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-Tienes que ponerte una puñetera falda. ¿Para qué te has depilado las piernas sino? -Dijo Karen pasándole una falda de tuvo.

-Se supone que vamos a bailar, y una falda tan ajustada no me dejaría disfrutar la noche.

-Mi muy estimada y querida Elena, la idea es que te quede estrecha. Dennis siempre te ve en pantalones. Ya es hora de que le eche un vistazo a esas pantorrillas.

Elena rodó los ojos por décima vez.

-Me da igual lo que Dennis piense de mi aspecto. Como si se queda en casa.

Desde que les había contado el plan de Dennis, Karen no había dejado de asesorarla. Estaba convencida de que entre Dennis y ella estaba pasando algo. Y no ayudaba que Keira apoyara sus sospechas con argumentos sólidos.

-Apenas eres capaz de ocultar lo nerviosa que estás. Es evidente que quieres estar lo más guapa posible.

-Os equivocáis. Pretendo ir cómoda para poder moverme con libertad. Además, Dennis no es el único que irá. Con suerte, sus amigos serán mucho más tolerables que él.

Keira y Karen compartieron una sonrisa, lo que provocó que Elena volviera a rodar los ojos. No había forma de convencerlas.

-Por lo menos ponte uno de estos vestidos ajustados -sugirió Karen buscando en su armario-. Así aseguramos la comodidad y sensualidad.

-No me hacen mucha gracia ese tipo de vestidos.

-No seas mojigata. Venga, que todavía hay que pintarte.

A sabiendas de que Karen manejaba los potingues y el concepto de la moda mejor que ella, se sometió tras un gran número de quejas. El resultado, para su asombro, la dejó con la boca abierta. Con aquel vestido ceñido se le acentuaban unas curvas que no recordaba poseer. Y el sencillo maquillaje hacía que sus ojos y boca lucieran mucho más grandes.

-Ya me darás las gracias más tarde, cuando Dennis se quede con la boca abierta -sonrió Karen observando cómo se examinaba en el espejo.

Elena decidió ignorar la pulla, y se concentró en mantener los nervios a raya. Por mucho que negara lo evidente, no había sido capaz de pegar ojo en toda la noche. Dennis tenía algo que la enganchaba y cabreaba a partes iguales. Pero no estaba dispuesta a convertirse en una de sus muchas seguidoras. Se limitaría a pasarlo bien y le dejaría claro que no era como las otras.

***

Tuvieron que coger el autobús y un taxi para llegar al "Caramelo". Era un pub pequeño que se utilizaba entre semana para dar clases de bachata y salsa. Aunque tras colocar mesas y sillas, la zona de baile quedaba bastante limitada.

Elena localizó a Dennis reclinado en la barra, y tuvo que darle las gracias al Karma y a la persistencia de Karen, porque con su modelito se sentía lo bastante segura como para fingir que no le afectaba su presencia.

Se acercó despacio hasta la barra donde Dennis, Esteban y otros dos chicos bebían. Esteban fue el primero en verlas y las recibió con su encantadora sonrisa.

-Ya pensábamos que nos habíais dejado tirados.

-No creas que no lo hemos pensado -bromeó Karen plantándoles un par de besos a cada uno de los presentes.

Elena la imitó sin prestar demasiada atención a los dos desconocidos. Por razones en las que no quería pensar, dejó a Dennis para el final. Llevaba una camisa blanca que acentuaba los músculos de su espalda, con unos vaqueros ajustados que envolvían sus largas piernas y un trasero tan perfecto, que podría parar el tráfico.

¡Que el Karma me proteja!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora