(Frank)
Frío, demasiado para que se esfume con una sola manta, la única que tenía disponible. Ya las siete de la noche y a nadie se le ocurría encender las luces, bueno, tampoco es que me importara. Las farolas de la calle alumbraban por la ventana, y esa era luz suficiente para acostarme y escuchar música, repasando los planes que tenía para escapar de casa. Cosa que nunca terminaba haciendo por miedo. Era cierto que estar en casa aterraba, era el lugar menos seguro, pero si quería mantenerme con vida debía comer, y aunque me desagrade el pan duro de todas las mañanas, ese mismo al que mamá le quita la parte verdosa con moho; era lo que hacía que no me muera del hambre.
Por otro lado, Gerard me había estado ayudando llevando algo de comida extra para compartirme, a este punto iba a pesar cuarenta kilos, y es de creerse, pues al verme al espejo podía contar mis costillas. Prefería no pasar por ahí. Por ahora, me mantenía pensativo, las cosas comunes que pasaban por mi mente eran casi infinitas e iban de lo más simple a cosas que en la vida pasarían, por pura lógica, o bien porque mi realidad no me lo permitiría.
Primero estaban los pensamientos realistas: estos consistían en un plan, y era contactarme con la policia o cualquier autoridad para escapar. Pero luego venía la incertidumbre, ¿era realmente necesario?, ¿seguro? No sabía cuánto demorarían en caso de avisarles, ¿qué si mis padres se enteraban antes de que pudiera huir? ¿Y si las autoridades no hacían nada más que de la vista gorda, como siempre? Era algo de esperarse, los robos, secuestros, asesinatos... Incluso una vez presencié cuando un hombre le disparó a un estudiante, un poco mayor que yo, por quererle robar su mochila. Vi cómo su cuerpo se desplomaba, el sonido que hizo al chocar con el piso, la sangre derramada y luego, los gritos de terror que la gente soltó. Nadie se hizo cargo de él, la gente solo pasaba de curiosa, cuchicheaba, pero nadie se mostró apenado por la escena.
Y lamento decir que, pese a impactarme, no conocía al tipo, tampoco quería arriesgarme a pasar por ahí. Entonces, era la calle o mi casa. Y si me daban elegir, prefería meterme en mis pensamientos fantasiosos.
Los que cruzan el límite de la realidad, mi mundo imaginario. Estos pensamientos era también repetitivos, consistían en cosas que nunca pasarían, como por ejemplo, que una persona decida adoptarme (pese a tener quince años, nadie quiere a un adolescente problemático). Esa persona sería amable y tendría una familia decente, podría estudiar tranquilo, hacer la vida social que tanto añoraba, y hasta tener paseos familiares. Cosa que envidio de los vecinos, ellos siempre encuentran tiempo libre para pasarlo en familia.
Yo no tengo nada, no hay más opciones.
Depués estaba un último pensamiento fantaseoso, pero que decidí apartarlo por su rara naturaleza. Y simplemente se trataba de Gerard. No podía pasar mucho tiempo sin pensar en él, de hecho pienso que la unica razón por la que sonrío es su existencia. Solo pensarlo, hacía que todo se volviera más liviano. Él podía entenderme, solo en él podía confiar, pero luego estaban mis miedos: tampoco quería agobiarlo, o me abandonaría. Estaba seguro de que si lo hacía, él podría seguir con su vida normal, porque al parecer ser asocial no le afectaba tanto como a mí, pero yo... Oh, de ser por mí moriría de la forma más trágica posible, tal vez colgado del ventilador o de sobredosis. O quizás decidiría saltar a las vías de un tren luego de haberme tragado varias pastillas para dormir.
Siempre tenía que buscar algo trágico, y no sé, esa era otra parte de mis pensamientos. Los oscuros, aquellos que venían repentinas veces, sin avisar. Los detestaba, pero una vez que los tenía, ya no podía parar. Pensaba a menudo en la muerte y su significado, que para mí, cada vez tenía menos sentido. ¿Qué es muerte y qué es vida?, ¿y por qué hay tanta diferencia entre éstas dos si estando vivo... me siento tan muerto?
Podrido, marchito. Con un olor que espanta.
No iba a cortarme, aunque sí lo he pensado, mi padre ya se encargaba de darme el maltrato físico, ya era algo de casi todos los días. Esconderse no servía de nada.
Morir.
Qué palabra tan simple, con una definición terrible.
Me gustaba peligrar, pero no por diversión, no soy de los extremos que hacen parkour o paracaidismo, tampoco contaba escalar. No, yo era más de saltar a las avenidas cuando éstas estaban llenas de coches, saltar vallas grandes sabiendo que podía romperme uno o más huesos, pararme en el barandal de un puente, a punto de caer contra el vacío y morir. Me gustaba jugar con la vida, ponerla en riesgo solo porque sí. No había otra explicación.
Aún así, eran cosas de las que Gerard estaba consciente, siempre intentó mantenerme alejado de las avenidas y por eso mismo no caminábamos mucho cuando nos veíamos. Siempre era en lugares tranquilos en las tardes o noches, en los parques.
La vegetación, el olor a tierra y humedad, uno que otro murciélago que se colaba... y Gerard. Era mi escenario perfecto. No importaba si había sido golpeado múltiples veces por mi padre, si tenía un brazo roto o me faltaban mechones de mi cabello debido a que me lo arranqué en un ataque de ira. Gerard estaba ahí, brindándome su preciado tiempo, dedicándomelo, a mí, a un parásito que solo estaba ahí para contar sus problemas.
Sus ojos, brillosos, sus mejillas, su cabello.
Me relajaba, quería olvidarme de todo, y su contacto bastaba para eso. Nada más que eso, ¿era mucho pedir?
Pero tampoco podía pedir demasiado contacto o malinterpretaría las cosas. Gerard merecía estar con una persona que le diera felicidad, no una tragedia andante como yo. el saco de boxeo de mi padre y la bola antiestrés de mi madre. La decepción de los maestros cuando veían mis calificaciones y la burla de los estudiantes.
Gerard merecía a alguien que estaba cuerdo para acompañarlo. Alguien que pudiera cuidar de él.
Yo no podía cuidarme ni a mí mismo. Y así era como veía las paredes de mi corazón derrumbarse, frente a la persona más hermosa del mundo. No importaba si lucía ojeras o renegaba, su sonrisa, sus dientes chuecos eran la razón de mi alegría colada entre tanto trauma.
No desperdiciaría mi oportunidad, no volvería a estar solo, nunca más.
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My traumatic romance | FRERARD
FanfictionDebatiendo... entre la realidad y la ficción. La personificación del trauma. TRIGGER WARNING: Temas sensibles relacionados con: -Sustancias ilícitas -Abuso infantil -Abuso físico/psicológico -Abuso sexual -Salud mental -Violencia física Si eres una...