~Capítulo XXV~

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Klaha llevó al carruaje a Mana en brazos para subirlo, amaba hacerlo para que no hiciera mucho esfuerzo. No podían creer que al fin eran esposos, ahora los esperaba una noche maravillosa aunque Mana tenía algo de culpa por dejar a los niños solos con sus abuelos pero Klaha le dijo que todo estaba bien.

Se tomaron de las manos y partieron hacia una posada que estaba en otra ciudad, unos días antes del casamiento, Minoru les encargó a los empleados que preparen todo para los recién casados.

Al llegar ya era de noche, ellos fueron directo a la habitación designada en la que tenían toda la preparación, velas, pétalos de rosa sobre la cama y una botella de vino.

Klaha dejó sentado a Mana sobre la cama y fue hacia la mesita en donde estaba el vino, lo destapó para finalmente servirlo en las dos copas.

Le ofreció la copa a su esposo y después se sentó a su lado, estaban nerviosos como si fuera que sería la primera vez de ambos pero había pasado tanto tiempo en el que tuvieron relaciones que eso los hacía sentir ansiosos.

Besaron sus labios de manera lenta, Mana estaba temblando y sentía que en cualquier momento se iba a desmayar.

-Brindemos, por nosotros, por nuestra familia. -Klaha chocó su copa con la de Mana y después lo volvió a besar- No tienes idea de lo feliz que me siento.

-Yo también, es una sensación extraña. Estoy completamente feliz. -Mana sonrió y después tomó un poco de vino- Ya soy todo tuyo.

-Y yo completamente tuyo también. -terminó de beber el vino y dejó la copa sobre la mesa- No te preocupes por los niños, ellos van a estar bien ¿Sí?

Klaha lo recostó sobre la cama acariciando su cuerpo y llegó hasta el delicado muslo de Mana.

-Estoy nervioso, siento como si fuera a ser mi primera vez.

-Bueno, entonces vamos a olvidarnos de todo por un rato y hagamos de cuenta que será nuestra primera vez.

-Klaha, te amo.

-Yo también te amo, te amo mucho cariño.

Le quitó el velo desarmando así su hermoso peinado. Tenerlo así en esa cama en verdad era mágico, verlo convertido en finalmente su esposo, parecía mentira.

-¿Te molesta si empiezo? -Mana negó.

Klaha comenzó a quitarle los zapatos, las medias. Llenó de caricias las piernas de su esposo hasta llegar a los pies, los amaba pues parecían muy tiernos así que les dio un pequeño beso.

Cada parte de Mana lo volvía loco, un tonto adolescente que estaba viendo al ser más divino en todo el mundo.

Klaha le quitó lentamente el vestido a su esposo viendo su desnudez, descubriendo que traía una bonita ropa interior de color blanca que hacía juego con aquellas ligas en sus piernas.

No quería deshacerse de ella pero no tenía otra alternativa, prefería desnudarlo para hacerlo suyo nuevamente después de tantos momentos que pasaron juntos.

Mana se veía tan hermoso sobre aquellos pétalos, parecía un ángel caído del cielo. Se puso entre sus piernas y se inclinó para besar aquellos labios pintados de un rojo carmesí.

-Te ves tan pero tan hermoso que pareces de un bonito sueño que tuve. -le susurró al oído- Haré que sea la mejor noche de tu vida.

Repartió besos por su cuello los cuales dejarían varias marcas, fue bajando hasta llegar a su vientre el cual había gestado a su hijo, le encantaba su cuerpo. Finalmente llegó a la zona del miembro en dónde comenzó a dar algunas lamidas en la punta. Mana agarró las sábanas con fuerzas y trás eso dejó escapar un jadeo mientras Klaha se encargaba de complacerlo.

Bara no konrei (Mayonaka Ni Kawashita Yakusoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora