~Capítulo XVIII~

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Pasaron unos meses, Klaha por su trabajo no pudo ir a visitar a Mana. Sólo se mandaban cartas y a veces las de Mana llegaban con respuestas sencillas porque se alteraba mucho más, además lo tenían medicado la mayor parte del tiempo.

Eso le dolía porque aún no podía hablar bien con el director y la psicóloga para que ya no le den un tratamiento tan agresivo el cual podía hacer que pierda a su bebé.

Los doctores ya le habían advertido a Klaha que el bebé podría llegar a nacer muerto o Mana pueda perder la vida en el parto ya que su salud se iba deteriorando.

Su relación con Cecil había mejorado bastante aunque no dormían juntos o se trataban como antes, ahora tenían una relación de amigos. Nada más hablaban del bebé.

El vientre de Cecil era muy grande para el tiempo que tenía, se sentía muy cansada y apenas podía levantarse de la cama. Klaha la atendía e incluso la ayudaba a bañarse aunque ella a veces se confundía, pensaba que él volvía a sentir algo.

Él no la quería ilusionar así que siempre le decía que ese era su deber porque a fin de cuentas, fue él quien la había embarazado.

-Perdón. -le dijo Cecil después de haberle dado un beso- Sé que lo amas a él pero has sido tan atento conmigo, aún siento cosas por ti.

-No te preocupes, pero no lo hagas de nuevo. -acarició el rostro de Cecil y le sonrió- Hago esto por amabilidad, porque te quiero como una amiga, por favor no te confundas.

-Está bien, no lo volveré a hacer, lo prometo. -llevó sus manos a su vientre porque había sentido un dolor muy fuerte- Uhg.

-¿Te pasa algo?

-Me duele mucho... ¡Ah, Klaha! Creo que el bebé está en camino. -Cecil agarró la mano de su esposo con fuerza y comenzó a gritar.

-¿Pero ya? Faltan varias semanas para que el niño nazca, creo que hasta faltan meses.

Klaha entró en pánico mientras que su esposa se retorcía del dolor, pues ni el de Mana nacía todavía ya que a él también le faltaban días.

Logró tranquilizarse y fue en busca de sus suegros para darles la noticia. Afortunadamente estaban en la cocina preparando algo para el almuerzo. Se veía muy pálido por la impresión ya que tenía miedo de lo que pudiera pasarle a ella y al bebé.

-¡Carol, Minoru, el bebé va a nacer!

-¿Qué? Por Dios es muy pronto, cariño ve a llamar a la partera ¿Eres idiota Klaha? ¿Por qué la dejas sola? Vamos hasta que la mujer llegue o te mato.

Volvieron a subir las escaleras y al llegar a la habitación encontraron a Cecil casi desmayada. Se la veía muy débil, lloraba como nunca antes en su vida.

-Ya va a pasar mi vida. -dijo su madre- En unos momentos ese dolor va a desaparecer cuando tengas a tu bebito en brazos.

-¿Por qué me embaracé? ¡Tú, tú eres el culpable de esto! -le dijo a Klaha.

-Cecil eres tan culpable como yo. -Cecil agarró un cenicero y se lo arrojó a Klaha a la altura de la cabeza, por suerte él lo había esquivado- Lo siento, estoy nervioso ¿Hay algo que pueda decir o hacer para que te sientas más tranquila?

-¡Largo de aquí!

-No, quiero ver a mi hijo nacer.

-Klaha sabes que no se puede, Cecil está pidiendo que salgas porque la estás poniendo muy nerviosa.

Klaha salió de la habitación y se sentó en el suelo por oír a Cecil gritar. Esperaba a que el padre llegara enseguida con esa mujer porque tenía miedo de que pase lo peor.

Bara no konrei (Mayonaka Ni Kawashita Yakusoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora