Bara no konrei (Mayonaka Ni Kawashita Yakusoku)

~Capítulo XII~

El padre de Cecil había ido a llamar al doctor, quizás eran cosas del embarazo pero no querían quedarse con las dudas ya que Mana vivía solo y trabajaba, no tenía ayuda de nadie.

Pudieron ver que había adelgazado mucho a pesar de comer como un loco, no sabía si tenía algo que complique el embarazo. El doctor antes de revisarlo les había dicho que si seguía así tenían que abortar al bebé o medicarlo, sin embargo de última opción, internarlo hasta que el niño nazca.

Después lo revisó cuando Mana había abierto los ojos aunque lo haya atacado de la nada, él estaba muy asustado.

-Mana ¿Estás tomando algo que no sepa? Hace mucho no vas a una consulta.

-No.

-Tu bebé está en peligro ¿Quieres perderlo? Por favor dime.

-Fui a un especialista y me dio sedantes para dormir, las pesadillas me atormentan pero esas pastillas me hacen alucinar.

-Entiendo ¿Puedes darme dos o tres para analizarlas?

-Bueno pero por favor no le diga a nadie que las estoy consumiendo, esta familia está encima de mí y ella principalmente.

-Quedará entre tú y yo, pero promete que irás a una revisión.

-Lo prometo, ahora quiero irme a mi casa. -Mana le dio esas pastillas al doctor y este salió de la habitación.

Klaha y Cecil entraron a la habitación, la primera reacción de Mana fue asustarse por verla a ella, aunque sabía que el único culpable era él por acostarse con un hombre casado.

Pero Cecil le daba miedo, más por haber soñado que ella abusaba de él, Klaha quiso tocarle la frente para ver si tenía fiebre pero Mana se alejó aún más.

Quiso atacar a Cecil sin embargo no llegó a nada porque Klaha lo tomó en brazos con muchas fuerzas ¿Quería sangre? Lo miró a los ojos y los tenía llorosos, tal vez había tenido otro sueño con ella. Eso le empezaba a molestar en algún punto.

¿Por qué soñaba con su esposa? Y no es que esté celoso de Cecil, si no de Mana ¿Quería acostarse con ella?

-Sh, tranquilo ¿Quieres que te lleve a tu casa?

-Déjame, no me toques.

Le dió un golpe en la mejilla y salió corriendo de la habitación, necesitaba salir de aquella casa con urgencia. Klaha quiso seguirlo antes de que haga una locura que perjudique a su hijo.

-Es mejor dejarlo solo, su embarazo ha sido complicado cariño además debes concentrarte en mí y en nuestro bebé.

-Tienes razón, estoy emocionado por la noticia que me diste.

Klaha besó los labios de su esposa, debía buscar cualquier excusa para ir a ver a Mana porque estaba demasiado preocupado por su salud, seguramente no comía lo suficiente pues a la hora del almuerzo no había probado un bocado.

Pasaron unas horas hasta que decidió salir a buscarlo pero con lo desconfiada que era su esposa pensó que era mejor decirle a dónde iba primero

-Saldré a ver cómo está Mana y de paso iré de compras ¿Quieres que te traiga algo? -preguntó Klaha.

-Tengo antojo de chocolates, por favor.

-Entonces te traeré chocolates cariño.

Agarró su abrigo y salió de la habitación para después irse de su casa, tenía que ir en busca de su amante porque todo esto le daba un mal presentimiento.

Mana se veía muy raro, aunque sospechaba que él tenía que ver con los asesinatos de estos últimos meses pero simplemente no era consciente de lo que hacía.