-¿Le dijiste que la veías como una prima? –Dijo Víctor antes de echarse a reír-. ¿En serio se lo creyó?
Dennis bufó rodando los ojos. Por más veces que lo explicara, no se le hacía menos bochornoso.
Sabía que era la gran noche de su hermano y Elena. Por mucho que Leo se hubiera esforzado por no entrar en detalles, Sergio seguía siendo uno de sus mejores amigos y le había contado ilusionado todo el plan. Una cita triple en un precioso hotel, habitaciones de lujo, una buena cena y una pedida oficial tras un baile en pareja. Su hermano se lo había currado. Eso no podía negarlo, por más que le fastidiara reconocer que sentía una terrible envidia.
-Eres un auténtico imbécil –se burló Víctor tronchándose de risa.
Le había pedido que lo acompañara a uno de sus bares favoritos donde no comprobaban el carnet, tenían billar y buena cerveza, para tratar de no pensar en lo que estaría ocurriendo entre su hermano y Elena. Sin embargo, no habían hablado de otra cosa desde que habían llegado.
-La culpa es tuya. Podías haber sido tú el que la desvirgara.
-Yo no me acuesto con vírgenes. Y si vuelves a hablar de Elena de esa manera, te parto los dientes.
Víctor alzó las manos en señal de paz, aunque en el fondo seguía riéndose de él.
-Si tanto te gustaba, ¿por qué no saliste con ella por un tiempo? –Razonó dándole un buen trago a su jarra fría-. Un par de meses hubieran sido suficientes. Disfrutas del morbo y la tensión del principio, te quitas el calentón, rompes la relación como un caballero y a por la siguiente. Sin cuernos ni nada. No hubiera sido tan horrible.
-Puede que no para mí, pero a Elena la habría destrozado.
-Te sobrevaloras demasiado y la infravaloras a ella. Lo habría superado como las demás.
-Ella no es como las demás.
Dennis apartó la vista. Había sido un error pedirle a Víctor que lo acompañase. Esteban era el más comprensivo de todos sus amigos. Pero con Víctor tenía la relación más estrecha. Eran los más parecidos, tanto en gustos como en la forma de pensar. Aquella era quizás de las pocas veces que diferían en algo.
-Si no es como las demás, ¿por qué la dejaste escapar?
Ahí estaba aquella maldita pregunta. La misma que se había planteado una y otra vez cuando comprobó que había dejado de interesarle a Elena, y que toda su atención se había vuelto hacia su hermano.
-Al principio no me interesaba para nada serio. Me pareció atractiva y un poco alocada, ideal para un rollo pasajero.
-Pero te enamoraste.
Dennis lo miró cabreado. A pesar de haberlo dicho con aparente seriedad, sabía que Víctor lo consideraba un pringado.
-No lo sé –bufó tomando un gran trago de su jarra-. Me gustaba charlar con ella, sus payasadas y lo natural que era. Pero también era romántica e inexperta. Una mala combinación para mí. Sabía que no estaba preparado para algo tan serio, y que no podría darle lo que se merecía.
-Y luego se fijó en el gran Leo y entonces te empezaste a obsesionar con tenerla.
-Dicho de forma resumida, sí.
Sabía que aquel era el comportamiento de un crío. No le interesaba un juguete hasta que otro que no era él lo tenía. Y sabía que no había valorado a Elena lo suficiente hasta que la había perdido.
-Si tanto te gusta, podrías ligártela. Que la chica tenga novio nunca ha sido un impedimento para nosotros.
La idea le horrorizó tanto, que incluso le revolvió el estómago.
-Jamás jugaría con Elena de esa manera, y mucho menos traicionaría a mi hermano.
Víctor rodó los ojos, claramente aburrido de aquella conversación.
-Así que vas a dejar que tu hermano gane porque le tienes miedo.
-Elena se merece un chico que esté a su altura, y no creo que haya nadie mejor que él.
-Me das una grima tremenda. Haz el favor de acostarte con alguien de una vez.
Dennis sonrió. Aquella solía ser la solución más común y efectiva. Aunque tras los polvos con Rosario y una amiga de esta, había llegado a la conclusión de que necesitaría un auténtico monumento para lograr olvidar a Elena.
De pronto vio aparecer a una atractiva rubia de piernas largas que le llamó la atención al instante. Víctor también se volvió a mirarla con una sonrisa.
-Ya que estás deprimido, seré un buen amigo y dejaré que vayas primero.
-Que te den –dijo terminándose el resto de la cerveza de dos tragos antes de ponerse en pie.
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¡Que el Karma me proteja!
RomanceElena pensaba que su último año de instituto sería tan rutinario como los anteriores, pero un encuentro accidentado con Dennis, un chico arrogante y encantador, cambia su mundo. Decidida a no dejarse intimidar por sus aires de seductor, Elena urde u...