4/03/2004

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(Gerard)

Tenía la impresión del tipo de chico que era Frank, digo, en prinicio éramos muy similares, y viendo lo que hizo recién, me asusta un poco ahora. Yo siempre he sido bastante callado, aunque no me hacía mayor problema con eso, a veces tenía la compañía de mi herano, Michael, y con eso bastaba. Es cierto que nos llevábamos ya ciertos años y que nuestras cosas (nuestros gustos) no se parecían en lo absoluto. Yo dibujo, Mikes es el favorito; yo escucho música en mis tiempos libres, Mikes mira videos de la web. Y él siempre ha estado soportando a mi madre, yo aún no lo comprendo, o es que acaso es masoquista, porque el estar al lado de una persona tan irritable la mayor parte del tiempo es digno de admirar.No, no odiaba a mi hermano, pero podía notar las diferencias, las veces que nos comparaba, toda la injusticia en mi madre. Por eso también, no solía contarle a mi hermano sobre mis problemas, las cosas que me mantenían ocupado o las veces que me quedaba paralizado cada vez que ella gritaba porque no encontraba algo, o porque las cosas no le salieron bien.

Muchas veces me sentaba, fingía que estaba viendo el teléfono y me quedaba quieto sin razón alguna. Bueno, tal vez si había una razón: miedo. Tenía miedo de que me encontraran haciendo cualquier otra cosa. En ocasiones me ponía a limpiar mi habitación, solo por ansiedad.Sea como fuera, mi familia nunca ha sido algo que alguien pudiera envidiar; mis vecinos ya sospechaban de lo mal que iba ahí. Mi madre me echaba la culpa de no tener amigos por mi forma de vestir, o por mis preferencias sexuales, porque sí, pese a nunca haber tenido pareja, era evidente. Soy homosexual, y no me arrepiento pero tampoco siento orgullo, es solo algo que dentro de un mundo de probabilidades, pasó. No me gusta sobrepensar las cosas aunqe a veces termino haciéndolo, y muy seguido. Odiaba las contradicciones, y a su vez no podía dejar de usarlas.Pasó un tiempo hasta que por fin me comuniqué con alguien. Y ese era Frank. No tardé en notar las similitudes que teníamos, los mismos gustos musicales, las cosas que nos guardábamos. Poco a poco, la confianza fue creciendo, comenzamos a hablar seguido hasta intercambiar números, cosas demasiado predecibles, que de hecho me gustaban. Me gustaba mucho al fin tener un amigo.

Las escenas más cotidianas, como el receso, y los tiempos libres cuando el profesor si iba del salón se volvieron puntos clave para reforzar nuestra relación. Frank siempre estuvo interesado en tocar la guitarra, pero me comentó que sus padres nunca, en la vida, le comprarían una. Y si se le ocurría trabajar para conseguir una, terminarían vendiéndola o deshaciéndose de ella. Así de crudas eran las cosas por allá. Por eso solo podía ser libre cuando estaba a conmigo, y pasaba lo mismo conmigo.

Mikes tenía su vida por otra parte, yo era un niño de trece años, él tenía nueve, por lo que todavía estaba en la primaria y es increíble como una madre puede comparar a sus hijos con una diferencia de edad, pues... considerable. Él no sabía lo que significaba ser homosexual, y mamá me había regañado muchas veces por banalidades como tener comportamientos más "femeninos", o porque a veces agarraba su maquillaje y lo usaba. 

Pero en fin, volviendo a Frank. Su voz denotaba esa timidez tan propia de su persona, hacía que cada cierto tiempo tuviera temblores, y esto iba acompañado de miradas desesperadas que no iban a ningun punto en particular. A menudo ocultaba las heridas que su padre le hacía, usaba mangas largas y abrigos en pleno verano, solo para ocultar aquellas marcas.

}y así pasaron cuatro largos años, que dentro de nuestras casas se sintió como una eternidad, pero volaba cuando estábamos solo los dos. En algún momento una niña se me acercó y noté que en verdad era una pesona maravillosa, su nombre es Lindsey. Bastante inteligente, creativa, y con ganas de hacer reír a todos, no juzgaba ni discriminaba, ella quería que todos, en absoluto, todos fueramos sus amigos. Logró hacerlo conmigo, y pese a nuestras evidentes diferencias, se las arregló para volverse mi mejor amiga.

Con Frank las cosas fueron distintas.

Él se mostraba reacio cuando ella le dirigía la palabra. Y por más que Frank la ignorara y le dijera que 'lo dejara en paz', Lindsey nunca dejó de insistir. No hacía falta ser un genio para notar que ella estaba desarrollando sentimientos hacia mí, podía notarlo y estaba seguro de que Frank también lo hacía, sabía que probablemente le gustaba a él también, pero que no se atrevía a decirme nada por su timidez, y yo, tampoco podía decir nada. Por la misma razón.

Su actitud seguía siendo tranquila, lo que sí noté fue cómo de a pocos se fue alejando de mí, tal vez desde que me comencé a juntar con Lindsey, la verdad yo no me di cuenta, pero, ¿acaso no tengo derecho de estar con quien quiera? Y ni siquiera estaba enamorado de ella, él lo sabía, yo soy gay, y si tenía que gritarlo a todo pulmón para que entendiera (me hubiera muerto de la vergüenza), pero lo haría. Por sus celos incontrolables, hizo que tomara una pausa a la relación.

Volviendo a la realidad, no había un escape para mí. Miré horrorizado a Frank y éste sonrió cínico. Dentro podía ver sus traumas carcoméndolo, esta vez, estaban hambrientos. Terminaron de devorarlo.

―Debo agradecer a Frank por presentarme contigo ―suspiró―. Él habría hecho lo imposible para defenderte.

Luego volvió a soltar una carcajada, yo con los ojos petrificados, más abiertos que la luna llena, tal vez podía verse el reflejo de toda la habitación, o quizás estaba enloqueciendo y todo era un sueño.

―Conozco a Frank ―comencé a seguirle el juego, ya lo tenía todo perdido, así que cualquier cosa que hiciera valía―. Tienes razón, Frank habría luchado por encararte, él no se dejaría vencer tan rápido.

―¡Frank es un ignorante! No sabe en lo que se mete, y el muy imbécil piensa que lo estoy ayudando ―comenzó a acercarse, demasiado cerca para mi gusto, estábamos a centímetros de juntar nuestros rostros―. Quiero destruirlo, nació cobarde y morirá igual, personas así no merecen vivir.

Y en ese momento, se me ocurrio algo muy idiota, que en verdad no creí que funcionaría, porque no sabía si en realidad hablaba con Frank o había algo más, si esto era un plan que vio en una película de terror, o similar, pero hablé:

―¡Frank es mucho más fuerte que tú! ¡Estás temblando del miedo porque está detrás tuyo!

Y después, empezó el caos.

My traumatic romance | FRERARDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora