Capítulo 11: quédate conmigo

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Masacrik siguió llendo al hospital durante un tiempo más. Un tiempo corto, ya que no quería arriesgarse y exponerse durante mucho. Ushko por su parte siguió con sus ataques diarios de ansiedad y no siempre logró controlarse, así que he aquí, nuevamente había heridas frescas en su cuerpo hechas por sí misma. Esto disgustaba a masacrik porque le molestaba que hubieran lesiones en su cuerpo que no hayan sido infringidas por él. Sí, hasta este punto llegaba su posesividad, así que como última medida, tuvo que recurrir a atarla mientras él no estuviera. Esto era un poco cruel pero necesario ya que ella llegaba a hacerse heridas graves, que tendrían que ser atendidas en el momento pero no era así hasta que él llegaba. Lo malo de esto era que entonces ella pasaba todo el día sin comer hasta que él volviera, pero, esto podría tomarse como un método de tortura o castigo, así que funcionaba para ambos; sin embargo, y por suerte, esto no siguió durante un periodo más extenso ya que poco tiempo después él desapareció nuevamente de este nuevo hospital.

Cuando él volvía a casa podría esperar encontrar casi cualquier panorama: ella podría estar tirada en el piso llorando como un bebé, dormida en cualquier sitio, esperándolo frente a la mesa para comer, o sentada en el piso mirando hacia la puerta en espera de que él la atravesara. Incluso llegó a encontrarla arrodillada frente al sofá, susurrando cosas con sus manos unidas frente a ella. ¿Ushko oraba? Aparentemente. ¿Quién le enseñó a orar? Quién sabe, tal vez lo vió en televisión, o tal vez, una costumbre que le había quedado de su anterior vida (y si él hubiera sido más inteligente y menos narcisista, pensando en que había hecho un trabajo perfecto, habría decidido ser más observador, cuidando que esto no fuera un indicio de que estuviera recuperando la memoria); y esto a él no le molestaba exactamente, de hecho, por el contrario, se sentaba frente a ella haciendo que sus brazos quedaran apoyados sobre sus piernas, como hacían las madres de antaño que guiaban a sus hijos en sus oraciones. El ponía su mano sobre su cabeza y la miraba en silencio hasta que terminara; esto se le hacía tierno.

-¿Qué pediste?- preguntó acariciando su gorrito.

-que volvieras bien a casa- respondió sonriendo por el contacto.




En una ocasión masacrik llegó con un papel en la mano; le dijo que era una especie de juego con un cuestionario que tendrían que llenar. Parecía entusiasmado por esto, así que, aunque ella no entendía muy bien, enseguida se convenció de seguirlo. "No te preocupes, yo te ayudaré" le dijo.

Primera pregunta: sus nombres. Esta era fácil.

La segunda pregunta: su edad. El tranquilamente escribió "25" pero ella, ¿Qué debería poner? ¿Cuál es su edad? Ni siquiera entendió esta pregunta. Lo miró buscando una respuesta, pero él no dijo nada, más bien, se hizo el loco, y puso una carita sonriente en el cuadro donde deberían poner su diferencia de edad, así que ella hizo lo mismo con su cuadro. Siguieron otras preguntas como su peso, su altura... él, como buen médico, sabía estos datos de ambos. Orientación (en el ámbito sexual), nuevamente no sabía a qué se refería esto, sin embargo, cuando él le explicó por encimita y luego puso en su cuadro "chicas como Ushko" por alguna razón, eso se sintió lindo.

De cierta forma sí fue divertido, y la siguiente parte fue más fácil, solo tendrían que rellenar un espacio: nivel de confianza en la pareja, definitivamente de su parte era total, así que lo rellenó todo y le agregó unas orejitas como las suyas; mal genio, masacrik lo llenó a más de la mitad, ella no se enoja nunca; nivel de celos, él puso apenas un poco (fachada, no quería admitir en voz alta la realidad) ella ni sabía lo que son los celos, nunca se ha encontrado directamente con estos, salvo cuando desea tomar el lugar de la persona sujeto de prueba que está pasando tiempo con él en lugar de ella. Nivel de apego a la pareja: nuevamente, total, y él puso poco, nuevamente mintiendo. Qué tan satisfecho te sientes con la relación: esta vez él indicó un nivel alto, pero ella, cuando quiso empezar a llenarlo, empezó a tener preguntas, ¿Qué tan satisfecha se siente con esto? ¿Qué tan feliz la hace este tipo de convivencia? Su rutina, su dinámica, ¿Realmente la hacen feliz, o es solo costumbre ya? Con tantas preguntas repentinas se volvió un 8, y esto se reflejó en el papel, pero él lo dejó pasar sin hacer preguntas. Nivel de incomodidad: sí, sí sentía algo de esto, él para nada, después de todo, aquí todo era tal y como él lo quería, todo se hacía como él quisiera.

La vida en psiconía (Pausada temporalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora