12. La diversión de unos pocos

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La princesa estaba recostada en su cama, se había sacado la capa y ahora hacía lo que podía para sacarse el corsé

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La princesa estaba recostada en su cama, se había sacado la capa y ahora hacía lo que podía para sacarse el corsé. Levantó la mirada y se encontró con Cruz observándola, las luces de las lámparas de aceite dibujaban sombras en su rostro.

―Algo de ayuda no me vendría mal. ―Se quejó Themis. ― ¿Podrías ayudarme a quitarme la ropa? No me puedo agachar y necesito desacordonarme las botas.

―Con gusto, la verdad pensé que nunca lo preguntarías.

Cruz se acercó al borde de la cama y se dispuso a desatar los cordones de Themis, la princesa movió el pie. Cruz levantó la mirada algo confundida.

― ¿Podrías no tomarte todo a chiste? Necesito quitarme la ropa y meterme a la cama. Creo que podría tener algo de fiebre, ―hizo una pausa ―aunque debería esperar a que el tranquilizante que tomé haga algo de efecto para comprobar.

Cruz se guardó el comentario sobre como lo que hacía ruborizar a la princesa era la cercanía entre ellas y no la fiebre.

―Lo siento. ―Dijo en su lugar.

La princesa volvió a poner el pie en donde estaba antes y Cruz deshizo las ataduras con cuidado. Primero un pie, luego el otro. Se detuvo más tiempo en el segundo, le quitó las medias con delicadeza y le masajeó el tobillo distraídamente. Levantó la vista para encontrarse a Themis observándola con detenimiento, quizá era la fiebre o algo más, pero podía sentir la mirada de la princesa casi como algo físico.

―No era mi intención. ―Dijo apartando las manos del pie de Themis.

La princesa llevó las manos a su camisa y comenzó a desabotonarla sin dejar de mirar a Cruz. En definitiva, pensó la joven, tenía fiebre. Se levantó de donde se encontraba arrodillada sin apartar la mirada de la princesa que estaba terminando con los botones de su camisa. De no ser por la sangre que había en dicha camisa, la situación sería mucho más sensual. Cruz se lo pensó un poco, a decir verdad, era la cosa más sensual que había visto en su vida. Themis terminó con la camisa y se mordió el labio inferior.

― ¿Me ayudarías a quitármela?

Por un segundo Cruz dudó. La princesa podía sacarse sola la camisa si quería. Entendía por qué no podía agacharse, pero definitivamente podía sacarse la camisa sola. Jamás había dejado pasar una situación así y ese no era el momento para comenzar.

―Si así lo desea su majestad, lo haré con gusto. ―Se sentó en la cama juntó a Themis.

―Todavía no soy reina, no hacen falta las formalidades. ―Comentó la princesa por lo bajo, apartando la vista.

Cruz hizo caso omiso a sus palabras no servían de nada en aquel momento. Comenzó a remover la tela con delicadeza, rozando la suave piel del hombro de la joven, Themis se estremeció ante el lee contacto. Cruz no sabía si había entendido bien la situación, no quería llegar a hacer algo que la princesa no quisiera.

La guadaña oscura [Criaturas Nocturnas #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora