~Capítulo VI~

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Después de varias semanas había llegado el gran día, la boda estaba por comenzar y Cecil se había puesto un poco histérica porque ella quería que su casamiento fuera perfecto. Decía que toda mujer se ponía igual o peor ante un gran evento.

Se veía espléndida con ese vestido blanco y viéndose al espejo parecía una princesa. Pero estaba preocupada por todas las discusiones que había tenido con Klaha ya que él no le daba tanta importancia a la organización de su boda.

Se la pasaba en el trabajo y hasta la noche no volvía, sospechaba que ya tenía una aventura.

Oyó un golpe en la puerta, entonces corrió a abrir pues esperaba a su madre para que termine de prepararse, ella la ayudaría con el maquillaje.

—Mana, es usted. Pase por favor. —se hizo a un lado para que entrara y volvió a cerrar la puerta— ¿Cómo me veo?

—Es la novia más bonita que ha pisado esta iglesia.

—Muy pronto le toca a usted. —Cecil lo abrazó— Espero que ese hombre la haga feliz.

Sabía la verdad, lo que había pasado con la pareja de Mana trás él enfrentamiento de Klaha con Yu~ki, la hacía sentir culpable porque ella sola se había metido en problemas.

Decía que por su culpa Közi había muerto y ahora Mana no volvería a ver a su amado jamás. Lo había perdido todo, primero a sus hijas, ahora a su ex prometido.

Comenzó a sollozar pero cuando Mana le preguntó sólo puso de excusa que estaba nerviosa por el casamiento y su noche de bodas.

—¿Intentaron esa cosa? O sea al menos verse desnudos. —preguntó él.

—Yo fui y me desnudé frente a él, nosotros dormimos separados para no caer en el pecado, pero Klaha me dijo que es mejor esperar.

—No entiendo cómo algo tan bonito y especial se puede considerar pecado, ustedes se aman.

—Sí, yo lo amo.

En ese instante llegó la madre de Cecil y entonces Mana se retiró, esa mujer lo ponía nervioso con esas actitudes. Le dedicaba miradas acusadoras cada vez que iba a misa.

Fue hacia la habitación de al lado para buscar algo, sin embargo Klaha estaba sentado en el sofá y bebiendo un poco, se lo veía infeliz.

—Ya estás aquí ¿Qué estás bebiendo? —le preguntó— Lo bueno es que no estás ebrio porque recién la abriste.

—Déjame en paz. —subió la mirada y vio que Mana se volteaba para irse— Lo siento es que no quiero hablar, quédate pero sin decir nada cariño. Me duele mucho la cabeza.

—Okay. —se acercó a él y le quitó la botella, también quería beber— Los preparativos son una mierda, después se aplaza la boda, tienes hijas, las matan y te vuelves inmortal.

—Pues ya no eres inmortal. —dijo susurrando para que su amante no lo escuche— Tengo que darte algo pero no me acuerdo que es... Mana, te amo.

—Te felicito. —le dio un sorbo a la bebida y suspiró— Yo no. Bueno no lo sé, la pasamos bien, me haces el amor excelente hasta dejarme temblar pero. Ah, es difícil de explicar.

—Entonces sientes algo por mí, eso era lo que quería oír. —le quitó el whisky y lo arrojó contra la pared— Cecil es buena y no se merece alguien como yo así que ¿Quieres casarte conmigo?

—Seguro. —dijo Mana con sarcasmo— Me voy, hoy tengo que ir a mi casa.

—¿Tienes casa?

—Obvio que tengo casa ¿En dónde crees que vivo, en un ataúd como los demás vampiros?

Bara no konrei (Mayonaka Ni Kawashita Yakusoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora