Ahora mismo me dirijo a la oficina de máximo, molesta porque me haya ordenado las cosas como general.
Pero, se porque lo ha hecho. Están celosos.
Sabia que me estaban mirando desde la baranda y no me importó, aunque todo lo que hice fue actuado.
Nadie los manda dejar que su supuesta “socia" le ponga las manos a algo que no es de ella. Porque ellos son míos.
Aunque eso se escucha muy posesivo de mi parte.
Joder, ¿Que me pasa?.
Bueno, tengo derecho a cuidar lo que es mío, ¿no?.
Es mejor alejar las víboras de donde no deben estar.
Incluso hacerles entender, quienes tienen dueños.
Sonreí por mis pensamientos.
Me adentre a la oficina de máximo sin tocar y lo vi sentado detrás de su escritorio, el ambiente estaba tensó, tenía la mandíbula tensa y apretaba las manos en puños.
—Cierra la puerta—Ordenó máximo.
Le mire con una ceja enarcada y cerré la puerta por la mirada que me dedicó.
—No me mires así—hablé mirándole mil veces peor.
Relajo su expresión.
—¿Qué hacías con él?—Cuestionó Alexandre detrás de mí haciendo que diera un pequeño respingo.
—Es mi socio, ¿que crees que hacen los socios?—sonreí—Respondanme ustedes, ya que ustedes deben de saberlo perfectamente, ¿no?
Alexandre me acorraló contra la pared.
—Adaria...—pronunció entre dientes.
—Alexandre...—Respondi de la misma manera.
—No te vuelvas a acercar a él.—Dijo molestó.
—¿Que pasa?, ¿no les gusta que me acerque a él?—pregunté para molestarlos.
—No nos gusta que toquen lo que es nuestro.—habló máximo a mi lado.
Ni me había dado cuenta en que momento se acercó.
—Pues lo mismo, a mi no me gusta que toquen lo que es mío, y ustedes dejaron que ella los toqué.—susurré.
—Luego nos alejamos.—dijo Alexandre.
—Porqué me vieron.
—No dejaremos que ella nos toque, le pondremos un alto y tú harás lo mismo con él.—propuso.
—Me parece bien.—admití—Ya que hemos acordado en eso, me retiro.
Me salí de su agarré, pero máximo fue más rápido que me tomo de la cintura posesivamente.
—No tan rápido, querida.—Me detuvo.
—Tú tendrás tu castigo—Susurró Alexandre en mi oído dejando un beso en mi cuello haciendo que me estremeciera.
—No soy una niña a la cual castigar—remarqué.
—Lo sabemos, no te vamos a castigar como a una niña, si no, como nuestra mujer—dijo lentamente paseando sus dedos por mi mandíbula hasta pasarla por mi cuello y siguió por el resto de mi cuerpo hasta detenerse en mis caderas.
—Sueñas—reí mientras le miraba.
—¿Nos estas retando?—Cuestionó máximo en mi cuello mientras mordía este y me estremecí nuevamente.
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Amor sangriento (Compatibles) Libro:#1
Science FictionAdaria es una chica de veintidós años con un pasado un poco doloroso, su intención en primera instancia es salvar a su hermana. Luego de cumplir esto conoce a sus compatibles quienes hacen que esa fría máscara caiga y revele lo que ella verdaderamen...