetarme?.
—No te vas a adentrar ahí, a lo mejor eres una puta que está buscando atención del hombre que trabaja en esa área—dijo mirándome con asco.
Me zafé de su agarre y le doble el brazo hasta que escuche su hueso romperse y escuché su grito.
No me gusta que me toquen, a menos que conozca a esa persona, y tampoco acepto a desconocidos querer venir con derechos que no le corresponden, tampoco que me traten de puta.
A los únicos que les permito hablarme así es a Lukas, Rebecca y Jane por qué lo hacen a broma y picardía. Franco y James nunca me han llamado así y no lo harán de eso estoy segura.
—Lo de tu brazo fue por tocarme —dije con sorna y se que mis ojos están oscurecidos por qué está muy intimidado —Y para yo adentrarme en esta área, no necesito ser la maldita puta de nadie, por qué esto —Señale el gran pasillo —Es mío y lo obtuve con mucho esfuerzo y inteligencia, sudor y dolores de cabeza. — Lo mire a los ojos pero rehuyó de mi mirada por lo que sostuve su mentón, sonreí por qué está bañado en lágrimas, por lo que le susurré al oído: —Agradece que te dejare vivo para que aprendas a no juzgar a las mujeres y dejes tu estúpido machismo. No todas necesitamos de la atención de un hombre que esté en un rango algo... importante por decirlo así —dije— Por que si me lo propongo, puedo hacer que hasta el mismo demonio caiga bajo mis encantos y no necesito ser su puta personal.
Lo solté y le mire dediqué mi peor mirada por qué gimió asustado.—»No quiero que hagas guardia en mi área, no soporto ver a seres desagradables cerca de mi.
Me adentre al lugar, se que algunas personas vieron lo que pasó por qué las escucho murmurar de miedo y criticar mi vocabulario.
¿Qué no me preocupa intimidar a los hombres?
Por supuesto que no me preocupa intimidar a los hombres. El tipo de hombre que se sentirá intimidado por mí es exactamente el tipo de hombre que no me interesa.
Camino por los tantos pasillos de mi ala y veo la característica pared y sonrió estoy en mi lugar favorito.
Coloco la palma de mi mano en la pared y aparece una luz que la escanea de arriba/abajo y luego coloco la contraseña y pinchar mi dedo.
Me dentro al lugar cuando la pared ilustrativa desaparece y me deja ver la de cristal las puertas se abren y me adentro.
—Bienvenida señorita Adaria—Escucho la voz de mi Androide.
—Gracias Tina —Respondí —Te he echado de menos— sonreí.
—Su presencia hacía mucha falta aquí en el laboratorio señorita—Yo asentí mientras ella se hace a un lado y coloco la contraseña para adentrarme a mi hogar.
Mi ala es diferente, pues lo demás solo son oficinas y oficinas.
Lo mío es una oficina con paredes de cristal que dan vista al exterior y puedo ver los demás edificios, aparte de eso adentro de mi oficina hay un laboratorio, un cuarto médico, Una gran biblioteca, mi cuarto de baile, y mi puerta la cual detrás de esta hay una sala-cocina con vista a la ciudad, y mi habitación está en el otro lado de la sala en otra puerta, el lugar es como un departamento pero secreto.
Me adentro en mi habitación y la contempló está limpia y ordenada como la dejé.
Desempaco todo y me doy una ducha.
Ya en la noche solo contemplé la vista de la noche desde los grandes ventanales.
Suspire y me fui a descansar.
Mañana será otro día .
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Amor sangriento (Compatibles) Libro:#1
Science FictionAdaria es una chica de veintidós años con un pasado un poco doloroso, su intención en primera instancia es salvar a su hermana. Luego de cumplir esto conoce a sus compatibles quienes hacen que esa fría máscara caiga y revele lo que ella verdaderamen...