12 de junio, 1993
Las clases habían acabado, y por fin el ruido de los estudiantes arrastrando sus baúles indicaba el final del año escolar.
Severus estaba en la sala común de Slytherin, comprobando que ningún alumno se quedaba atrás, y que todos llevaban sus pertenencias, contando los minutos hasta que por fin pudiese quedarse a solas y terminar la botella de whisky de fuego que le había regalado Lucius por Navidad.
Se lo había ganado.
Ese año había resultado ser más caótico y peligroso de lo que había imaginado, e incluso Dumbledore se había visto sobrepasado por los eventos. Nadie podía haber previsto la presencia de un basilisco en Hogwarts, o la influencia que el diario maldito de Tom Riddle había tenido sobre Ginny Weasley.
Y por supuesto, la presencia del estúpido Lockhart no había facilitado las cosas. Severus no entendía por qué Dumbledore se molestaba en contratar a semejante idiota cuando él mismo estaba más que dispuesto en enseñar Defensa Contra las Artes Oscuras. Pero parecía que eso era una batalla perdida contra el director.
Mirando a su alrededor, Severus vio pasar a Lily arrastrando su baúl, siguiendo a las hermanas Greengrass. La joven no había vuelto a tener problemas con sus compañeros, y sus pertenencias no habían vuelto a desaparecer.
Parecía que por fin Draco y sus aliados habían pillado la indirecta de que no debían atacar a otro Slytherin, y Severus no podía estar más satisfecho. Un problema menos del que preocuparse.
Sus ojos captaron un brillo plateado alrededor del cuello de Lily, confirmando que esta seguía llevando su colgante. No había vuelto a intentar contactar con ella, respetando su privacidad, pero se alegraba de que la joven siguiese llevando su regalo.
Sabía que a ella le gustaba llevarlo, porque podía sentir una suave vibración en el dedo cada vez que Lily tocaba la medalla con su mano, lo cual ocurría muy a menudo.
El problema de la lechuza lo había solucionado con su sutileza habitual. En una de sus reuniones con los prefectos, les había recordado que repasasen las normas básicas y la distribución de los servicios de Hogwarts con los alumnos de primer año. Horas después había visto una pequeña fila de alumnos encaminándose a la lechucería.
A partir de ese día, Severus había observado con satisfacción cómo Lily comenzaba a recibir correo, y sabía con certeza que la señorita Anderson le había enviado un regalo por su cumpleaños, porque su anillo había vibrado con calidez mientras la joven abría su paquete.
Pero Severus había fortalecido su barrera de Oclumancia, tratando de cortar cualquier tipo de sensación superflua que viniese del colgante. Al fin y al cabo, lo único que le interesaba era saber que Lily no estuviese en peligro. Todo lo demás le daba igual, por muy tentador que fuese recibir las señales de su felicidad.
Por fin, los últimos alumnos abandonaron la Sala Común, y Severus respiró tranquilo. Las vacaciones de verano acababan de comenzar, y finalmente, él podría relajarse.
***
1 de agosto, 1993
-Sabía que esto pasaría. Le dije que teníamos que andarnos con cuidado.
-¿Sabías que Sirius Black iba a escaparse de Azkabán? -Dumbledore le miró con las cejas alzadas, y Severus resopló, indignado. Entre ellos descansaba la última edición del Profeta, en el que hablaban de la fuga del convicto más peligroso de Azkabán.
-Cualquier cosa es posible, después de lo que hizo...
-Tendremos que estar atentos, Severus. Es posible que vaya a por Harry Potter, así que nuestra prioridad es tenerle vigilado.
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Sangre de mi sangre (Severus Snape & hija)
Fanfiction"Antes de tu nacimiento, el Señor Tenebroso desarrolló un plan para mejorar el linaje mágico. Para ello, seleccionó a los magos y brujas que él consideró más aptos, para que engendrasen una nueva generación al servicio del nuevo orden. Esto se llevó...