9. Un acercamiento

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8 de febrero, 1994

Lily había vuelto a tener ese sueño. Estaba tumbada sobre la hierba, y los dementores sobrevolaban a su alrededor, acercándose de forma peligrosa a ella.

Tenía miedo, y no se podía mover. El frío le atenazaba el cuerpo, y terribles voces sonaban en su cabeza, recordándole que no valía nada, que no merecía ser una bruja.

Ella lloraba, aterrada, pero no se atrevía a gritar. Sabía que estaba sola y que nadie vendría a por ella. Ella era huérfana, pobre e hija de muggles, y no le importaba a nadie

Y de repente, un brillo plateado lo inundó todo, silenciando las voces, apartando a los dementores y haciéndoles retroceder.

Lily sintió cómo unos calidos brazos la rodeaban, protegiéndola de las criaturas, y olió el aroma de la menta y el jengibre, cubriendo todos los poros de su piel como un bálsamo reparador. El latido de un corazón sonaba fuerte junto a su cabeza, lleno de vida, meciéndola como un grave y vibrante cántico.

Ya no estaba asustada, sino que se sentía protegida, sabiendo que no podía pasarle nada, y que el dueño de esos brazos la defendería de la oscuridad.

Y entonces, el brillo plateado se hizo más pequeño y sólido, hasta adquirir la forma de un animal. Este se acercó a ella, saltando grácilmente, como si fuese a romperse, pero entonces, cuando Lily alargaba la mano para tocarlo, se despertaba.

Lily siempre gruñía cuando eso ocurría. Deseaba poder prolongar su sueño unos segundos más, y seguir disfrutando de aquel cálido abrazo. Y sobre todo, deseaba poder averiguar de una vez qué tipo de animal brillaba como una estrella, alejando sus miedos de ella.

***

La enfermería estaba vacía y silenciosa, libre de los últimos alumnos con resfriado. Lily avanzó sin problemas hasta el despacho de la señora Pomfrey, y llamó con educación a la puerta.

-¡Hola, señorita White! Muchas gracias por venir. Siéntate, por favor -Lily obedeció, aún sin saber por qué la enfermera la había llamado-. ¿Qué tal duermes últimamente? ¿Has vuelto a tener problemas?

-No, ya no tengo pesadillas -y eso era verdad, desde que dormía junto al frasco de la poción revitalizante de Nightingale, Lily no había vuelto a tener malos sueños. Ahora siempre soñaba con la luz plateada que la protegía y los brazos que la abrazaban.

-Me alegro mucho. Nos tenías muy preocupados.

-¿A quiénes? -preguntó Lily, extrañada.

-Bueno... los profesores se preocuparon mucho cuando el profesor Snape te trajo, especialmente el profesor Lupin. Estuviste muy cerca de los dementores. Pero está claro que ya estás completamente recuperada.

Lily se quedó en silencio, con el ceño fruncido, procesando lo que acababa de escuchar.

-¿Ha dicho que el profesor Snape me salvó?

-Sí, y fue una suerte que te encontrase a tiempo. Estábamos tan distraídos con el accidente del señor Potter que no nos dimos cuenta de que tú también estabas en peligro.

-Sí, fue una suerte -murmuró ella, pensativa.

***

9 de febrero, 1994

Los alumnos estaban completando la poción fortalecedora a buen ritmo, y Severus no podía estar más satisfecho, aunque no lo mostrase.

Desde que había decidido moderar su mal temperamento en clase, los alumnos habían mejorado exponencialmente, y hacía dos semanas que no observaba ningún accidente. Si tan sólo pudiese hacer lo mismo con los alumnos de tercer año....

Sangre  de mi sangre (Severus Snape & hija)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora