~Capítulo XI~

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Klaha pensaba quedarse con Mana toda la noche pero sabía que no era buena idea porque Cecil ya estaba sospechando de todo. Le dejó un retrato a Mana y salió de la habitación dejándolo solo, también una nota para que al despertar no se sintiera agobiado.

En ese instante Mana se despertó y miró a su alrededor, aún estaba algo ebrio. Buscaba a Klaha por todo el cuarto, sin embargo al no encontrarlo suspiró.

Solamente encontró el retrato de su amante y lo abrazó contra su pecho, odiaba a ese hombre pero lo amaba tanto que se preguntaba si estaba bien amar a dos personas al mismo tiempo, pues Közi todavía estaba en su corazón, jamás se iría de ahí.

-Tú me haces sentir bien. -le decía a la fotografía- Eres muy hermoso.

También agarró la nota que estaba a su lado, esos pequeños detalles los amaba con locura. Las cartas, poemas y claveles eran su debilidad.

"Mi amado Mana:

Espero que hayas descansado bien y te despiertes con las mejores energías. Yo tuve que irme para que nadie sospeche que estoy contigo pero si fuera por mí pasaría toda la noche junto a ti y nuestro bebé, te dejé un recuerdo también así no me extrañas tanto hasta que nos volvamos a ver.

Oh Mana si supieras que al escribir esta carta ya te extraño, que deseo hacerte el amor hasta el amanecer pero prometí no tocarte en ese estado, además tienes que descansar por mi hijo, te amo, te amo y te lo repito dos veces para que lo recuerdes siempre.

Siempre tuyo, Klaha".

-Santo Dios, sigue insistiendo en que mi bebé es de él. -guardó la carta en su vestido, bueno en lo que quedaba de él y se tiró en la cama- Yo también te amo, Klaha.

Tocó su vientre y a decir verdad deseaba que su hijo fuera de Klaha pero no había posibilidades porque era de Közi ya que las cuentas le daban. Aunque el doctor le había dado una fecha aproximada.

Sin embargo, con Klaha habían tenido sexo varias veces. Había una bajísima probabilidad, tampoco quería decirle eso a su amante e ilusionar al pobre.

-Seas de quién seas, yo te amaré mucho porque tendrás de padre a uno de los dos hombres que amo con toda mi alma. -en verdad quería formalizar a veces con Klaha pero su culpa se metía también, le estaba haciendo mal a una mujer que no lo merecía- Mi pequeño, no veo la hora de que estés en mis brazos.

Quiso volver a dormirse pero había algo en el ambiente que no lo dejaba, era como una sensación extraña de incomodidad y sus fosas nasales se estaban comenzando a llenar de un olor a perfume femenino imposible de distinguir.

Abrió los ojos y al ver la punta de la habitación Cecil estaba sentada mirándolo con la expresión más aterradora que jamás había visto en su vida.

Ella se acercó a la cama y en cuanto estuvo ahí, jaló a Mana hacia ella para después arrojarlo al suelo. Él comprendía su descontento, quizás ya se había enterado de todo lo que había pasado con Klaha y el bebé.

-Señora ¿Cómo supo que estaba aquí? -trató de ponerse de pie pero Cecil le dio una patada a su costilla.

-Eres tan despreciable, meterte con un hombre casado es muy bajo Mana. -dirigió su mano al vientre del hombre y lo presionó- ¿Hace cuanto eres amante de mi esposo? ¿Este bebé es de él?

-No sé de lo que habla, yo no soy amante de nadie. No confunda la amabilidad de su esposo con coqueteo e infidelidad.

-Querido ¿Crees que nací ayer? Yo noto como te mira y como te toca. -agarró el cabello de Mana y lo levantó para después darle una bofetada- No fue difícil venir contigo, aunque te...

Bara no konrei (Mayonaka Ni Kawashita Yakusoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora