5. Mentir (no) es bueno

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Un fuerte golpe en la puerta la sacó de su ensoñación, dio un sobre salto en la bañera y se sentó erguida salpicando agua por todos lados, el golpe pasó a ser un golpeteo furioso e incesante, la puerta se tambaleaba

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Un fuerte golpe en la puerta la sacó de su ensoñación, dio un sobre salto en la bañera y se sentó erguida salpicando agua por todos lados, el golpe pasó a ser un golpeteo furioso e incesante, la puerta se tambaleaba. Creía saber quién era y no tenía ganas en absoluto de contestar, se volvió a sumergir, el agua ya estaba tibia, los golpes en la puerta no cesaban. Al final, los golpes se detuvieron. Su padre no había dicho ni una sola palabra en todo este tiempo, parecía que tampoco iba a hacerlo pronto o si, en cuanto Themis saliera del baño, un motivo más para no salir, prefería morir de hipotermia.

El rey Kendrick Verena era, ante todo, un hombre paciente o impaciente, dependiendo de la situación y Themis odiaba eso. Permaneció en la bañera durante largo rato, hasta que el agua se había enfriado por completo, esperaba que, al salir, su padre se hubiera rendido y marchado a sus aposentos. Themis solo lo vería bajo sus propios términos, al menos así experimentaba una leve sensación de independencia, quería creer que al menos una sola cosa de su vida no estaba siendo controlada por el hombre que llevaba la corona.

Se envolvió en una bata de seda rosa y enfundó sus pies en un calzado peludito del mismo color. No quería abrir la puerta, parte de ella sabía que su padre no se había dado por vencido, al asomar por la puerta comprobó que tenía razón. El imponente rey de Kyrell se encontraba sentado en la mesa del té, donde horas o minutos antes había estado sentado su amado tío, sentía que el tiempo avanzaba de forma distinta cuando se metía en la bañera.

La postura de su padre era lo opuesto a como había estado sentado su tío antes, completamente relajado. A diferencia de Parvaiz, la espalda de su padre se encontraba completamente recta, como si algo la estuviera sosteniendo. El cabello rubio dorado del hombre se encontraba cortado de forma prolija, llevaba apenas una sombra de barba y sus ojos verdes, que eran un reflejo exacto de los suyos, estaban enmarcados por unas cejas pobladas y furiosas. Ni hablar de la elegancia de su vestimenta, el traje hecho a medida lo hacía ver como el hombre más poderoso del mundo y así era hasta que ella tomara el mando en unos cuatro meses.

― ¿Qué tal? ―dijo Themis como si fuera algo de lo más normal que él apareciera en sus aposentos.

Lo único que necesitaba era que su padre comenzara a hablar y se fuera cuanto antes de sus aposentos o a donde fuera que pasaran el tiempo los reyes cuando no estaban regañando a sus dulces hijas. Kendrick la miró de arriba a abajo y dijo:

―Espero que hayas disfrutado del baño y de tu paseo de hoy en la tarde. El baño puedes repetirlo, pero los paseos están prohibidos. Primero que nada ¿Con la autorización de quien saliste de paseo? y segundo ¿Por qué motivo, en la tierra, necesitabas tantas armas? ―Dijo señalando a la cama, donde se había tomado el trabajo de poner las armas, o había encargado a un criado que las pusiera, a Themis no le importaba realmente.

Había desde pequeños cuchillos en forma de broches, hasta sus hachas, el centro de la cama se hundía por el peso de los cuchillos y las pequeñas shuriken, sonrió para sus adentros, en esa cama no se encontraban ni la mitad de sus bebés.

La guadaña oscura [Criaturas Nocturnas #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora