Capítulo 4: necesidad de cercanía

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Los gatos tienen una temperatura corporal mayor a la de los humanos, de apenas un grado de diferencia, pero ese grado es suficiente para que el contacto con estos se sienta tan confortable; es casi como un abrazo reparador para todo el cuerpo, incluso aunque estos seres tan pequeños no tengan el tamaño suficiente ni para abrazarte. Eso es algo que tal vez solo los amantes de los gatos puedan entender.

Como sea, la cosa es que a él le gustaba sentir el pequeño cuerpo de su mascota sobre él, le gustaba mucho, y le gustaba rodear su pequeña cintura con sus manos.

Ella era muy delgada, talvez más de lo que debería, y esto no es necesariamente bueno; quién sabe, él no es nutricionista. Pero lo que sí sabe, es que cuando toma su cintura entre sus manos, y estas casi la rodean por completo, esto se siente muy bien, casi tanto como cuando rodea su cuello, que si es lo suficientemente pequeño como para que su agarre lo cubra todo, y lo aprieta, mirando cómo ella desesperada se retuerce entre su agarre, pero nunca intenta defenderse o escapar, sino solo se deja hacer, como un pequeño animalito en manos de un niño: estos los pellizcan, tiran de sus colas, de sus orejas, los lanzan a volar, pero estas mascotas, siempre valientes y fieles, casi no se resisten, y muy pocas veces emiten alguna queja. Del mismo modo, cuando toma su cuello entre sus manos, es como tomar a un gatito y cargarlo. El cuerpo de un gato es muy pequeño, se siente cálido y hasta un poco frágil; cuando tienes a un gato entre tus manos, puedes sentir claramente cómo una vida late entre tus manos dentro de ese pequeño cuerpo. Talvez esta es una sensación que solo los que han cargado un gato puedan entender, y que los que se niegan a hacerlo nunca comprenderán lo maravillosa que es; es literalmente tener una vida en tus manos, y por alguna razón te dan ganas de protegerla porque te invade una sensación de que es tu deber, pero a la vez quieres aplastarla, solo porque sientes que realmente podrías hacerlo.

-Ushko, ven aquí- la llamó y se acostó sobre el sofá. Ella se acercó, presta y dispuesta a escuchar qué orden le daría ahora.

-ven, siéntate- le ordenó señalando hacia su estómago.

Ella ya sabía qué hacer en este caso, así que simplemente se sentó sobre él y lo miró esperando su siguiente acción.

Esto era algo común para ellos, y algo que a ambos les gustaba. Les gustaba mucho sentir el calor del otro; era una cercanía que ambos anhelaban, una intimidad que todo ser humano necesita, pero que ninguno sabía pedir. Están rotos, y por lo tanto no pueden funcionar igual que otras personas; quieren amor, lo necesitan, pero no conocen realmente lo que es el amor; lo más cercano a eso que tienen es esta especie de cosa,  de convivencia corrompida y disfuncional, pero que de alguna forma, han hecho que funcione para ellos. Ella ni siquiera está consciente de que una pareja normal se complementa, se apoya y se comunica; para ella esta dinámica, que es todo lo que conoce, es completamente normal. Se podría decir que sí se complementan, pero no existe una buena comunicación, no existe la individualidad, y en lugar de ser un equipo trabajando en mutuo acuerdo para lograr la superación y el crecimiento personal con el apoyo del otro, solo existe una voluntad sometiendo y anulando completamente a la otra, e intereses que se sobreponen incluso ante las necesidades de la otra parte.
La pobre ni siquiera sabe que la otra persona debe tener tu consentimiento para tocar tu cuerpo, y que si en algún momento tú no quieres, eso está bien, y esa persona debe respetarlo; ella solo sabe que es su propiedad, y que por tanto él puede hacer con ella lo que le venga en gana; lo único que la diferenciaba de cualquier otro objeto en esa casa es que ella tiene vida, y solo sabe que complacerlo a el la hace feliz; se siente llena y realizada cuando logra hacerlo, aunque ignore que no le corresponde a ella la carga tan grande de intentar hacerlo feliz, porque hay heridas en él que ella no puede sanar por más que quisiera, en todo caso de que él la dejara saber de estas.

Y así ambos viven en su propio mundo, alejados de una sociedad que no los entendería, que los juzgaría y los tacharía de fenómenos. Ella es una abominación, uno de esos experimentos horribles que resultan un insulto al Creador y una controversia en la ciencia médica, y él, lejos de ser lo contrario, era más bien peor, es un monstruo aún más horrible; no importa qué tan bien tratara de verse por fuera, era solo un sepulcro blanqueado, una tumba muy bien adornada pero que solo contiene un cadáver pudriéndose poco a poco. Pero, de igual forma, esto no importaba, no les importaba, porque estos momentos en los que ambos podían superar las barreras que les impiden buscar del otro lo que tanto quieren y necesitan, para ellos valía la pena de todo lo demás que tuvieran que soportar en ese pequeño tormento constante en el que vivían, y donde ellos mismos se habían metido.

