-37-

69 11 1
                                    

Lo había hecho, se repetía Elena una y otra vez. Envuelta por las sábanas de Leo contemplaba el techo de su habitación alucinada con lo que acababa de pasar. El placer había sido espectacular. Ya entendía por qué las chicas tenían tantas ganas de perder la virginidad. Si aquello la había hecho sentir tan bien, estaba claro que sería increíble cuando llegaran hasta el final.

Leo entró en la habitación llevando únicamente un bóxer azul oscuro. Se había desecho del negro que había acabado bastante sucio. Aquello hizo que se ruborizara y se tapara con las sábanas hasta la cabeza.

-Creo que es un poco tarde para esconderte de mí -comentó apartando la colcha para acurrucarse a su lado. Elena dejó que la rodeara con sus brazos y apoyó la cabeza en su pecho notando como Leo la estrechaba con fuerza.

-¿Ha estado bien para ti? -Inquirió Elena aprovechando que no podía verle la cara.

-Casi me estalla la cabeza.

Elena sonrió disfrutando la calidez de su cuerpo. Rozó sus piernas con las suyas, notando como los vellos de Leo le hacían cosquillas.

-¿Tu orgasmo estuvo bien?

-Fue alucinante.

-Me alegro, aunque podría haberlo hecho mucho mejor.

Elena se incorporó arqueando una ceja.

-¿Qué insinúas?

-No es una insinuación. Afirmo, en un intento de persuasión, que podría lograr que disfrutaras aún más empleando mis manos y mi lengua. Me encantaría ver cómo te retuerces contra mi boca.

Elena ocultó la cara en su pecho muerta de vergüenza.

-Podrías no ser tan explícito -rogó notando como sus mejillas ardían-. No quiero ni pensar en la imagen que debía dar encima de ti.

-Oye -dijo obligándola a mirarlo-, ha sido uno de los momentos más eróticos de mi vida. No tienes motivos para avergonzarte. Te imploro que lo repitas mil veces más. De hecho, podríamos hacerlo de nuevo -comentó agarrándole el culo para que notara su nueva erección.

Elena abrió tanto los ojos por la sorpresa que Leo acabó soltando una carcajada.

-¿Ya puedes otra vez?

-Te sorprendería la facilidad con la que logras ponerme así.

Elena se mordió el labio. No le importaría volver a experimentar un orgasmo como el anterior. Estaba a punto de aceptar la propuesta cuando escucharon el ruido de un vehículo. Leo no tardó ni dos segundos en identificar el motor del coche de sus padres.

Saltaron de la cama a toda prisa. En apenas tres minutos Elena se recolocó toda su ropa, mientras Leo trataba de rehacer su cama. Elena le lanzó la camiseta antes de abrir la puerta de la habitación y bajar a toda prisa al salón. Leo la alcanzó con sus largas zancadas en pocos segundos. Llegaron al sofá al mismo tiempo que Lola entraba en el salón.

-Hola Elena, no adivinas la noticia que tengo -dijo Lola saltando a su alrededor-. Me han dado la nota del último examen de Matemáticas y he sacado un diez.

Elena le mostró todo el entusiasmo que pudo. Todavía estaba algo acelerada por la carrera cuando Dámaris y Alberto llegaron. La saludaron animadamente, logrando que Elena suspirara aliviada pensando que se habían librado por el momento.

-¿Te gustaron las albóndigas? -Inquirió Dámaris tras mandar a Lola a la ducha y aguardar a que Alberto se marchara a cambiarse.

-Sí, estaban buenísimas. Me alegra que Leo vaya aprendiendo algunas de tus recetas.

¡Que el Karma me proteja!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora