Capítulo 5: Salida especial

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Entre la vegetación de esa zona boscosa, una pareja caminaba.
Habían decidido salir a dar un paseo para romper con la rutina. Fueron de picnic, escalaron montículos fingiendo que eran altas montañas, bromearon, tomaron agua de un lago cercano, y apreciaron el cielo por ratos.

Ahora, era momento de volver a casa antes de que oscureciera, siendo alrededor de las 4 de la tarde. Iban un poco cansados, pero alegres y muy satisfechos de su día juntos. Es bueno salir de las cuatro paredes y del gris itinerario diario de vez en cuando.

En lo que iban caminando, escucharon como una voz que lanzaba sollozos en algún lugar entre la maleza. Ambos se pusieron alertas y empezaron a buscar, hasta que encontraron a una chica, de apariencia muy muy extraña cabe destacar, acurrucada contra sí misma sentada en el suelo y llorando desesperada. Ella les explicó que vivía en ese lugar junto a aquél hombre, que era la única persona que tenía en este mundo, que decidió salir básicamente por la misma razón que ellos: necesitaba aire fresco, lejos de esa casa asfixiante que siempre tenía el mismo aire estancado y ahora, se había perdido, no sabía a dónde ir y claramente estaba pasando por un ataque de pánico.

Por supuesto que ellos no la dejarían así, no podrían, así que se ofrecieron a ayudarla.

-creo que sí podría llegar, vengo de esa dirección- apuntó -pero, mis piernas no funcionan bien, y están cansadas, así que ya no me puedo levantar- explicó ella.

Entre los dos la levantaron, y el chico la cargó yendo hacia donde ella les decía. No fue difícil, ella era muy muy ligera.

Cuando vislumbraron una casa ella, con lágrimas en los ojos, dijo que era ahí, y rogó que la llevaran. Por su entusiasmo, era obvio que de haber podido caminar por sí misma, habría corrido inmediatamente a ese lugar. Qué, ¿Pensaron que ella había intentado escapar? ¡Jamás! ¿Por qué lo haría?

Cuando tocaron a la puerta, casi enseguida un hombre abrió, y al mirar lo que tenía de frente, hizo una expresión de sorpresa; ella soltó una exclamación y se arrojó a sus brazos. Ya que sus piernas estaban más descansadas, tuvo las fuerzas suficientes para pararse por sí misma cuando se plantaron en la puerta.
Ambos se abrazaron fuertemente y él volteó a verlos.

-Gracias por traer a mi hermana - dijo el pelirrojo- por favor, pasen pasen, debo agradecerles por esto de alguna forma.

Mientras se adentraban a la casa, él les explicó que ambos vivían ahí porque le gustaba la tranquilidad, que eran solo ellos dos y que su hermana era muy débil, por lo que él debía cuidar de ella y siempre debía mantener un ojo sobre ella, porque era muy traviesa e inquieta.

Mientras él hablaba quedando detrás de ellos, ella los guiaba a la sala, pendiente de que no voltearan por nada del mundo.

De repente, la pareja que la seguía cayó al piso, inconscientes ambos, y él se masacrik se alzaba sobre ellos con la sonrisa triunfal.

Pobre par, entraron en esa casa de desgracias sin saber que ese día, que ambos habían catalogado como uno de los mejores de sus vidas, y que dedicaron a apreciar las maravillas de la naturaleza, sería la última vez que verían el cielo.

-muy bien ushko, muy bien hecho- dijo el con una sonrisa de oreja a oreja y un brillo sádico en sus ojos- ¡Te has ganado un premio!

¡Un premio! Escuchar eso la emocionó mucho; él estaba complacido con su trabajo, ¡Tanto que hasta la recompensaría!

Si él decía que le daría un premio, y le preguntaba qué quería, ella podría escoger cualquier cosa, ¡Cualquier cosa que ella pidiera, él la complacería! Podrían comer lo que ella quisiera, hacer lo que ella quisiera, o ir a donde ella quisiera...

La vida en psiconía (Pausada temporalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora