La guadaña oscura [Criaturas Nocturnas #1]

3. Paseo por el infierno

Cruz tuvo que resistir la necesidad de rodar los ojos al ver el atuendo que llevaba Themis. La señorita princesa llevaba puesto unos pantalones negros de cuero y unas botas hasta la rodilla, por debajo del corsé ajustado caía una falda que era corta por delante y larga por detrás, su atuendo era completamente negro. Alguna de sus doncellas se había tomado el trabajo de reemplazar el hermoso peinado que llevaba antes por uno menos ostentoso, sin olvidar adornarlo con unos broches de ónix con forma de escarabajo.

―Sé que te cae mal, pero no es la persona que crees que es. ―Kaiden se acercó por detrás de Cruz de forma sigilosa, aunque ella lo había escuchado hacía rato― Deberías cambiar la cara, se nota demasiado.

―Creí que eras un poco más inteligente que esto. ―Replicó cruzándose de brazos. ―Por si no lo habías notado, lleva manipulándote todo el día. ¿En serio vas a decirme que no te pareció extraño que quisiera ir a ver el lugar?

Cruz nunca había estado tan segura de algo en su vida. Pero viendo la expresión de Kaiden, se dio cuenta de que era inútil tratar de hacerlo entrar en razón, iba a defender a Themis. Como siempre.

―No espero que de repente seas su mejor amiga, solo quiero que sepas que no es tan odiosa como parece. Su vida no siempre está llena de lujos y seda.

La mano de Kaiden se posó sobre el hombro de Cruz intentando ser reconfortante, pero ella se lo sacó de encima con una sacudida y se giró para verlo a la cara. ¿En serio iba a intentar jugar la carta de la empatía?

―Qué triste pasar tu vida en un palacio con todas las comodidades y al menos uno de tus padres vivos, la verdad es que me da mucha lástima por ella, lo pasó realmente mal. Y si me disculpas voy a estar un poco ocupada para seguirles el paso, debo usar el baño. Hace horas.

Dicho esto, dio un último vistazo al carruaje tirado por caballos en el que se estaba subiendo Themis con su elegante traje, y sintió deseos de reírse al ver que hasta el caballo combinaba con el atuendo de la princesa, quizá tenía un caballo rosa para cuando iba a los bailes. Como frutilla del postre, Themis se dio vuelta a tiempo para lanzar una sonrisa resplandeciente a Cruz, a la vez que la invitaba a subirse al carro con ella. Ni pensarlo, Cruz esperaba que su cara de asco fuera suficiente para desanimar a la princesa de pasar tiempo juntas.