Narra: Adaria
Llegué a la central, entré a mi oficina, buscando rápidamente mi bolso entre el pequeño desorden del escritorio.
Con cuidado saqué la caja de cristal que contenía la araña, una pieza delicada y fascinante. Había que admitirlo.
A medida que la observaba detenidamente, me aseguré de que no estuviera activada, consciente de sus capacidades intrincadas y potencialmente peligrosas.
La tomé entre mis manos con cautela y me acerqué a mi computador, determinada a penetrar su sistema de control.
Necesitaba desesperadamente descubrir su fuente de adquisiciones y las personas bajo su influencia.
Mis primeros intentos de acceso resultaron infructuosos; páginas fantasmas y protocolos de seguridad obstaculizaban cada movimiento. Sin una contraseña o información sobre su origen, el hackeo parecía imposible.
Enfrascada en mi tarea, una pequeña luz azul parpadeó cerca de la puerta de entrada, indicando la presencia de alguien afuera solicitando ingreso.
Me sorprendió, ya que pocas personas conocían la ubicación exacta de mi área.
Confundida pero alerta, me acerqué a la puerta y permití la entrada, preparada para enfrentarme a quienquiera que fuera el visitante inesperado.
Al abrir la puerta, mi sorpresa se convirtió en asombro al ver a...
Ian.
—¿Qué haces aquí?, ¿y cómo sabes que está es mi área de trabajo?—Pregunté cerrando la puerta dándole una mirada de soslayo.
—Vine a ayudar, y la ubicación de tu área me la ha dado alguien, cuyo nombre no puedo decir.—respondió acercándose a la kornex z pero lo detuve.
Lo tome del cuello de la camiseta y lo lleve contra una pared para luego proceder desgarrando su camiseta con mi navaja. Me fijé en su torso desnudo viendo que no había nada que lo mantenga bajo su control.
Cuando vi lo que quería lo solté dándole la espalda caminando de vuelta a la mesa donde estaba la kornex z.
—¿Porque hiciste eso?—preguntó aún con frialdad detrás de mí.
—Para asegurarme de qué no tuvieras otra de estás—Señalé la pequeña araña.
—Bien...tengo una pregunta—alcé una ceja en su dirección confundida porque entable una conversación conmigo cuando él es demasiado frío.
—¿Qué?—Seguí con mis cosas en la computadora.
—¿Qué fue lo que pasó anteriormente en casa?—Me preguntó mirándome fijamente sus ojos azules como el hielo examinando a detalle mi rostro.
—Nada interesante, solo...—¿Debería decirle?—solo...no me gustó el que me hayan puesto una inyección sin yo estar consciente, solo eso.
«Para el colmo estaba bajo el control de la araña por lo que no me cabe duda de que había conseguido algún líquido y lo intercambio lo que me sentir fuera de sí en cuanto me di cuenta...«
—Podrías..—lo interrumpí.
—Dejemos el tema, ya no tiene importancia, lo que pasó ya pasó—Le di una mirada fugaz y seguí buscando la forma de adentrarme al sistema.
Error, error, error. Cerré el computador tirando de mi cabello.
—Vamonos...—Habló tomando la kornex z dentro de la caja de cristal para luego meterla en mi bolso.
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Amor sangriento (Compatibles) Libro:#1
Science-FictionAdaria es una chica de veintidós años con un pasado un poco doloroso, su intención en primera instancia es salvar a su hermana. Luego de cumplir esto conoce a sus compatibles quienes hacen que esa fría máscara caiga y revele lo que ella verdaderamen...