Volviendo al ahora, como ya dijimos, esto es algo común para ellos: a él le gusta tener contacto físico, y ella, aunque a veces no sabe cómo reaccionar, realmente lo aprecia y lo anhela.

Normalmente al hacer esto, suelen mirarse a los ojos sin hablar durante un tiempo indefinido; a veces él comienza a contarle historias mientras le acaricia la cabeza, a veces, luego de mirarse por un tiempo, la atrae hacia su pecho y empieza a darle mimos y pellizcarle las mejillas, y le da uno que otro beso,  o a veces incluso se quedan dormidos tras haber estado tanto tiempo solo mirándose, y al despertar y darse cuenta de esto, les ocasiona gracia.

¿Está bien esto? ¿Está bien que actúen así? Usando estos pequeños oasis para justificar todo lo demás, como si pusieran una curita sobre una herida profunda y la dejaran así a esperar que cicatrice por sí sola. Probablemente no lo esté, pero a ellos no les importa.

Como sea, en esta ocasión, él lo que hizo luego de que ella se montara fue, tirarla al piso.

Solo la empujó, y rió estrepitosamente al escuchar el impacto y ver su cuerpo confundido estampado contra el suelo; era claro que se había golpeado fuerte, y por esto él continuaba riéndose de su propia broma mientras ella se sentaba en el piso con cara de tragedia y por su mente pasaba un "¿Por qué?", ya que no se esperaba eso. Debió esperarlo, siempre debería, pero confía demasiado en él, y no puede evitar abandonarse a él cuando está en sus brazos.

—ok ok— dijo luego de calmar su risa— está bien, ven aquí.

Ella ingenuamente obedeció y volvió a ir con él, y él, volvió a lanzarla al piso y a reír.

—¡Es que deberías ver tu cara!

Ella quiso llorar, se sentía estúpida e impotentemente crédula, y él notó eso, esas lágrimas que se querían escapar de sus ojos.

—va va, ya paro—La tomó en sus brazos y la cargó hacia sí, volviendo a acostarse con ella.

—ssshh, sh sh, shh, ya~

Le decía eso mientras la acurrucaba para calmarla, pero no se disculparía; a sus ojos no había hecho nada malo, y por lo tanto no tendría porqué hacerlo, y aún si lo hubiera hecho, la dinámica era que ella lo olvidara y lo perdonara sin más, quedando el asunto en el olvido.

—ya, todo está bien, no pasa nada, y no hay razón para llorar.

Por más barato y simple que suene este "consuelo", ella, al estar pegada a su pecho y sentir sus latidos y su arrullo, se empezó a relajar, y también, ¿A ronronear?
Sí, esta era otra cosa que a él le gustaba mucho, y tomó y besó la palma y el dorso de su mano para hacérselo saber.

—Linda y pequeña ushko, tan tierna— le decía al oído mientras ella se dejaba envolver por todas esas emociones y sensaciones que él le provocaba, cerrando poco a poco sus ojos y cayendo rendida.

Sí, si ella estaba enferma, entonces él era su medicina, incluso si él mismo es su enfermedad. Ella está enferma de hecho, ambos lo están, son un par de psicópatas después de todo, pero lo peor es que ella se deja consumir por esto en un mundo retorcido adonde él la ha arrastrado, y de donde no quiere salir.


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Weno weno, la verdad pensé que esto había quedado más largo, e incluso decidí dejar otra parte que le iba a poner para el siguiente capítulo, para no hacerlo más extenso, pero aún así, sigue siendo más corto (a penas) que el segundo. 🙂

Pero bueno, en fin, me está gustando mucho escribir esto, la verdad me siento muy complacida con cómo me está quedando 🤗 y tengo mucha inspiración; la aprovecharé todo lo que pueda antes de que la procrastinación y el desánimo me ataquen (yo me conozco)

Pero me preocupo un poco, porque mientras escribo, por momentos siento que estoy tocando un tema delicado o escandaloso, y espero en serio que todo el mundo aquí (las talvez 5 personas que lo leen) sean un público adulto y maduro, que sepan diferenciar la ficción de la realidad; y bueno, eso es todo por ahora creo, esperen la siguiente actualización en los próximos días 😉 bye! 👋

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La vida en psiconía (Pausada temporalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora