(Frank)
―¡Te vas a la mierda! ¡¿Esto es lo que le enseñas a tu hijo?!
Uno, dos...
―¡También es tuyo! ¡Eres una loca, maldita perra!
...tres, cuatro.
Y un suspiro abandonando mis labios. Rogando a Dios para poder escapar, o que me lleve con él. Oh, Señor, escúchame... perdona nuestras ofensas. No sabemos cuándo nos iremos de este mundo, no tenemos idea de lo que pasará con nosotros y aún así, nos lo tomamos tan a la ligera. Reímos, lloramos y dejamos de lado las cosas que nos asustan, pues nos repudian y odiamos cargar con ellas. ¿Qué sucede cuando no hay escapatoria? Cuando las lágrimas no son suficientes para desahogar las penas y el temor. Cómo deseo tener a Gerard cerca.
Pero no soy un idiota, al menos, no del todo. Sé que algún día se cansará de mí. Todos lo han hecho ya, mis padres primero. Después, yo también me cansaría de esperar y terminaría colgado. Solo Dios sabe mi destino, ojalá pudiera escucharme pronto. Porque tengo miedo. Y ya no sé qué hacer. Un jarrón rompiéndose contra el piso, agua exparcida, un grito, un llanto. Casi al instante vi los ojos de mi padre, cargados de ira y alcohol barato, rojos. Podía ver sus pupilas dilatadas centradas en mí, como si apuntara con un arma, con puño en mano.
Por estar de metiche, terminé botando un jarrón, con las plantas marchitas y el agua contaminada. Estaba claro que para ese entonces debía superar la velocidad de la luz aun así fuese imposible. No había mucho que pudiera hacer, tan solo correr dentro de mi habitación y saltar por la ventana, porque en seguida, Cheech comenzó a perseguirme. Parecía un ladrón huyendo de la policía. Mi delito: espiar a mis padres discutiendo y romper un jarrón que ni siquiera combinaba en el pasillo. Ya estaba bastante adolorido por los golpes y las caídas anteriores. Pero si no quería acumular más, entonces debía huir.
Salté por la ventana entonces, a lo lejos podía escuchar a mi madre, haciendo el mínimo esfuerzo para detener a su esposo. Creo que al final solo le importaba que los vecinos no nos escucharan. Muy tarde mamá, estamos en boca de todos. Tropecé con unas piedras, filosas, al final terminé raspandome el trasero y seguramente salía una cantidad de sangre considerable. Prefería eso a cualquier otra cosa que mi padre lograra hacer. Al caer, no tardé más de un segundo en levantarme, el panorama era algo así:
Frank cayendo de la ventana de su habitación, luego chocándose con una inmensa cantidad de rocas, lastimándose y cayendo, haciendo que los vecinos de la zona se acerquen a ayudarme. Ah, pero en cuanto aparecía mi padre, todos volvían a sus asuntos. Nadie, ni siquiera la policía local quería meterse con un hombre tan temido. Cobardes, diría, pero luego me di cuenta de que el mayor cobarde era yo al no hacer nada al respecto. Entonces, ¿para qué juzgar, si al final todos terminamos perdiendo? No me detuve a pensar más, lo siguiente parecía ir en cámara lenta. Corriendo por mi supervivencia y mi padre saliendo por la puerta principal, con una velocidad mucho mayor a la mía.
Bueno, el ser de baja estatura tenía ciertas ventajas. Podía escabullirme en el mercadillo y con la vista de todos sobre él, dejaría de seguirme. Para mi fortuna, esta vez pasó, y suspiré aliviado cuando hice que una señora tropezara a causa de mi huida. Aquella que lucía molesta en un principio pero luego me reconoció y calló. Y aunque yo no la conocía, ella sí a mí. Todos me conocían, de alguna u otra manera, solo sabían que era yo.
Seguí mi camino en busca de mi salvación. Al salir del mercadillo me topé con más zonas de mala muerte, de las que mi barrio estaba plagada. Intenté no juzgar a las personas por su apariencia, pero no cualquiera porta armas y las lleva a todos lados, como si fuese una cartera. Creo que nunca les parecí un sujeto atractivo, y en teoría era bueno, otras veces me daba igual si las personas de estas zonas me veían. Sacudí mi cabeza intentando calmar mis pensamientos, Gerard vivía en una zona (solo un poco) mejor que la mía. Venga, había un bendito parque cerca y por más pequeño que fuera y pese a tener los bancos y los juegos oxidados, era mi paraíso.
Era mi escape.
Gerard... si algún día llegara a morir, ¿se acordaría de mí?, ¿habré sido suficiente para este mundo? ¿Acaso tengo algún propósito para cumplir? Por momentos volvía a correr, olvidando que el monstruo había dejado de perseguirme. Además, estaba cansado, digamos que no hacía mucho ejercicio. No había mucho que admirar en el paisaje. Un clima húmedo, con plagas de insectos y una que otra rata paseando, el pavimento con hoyos, las casas sin terminar. Era un escenario común.
Demasiado para mi gusto.
Al llegar a su casa, intenté verme lo más presentable posible, cosa que no iba a pasar ni en juego por todos los moratones alrededor de mi cuerpo, que intenté cubrir con ropas largas y holgadas, robando un poco del maquillaje de mi madre y una mascarilla que le saqueé a un viejito que vendía en silla de ruedas. Quise sentirme mal por aprovecharme de eso, sin embargo, esto es de lo que se viven en la zona baja. Una ley apestosa, a la que le rendí tributo. No porque quería, no tenía otra opción. Gerard ya lo sabía, pero su madre, no... No había forma de que ella viera mi labio partido.
Toqué el timbre, con toques oxidados y la puerta queriéndose resquebrajar. Luego llamé a la puerta y después de esperar casi veinte minutos, la puerta se abrió, revelando a una versión pequeña de Gerard con los cabellos castaños, lentes y un físico demasiado marcado para su edad. Me sorprende la disciplina de ese niño, la constancia que le dedica al deporte es increíble. Saludó lo más neutral posible con lenguaje de niños de primaria actual (ese que está de moda entre los de su edad y del que yo estaba tan desactualizado), me invitó a pasar y me dijo que tomara asiento en la sala.
Sí, porque seguro su madre estaba en pijama todavía.
Esperé un momento más y por fin pude ver a Gerard, con un rostro apagado. Aclaro que esta expresión apareció en él cuando me vió, seguro que le daba lástima.
Y para qué mentir, de todas formas daba pena.
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My traumatic romance | FRERARD
FanfictionDebatiendo... entre la realidad y la ficción. La personificación del trauma. TRIGGER WARNING: Temas sensibles relacionados con: -Sustancias ilícitas -Abuso infantil -Abuso físico/psicológico -Abuso sexual -Salud mental -Violencia física Si eres una...