-Hola, Keira, me alegra volver a verte -dijo Dennis que había logrado llegar hasta ellas sin que Elena lo oyera. Debía tener los andares de un felino-. El rubio te sienta bien.
-Gracias -respondió claramente divertida con la situación mirando a Elena de reojo-. He visto en las listas que estáis en el mismo grupo.
-Así es, deduzco que ya te habrá contado el desafortunado incidente de esta mañana. Ella estuvo a punto de morir atropellada y yo de una contusión en la cabeza.
-Venga ya, no te di tan fuerte -estalló Elena que se había quedado paralizada al verlo aparecer tras ella. No estaba segura de cuánto habría llegado a escuchar.
Dennis sonrió de medio lado pasándose la mano por el cabello de una forma tan sensual que Elena estaba convencida de que habría ensayado el gesto en el espejo en muchas ocasiones.
-Mis amigos y yo vamos a ir a tomar algo, por si os apuntáis -dijo sosteniéndole la mirada a Elena.
-Estamos ocupadas -se apresuró en responder. No estaba dispuesta a convertirse en otra de las admiradoras de Dennis, ni a dejar que Keira o él pensaran que podía llegar a gustarle.
Su respuesta fue tan brusca, que la sonrisa de Dennis se amplió. Estaba claro que no la creía. Y los esfuerzos de Keira por contener la risa tampoco ayudaban. Pero como Keira había dicho, Dennis no era un acosador, ni un baboso.
-En otra ocasión será -dijo dando media vuelta-. Nos vemos el lunes señoritas.
-No te atrevas a reírte -susurró Elena cuando Dennis se alejó lo suficiente como para no oírlas.
-Si pretendes hacerme creer que no te interesa, vas a tener que buscarte otra estrategia -comentó enganchando su brazo con el de Elena rumbo al autobús que acababa de estacionar- porque te aseguro que no nos has convencido a ninguno de los dos. Y mucho menos lo harás con Karen.
-Es un idiota que solo le interesa el sexo. Puede que me parezca atractivo pero nada más.
-Eso está mejor -sonrió mientras la atrapaba mirando a Dennis por el rabillo del ojo.
***
Su madre Aurora la esperaba en casa con la comida en la mesa. Todavía llevaba la bata que utilizaba en la óptica, señal de que había tenido que ponerse a cocinar a toda prisa. Normalmente, solían preparar el almuerzo juntas, pero su madre quería tener un gesto con ella en su vuelta a clase, y le había hecho tacos con guacamole casero.
-Hola cariño, ¿qué tal el primer día?
-Perfecto, como de costumbre -dijo agradecida porque estuviera tan concentrada poniendo la mesa que no se percató de la expresión de su rostro.
Aunque ya habían pasado tres años, continuaba afectándole sentarse a la mesa sin su padre allí. Era una especie de pinchazo en el estómago, como un recordatorio. Daba igual que hubieran quitado la silla que solía ocupar en la cabecera de la mesa. O que hubieran vaciado los armarios y su despacho. Su ausencia continuaba siendo tan latente en la casa, que en ocasiones resultaba desoladora.
-¿Quién es tu tutor este año?
-María José, la profesora de historia.
-Oh, eso es genial, ella te encanta -dijo acomodándose en la silla frente a la de ella- ¿Y Karen y Keira están en tu clase?
-No, pero escogimos las mismas asignaturas optativas. Así que al menos estaremos juntas en física y química, y biología.
-Me alegro, cariño. Son buenas noticias.

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¡Que el Karma me proteja!
RomanceElena pensaba que su último año de instituto sería tan rutinario como los anteriores, pero un encuentro accidentado con Dennis, un chico arrogante y encantador, cambia su mundo. Decidida a no dejarse intimidar por sus aires de seductor, Elena urde u...