Epílogo

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1 de agosto, 2014

Minerva McGonagall estudió con atención a la mujer que se sentaba al otro lado del escritorio. Apenas podía reconocer a la adolescente abrumada y temblorosa que había visto años atrás en aquella estilizada y elegante figura que le devolvía la mirada con seguridad y calma.

La joven bruja vestía ropa de buena calidad, hecha a medida, de colores claros y detalles verdes. Sus expresivos ojos oscuros la miraban con tranquilidad, destacando en su pálido y hermoso rostro. Su pelo negro, cortado por encima de los hombros, estaba elegantemente peinado, dándole un aire sofisticado y juvenil.

Sus manos, apoyadas sobre su regazo, parecían delicadas, pero sutiles detalles como las uñas cortas y sin pintar, y la pequeña quemadura que estaba terminando de curar desvelaban que eran manos que se dedicaban a trabajar, no a descansar.

Sus únicos adornos eran una discreta alianza de boda y un viejo anillo de plata, signo de un verdadero maestro de pociones. Minerva pensó que ese anillo en particular le resultaba familiar, pero no le dio más importancia.

-Señorita White, he quedado impresionada por su currículo. Pocas personas pueden presumir de una experiencia similar. Puedo ver que decidió terminar sus estudios en Beuxbattons ¿es correcto?

-Así es. Sé que podría haber regresado a Hogwarts, pero en aquel momento no me sentía segura en Inglaterra, sobre todo porque todavía no habían capturado a los últimos mortífagos escapados. Madame Maxime tuvo la amabilidad de aceptar mi aplicación para cursar el último año allí.

-Si, también he leído su carta -Minerva acercó otro pergamino, escrito en tinta celeste-. Al parecer, ella ya había recibido excelentes referencias sobre usted.

-El profesor Snape tuvo la amabilidad de hablar a mi favor cuando supo que no se me permitiría estudiar en Hogwarts -Lily miró por encima de la cabeza de la directora. Allí, presidiendo la pared, podía ver los retratos de Albus Dumbledore y Severus Snape.

El primero la miraba con ojos benevolentes, pero el segundo simulaba estar dormido, luciendo una cuidadora expresión neutra. Lily suprimió una sonrisa, y fijó de nuevo su atención en la otra bruja.

-Sí... Severus siempre mostró interés por usted, recuerdo que le dio clases particulares de pociones avanzadas desde los primeros cursos.

-Él siempre confió en mi talento -sonrió Lily, agitando su corta melena. Sus pendientes de esmeraldas reflejaron sutilmente el brillo de las velas.

-Después de su graduación fue admitida en la Escuela Superior de Investigación de Pociones en Alemania... puedo ver que sus notas fueron excelentes.

-Fui primera de mi promoción -añadió Lily, más para el beneficio de los retratos que para que Minerva lo supiera.

Pudo ver que el retrato de Severus elevaba sutilmente las comisuras de sus labios, pero el hombre se negaba tercamente a abrir sus ojos.

Lily se mordió el labio, jugando sin pensar con la pequeña medalla de plata que colgaba de su cuello.

-Y después de eso fue aceptada en San Mungo, para realizar su proyecto de investigación.

-Hice mi doctorado en la mejora de la poción revitalizante de Nightingale. Mi sérum ha podido utilizarse con éxito en los afectados por la maldición Cruciatus. He trabajado estos últimos años estableciendo el protocolo adecuado para ayudar a los enfermos más graves.

-El profesor Slughorn me entregó su último artículo publicado en Pociones Singulares para que se lo leyera a los profesores. Ambos lo encontraron fascinante.

Sangre  de mi sangre (Severus Snape & hija)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora