Capítulo 13: Calor.

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Últimamente había estado haciendo mucho calor; ¡20° en promedio! Eso era una locura, y muy extraño tomando en cuenta su posición en el mapa. Generalmente a masacrik no le gusta estar sin ropa, ni tampoco que ella lo estuviera, la norma es que siempre se vean "presentables" por así decirlo, aunque no se vayan a presentar ante nadie; no quiere a una chica paseando en ropa interior por su casa, está harto de tipas con cuerpos explotados y expuestos que se restregan y pavonean como diciéndote "mírame, soy hermosa, te gusto, ¿Verdad?", él prefiere ver algo tierno, sencillo, recatado y tímido; es por eso que le gusta la frágil y cohibida Ushko, tal como está ahora. Sin embargo, durante estos días, se permitió "doblar" esa regla un poco, para no morir con la ola de calor. Adiós mangas largas, fuera pantimedias, y ni hablar de capas de ropa; solo shorts, mangas cortas y ropa fresca. Para Ushko era incluso raro estar usando ahora la camisa de tirantes que llevaba puesta, aunque era linda: de un amarillo muy muy pálido, y con un dibujo muy infantil de un osito, y sin sus medias que siempre llevaba, pero es que cuando estás acostumbrada a usar ropa que te cubra toda, se siente incómodo luego estar tan expuesta, pero vaya que hacía calor

En este momento estaban en la sala, sobre el sofá, y mientras él se abanicaba con pereza, ella estaba acostada a su lado. Lo más difícil de este calor era que cualquier cercanía se hacía un infierno, y cada vez que ella quería hacer algún contacto, él huía de este inmediatamente, sintiéndose sofocado casi al instante, así que se limitaban a estar lo suficientemente cerca, pero lo suficientemente lejos.

En un momento ella hizo algo típico de un gato: levantó su cabeza y parte de su torso, estirándose un poco con los ojos y labios apretados y luego pareció que abriría la boca como si fuera a decir algo, como si fuera a quejarse, pero esa queja solo sonó como un "¡Mmmmm!" Y se echó al suelo en busca del frío que siempre hay en este. A masacrik le dió gracia este gesto; definitivamente tener una mascota vuelve a la vida más dulce.

Ya estando en el suelo, Ushko se retorció y jaló su camisa como si quisiera arrancársela para estar más cómoda, pero entonces volteó a verlo y, justo como pensó, él la miraba como amenazándola, con sus ojos le decía "ni se te ocurra quitártela", así que puso sus manos en el piso volteando hacia él y mirándolo como rogándole que hiciera algo para terminar con ese calor, entonces la expresión de él cambió a una de "¿Qué se supone que haga?" Pero ella solo emitió un quejido ahogado y siguió mirándolo con la cara pegada al piso.

Así es como ellos funcionan: Ushko está acostumbrada a dejar toda la responsabilidad y las decisiones a su compañero; ella solo asentía y obedecía mientras dejaba que él se encargara de todo lo demás, y él siempre resolvía todo, arreglaba todo, y siempre tenía una respuesta; se sentía segura con él y a la vez bajo constante alerta; es extraño. Ella lo miraba como un niño mira a su papá, imponente y valiente, o como a una maestra, que siempre sabe las respuestas, o como mamá, que siempre cuidará de tí aunque de miedo hacer enojar a cualquiera de estos tres; él es todo esto y más para ella, y él lo sabe, y pretende que ella siga pensando así.

Masacrik miró hacia el frente con una cara de fastidio mientras resoplaba y se levantaba. "Sígueme" dijo y empezó a caminar. Ella se levantó yendo trás de él.

Fueron afuera de la casa, y él se agachó frente a un grifo. Ella lo miraba con curiosidad cuando de repente él le arrojó un chorro de agua con una manguera. Él se rió mientras ella estaba shockeada.

-Ja, ja, ¡Mírate!- la apuntaba.

Así, la alternativa para anteponerse al calor fue pasar la tarde jugando con agua, con cubetas, mangueras y y poncheras. Fue un juego un poco rudo y algo cruel, como suelen ser sus juegos, sin mencionar que él suele hacer trampa, y cuando se deja llevar mucho por la emoción del momento, simplemente decide ahorcarla durante alrededor de un minuto, esto es solo parte del juego; y así hasta que quedaron totalmente exhaustos, dormidos acurrucados bajo un árbol de frutas; una escena muy tierna de ver pero, vaya, dormidos al aire libre, y con ropa mojada, esperemos que no se enfermen (sí lo harán, vaya par de tontos).

La vida en psiconía (Pausada temporalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora