14. La Suprema Inquisidora

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ATENCIÓN: Este capítulo menciona a Dolores Umbridge. Se recomienda a los lectores buscar insultos creativos.

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4 de septiembre, 1995

La primera clase de Pociones del curso con los alumnos de cuarto año acababa de terminar, y Severus recogía los viales marcados con los nombres, para su posterior corrección.

Fue entonces cuando descubrió que Lily White se había quedado atrás para hablar con él. Severus la miró con curiosidad, pues no parecía que la joven tuviese ningún problema, pero dudaba que quisiese hablar con él sólo porque le apeteciese.

-¿Necesita algo, señorita White?

-¿Qué vamos a practicar este año, profesor? -sonrió ella.

-¿Acaso no me ha escuchado antes? He explicado claramente cuál será el temario de este curso.

-No me refiero a eso, profesor ¿Qué vamos a practicar en las clases de... pociones avanzadas?

Severus le devolvió la mirada atónito. Lily no sólo estaba sonriendo, sino que parecía realmente interesada y animada ante el prospecto de pasar una tarde a la semana bajo su tutela.

Aquello le sorprendió; jamás ningún alumno había deseado que él le enseñase nada, y nunca imaginó que alguien le pediría con tanta vehemencia que le entrenase.

Mirando de reojo a la puerta para comprobar que nadie les estaba espiando, Severus ordenó sus pensamientos. Era cierto que el curso anterior había escrito una lista de maldiciones para enseñarle a Lily. Quizá pudiesen empezar por eso.

-Venga este jueves a las seis y lo descubrirá -respondió con una levísima sonrisa. Los ojos de Lily brillaron tanto como su sonrisa, y la alumna se fue con pasos apresurados, dejando al profesor confuso y para su sorpresa, contento.

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10 de septiembre, 1995

Los estudiantes de Slytherin se distribuían por la sala común, jugando con sus amigos, leyendo o revisando el temario de las lecciones que tendrían la semana siguiente.

Ninguno esperaba la visita de un adulto esa tarde de domingo, y por eso todos observaron atónitos a la mujer vestida de rosa que entró con total confianza y avanzó hasta situarse en el centro de la habitación.

-Ejem, ejem -la irritante tosecilla sirvió para llamar la atención de los pocos alumnos que no eran conscientes de su presencia.

Astoria le dio un codazo a Lily, quien guardó a toda prisa la lista de maldiciones que el profesor Snape le había entregado, y ambas observaron desde su rincón cómo Filch se unía a la profesora, cargando con una pila de pergaminos, y comenzaba a distribuirlos entre los estudiantes.

-Hace mucho tiempo que no pisaba esta Sala Común. Qué buenos recuerdos me trae volver aquí.

-No fastidies, ¿ella perteneció a Slytherin? -susurró Lily.

-Necesito desinfectar la silla -respondió Astoria, conteniendo un escalofrío.

-Ejem, ejem -Umbridge volvió a llamar la atención de los alumnos, y esbozó una falsa sonrisa, hablándoles con su voz aguda e infantil-. Queridos alumnos, he venido a pediros ayuda en nombre del Ministerio de Magia. Todos habéis sufrido durante los últimos años la desastrosa toma de decisiones del director Dumbledore. Es hora de que su alocada tiranía sea controlada.

-¿Estás escuchando lo mismo que yo? -Lily se tapó la boca con disimulo, y Astoria le apretó la pierna con la mano.

-Como todos sabéis, hay estudiantes desobedientes que no siguen las normas impuestas. Por ello, el Ministro me ha pedido que supervise la creación de un grupo de alumnos modelos que representen a la escuela y sus valores. Estos alumnos se encargarán de ser mis ojos y mis oídos y de controlar que sus compañeros sigan por la vereda establecida.

Sangre  de mi sangre (Severus Snape & hija)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora