25/03/2004

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Trigger warning: temas sensibles: autolesiones

(Frank)

No entiendo cuál es el propósito de mi madre con quitarme el celular. Lo más probable era que se centrara y revisara cada uno de los chats en búsqueda de algún contacto desconocido. Venga, que al fin y al cabo era un tipo solitario que encima había perdido a su mejor amigo. Tampoco sé a qué venía todo ese reproche, la charla que me vino encima de mi madre la drogadicta, acerca de no drogarse. No es como si ella diera el claro ejemplo, aunque claro, "el que un asesino te aconseje no matar, no lo hace menos válido". Me regañaba por haberme convencido de eso durante tanto tiempo, quería pensar que todo lo que me pasaba alrededor era una especie de castigo hacia mi familia, como esos que pasan de una generación a otra.

Otro de sus castigos no físicos fue el dejarme encerrado en mi habitación durante días, con la ventana bloqueada por tablas de madera, algo improvisado pero demasiado fuerte como para que pudiera quitarlas por mí mismo. No había luz que llegara a mi habitación, la luz se iba y venía, así que tuve que improvisar y al no tener la linterna de mi celular, traté de no abandonar mi cama. Por otro lado, la misma cama era el origen de mi trauma más reciente, así que evitaría sentirme juzgado por orinarme en el colchón. Ya ni siquiera me importaba el olor desagradable que dejaba en las sábanas, porque mi padre había dejado de entrar por las noches durante esos días, fue lo único que le pude agradecer a mi madre: mantenerme lejos del monstruo.

No se lo haría saber, el dejarme huevos medio crudos y desabridos por la ranura de la puerta no era sinonimo de cuidado, o responsabilidad. Estaba preso en mi propia habitación, pero eso ya pasaba desde siempre, ¿verdad? Me volví invisible, estaba seguro de que nadie me notó en la escuela, mis compañeros y mis maestros, nadie se preguntaba por mí y si lo hacía, preferían callar porque sabía de mi situación. ¿y quién no? Todos temen al escuchar el nombre de mi padre, y para colmo lo heredé yo. No hace falta que me lo digan, repito, soy solo un problema para ellos.

Llegué a pensar que me quedaría encerrado ahí por siempre, incluso me cortaron el agua de la llave, quizás terminaría podrido o fusionándome con la ropa que llevo puesto. Solo por precausión, decidí quitármela, ahora daba igual si me quedaba desnudo en mi habitación porque nadie estaría ahí para vigilarme. Sé que en parte debería calmarme, porque mi padre no estaba ahí asechándome, de esa me había salvado..., sin embargo, ¿qué pasaba si nunca volvía a ver la luz del día? Que aunque admito que es algo molesta, tampoco quería dejarla de ver.

Si ni siquiera podía ver mis manos en pleno día, claro que perdí la noción del tiempo. Era como haber tenido un mal viaje (y eso, que solo había tenido uno). Llegó un momento en el que dejé de suplicar para que me sacaran, que me liberaran..., y no es que haya perdido la esperanza en sí, solo estaba agotado, y, ¿realmente tenía algún sentido estar afuera? Si lo comparaba a mis últimos años de vida, podía sacarle sus beneficios a estar encerrado en cuatro paredes, incluso si no había luz o agua. ¡Ya nadie me pegaba, no había golpes! Y la soledad era algo a lo que aprendí a acostumbrarme. En algín momento se olvidaron de mi existencia o asumieron mi muerte porque no había comido en un buen tiempo y me cansé de vomitar en el excusado. Ya no gritaba, ni siquiera un sollozo salía de mí.

Y noté una peste moribunda rebozando en el cuarto. Era yo, no tenía otra explicación, entre fluidos corporales, mi carne deshaciéndose y la sudoración que sentía por las noches, creaba esa sensación de estar conviviendo con un cadáver. O tal vez yo era uno. Solo había una manera de comprobarlo: busqué entre mis cajones repletos de ropa apestosa, sentía la biscosidad recorrer las yemas de mis dedos, hasta toparme con algo filudo. Un cúter, no sabía qué estaba haciéndo ahí, aunque por algún motivo lo recordé y eso fue suficiente. 

Ya no me quedaría a pensar en qué está bien hacer o que no, encontrarle sentido a las cosas es tan absurdo como una pérdida total del tiempo, de energía y pensamientos. Tomé la herramienta entre mis dedos y localicé mi muñeca. Comencé a cortar suave, sin saber muy bien qué esperar. al no sentir demasiado dolor, profundicé la herida, y creo haberme topado con una vena, porque el sangrado parecía una tubería rota por la cual se escapaba el agua. Solté un grito, no tan prolongado pero sí muy agudo, no reconocí mi voz. Tapé la herida con todo lo que encontré a mi alrededor: ropa y más ropa. Atándolo con fuerza para evitar un sangrado mayor, supe de inmediato que se iba a infectar.

Podría volverse amarillo, o verde, o negro y así perdería la mano. ¿Para qué la necesitaba? No era necesaria en absoluto para sobrevivir, la gente se complica mucho al tener que trabajar cuando simplemente puede quedarse en sus casas, no necesitan mucho para mantenerse respirando. ¿Acaso ese no es el propósito de la existencia? Díganme que soy un genio, recibiré elogios y a cambio responderé con mi sabiduría. Álcenme hasta los cielos para estar más cerca de mi existencia, la verdadera respuesta que esperaban.

No sé en qué momento me desmayé, pues la ropa no sirvió para evitar que me desangrara y hacerme ver como el psicópata en el que probablemente me convertiría. Si llega a ser así, aquí tienen mi palabra, de que no fue mi intención.

El mundo es una mierda.

La vida lo es.

Y la forma en la que la pintan, es macabra.

Escuché unos golpes en mi puerta, la voz de mi madre preguntando por mí, seguro se acordó que tenía un hijo moribundo y venía a arreglar las cosas con gajos de mandarina seca, o algúna sobra que encontró en el frigider. Yo no pude responder, puedo asegurar de que, si hubiera luz a mi alrededor, todo estaría borroso, opacado.

Y después todo negro, escuché un grito aturdidor, un estruendo, un rayo que deja sordo al desprevenido. Por esta razón no escuchaba música tan fuerte, no podía con todo lo que vivía. Aunque, bueno, tal parece que todo está llegando a su fin.

My traumatic romance | FRERARDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora