¡Que el Karma me proteja!

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Tras una larga tarde de consejos, Elena se levantó a la mañana siguiente antes de tiempo para arreglarse concienzudamente. Desde que había tomado aquella decisión, había sentido los nervios a flor de piel. La adrenalina bullía en sus venas, y apenas podía esperar para poner en marcha el plan de Karen. Si Dennis estaba empeñado en hacerse el casanovas, ella estaba más que dispuesta a patearlo.

Se puso un pantalón vaquero ajustado y una camiseta de tirantes de color burdeos que había sido meticulosamente seleccionada por Karen por el sutil escote. Se aplicó una sutil capa de pintalabios del mismo tono, además de un poco de colorete y rímel antes de asentir frente al espejo satisfecha. No olvidó el perfume, ni el desodorante.

La expresión de Dennis cuando la vio aparecer logró que Elena gritara internamente de dicha. Decir que se quedó en shock era demasiado amable. Incluso Esteban se volvió para ver qué era lo que Dennis observaba pasmado

Orgullosa con su pequeña victoria, Elena se acomodó en su pupitre con los ánimos renovados. Había tenido sus dudas respecto a la reacción de Dennis, por suerte, había resultado tan fácil de impresionar como cualquier adolescente. Aun así, sabía que no debía hacerse ilusiones. Dennis llevaba años saliendo con chicas, mientras que ella solo contaba con un puñado de consejos.

Con el libro de historia en la mesa, se puso a sacar los apuntes y fingió repasar la lección sin perder de vista todos los movimientos que Dennis hacía. Cuando Esteban y él se acercaban, alzó la vista para devolverle el saludo a Esteban, que lucía visiblemente tenso. Dennis en cambio mostraba su sonrisa más arrogante.

-¿A qué debemos este cambio tan repentino? -Inquirió apoyando un brazo en su mesa e inclinándose ligeramente.

Elena lo contempló con desinterés, para después recorrerlo de arriba abajo con una calculada mirada de superioridad antes de regresar a sus apuntes. Dennis se quedó momentáneamente confundido por aquella reacción y su silencio tan poco habitual. Creyendo que no le había oído, volvió a formular la pregunta.

-Te escuché la primera vez -contestó Elena con una sonrisa que podría haber pasado por tierna de haber sido buena actriz-, simplemente estaba meditando mi respuesta. Sé que tratas de provocarme e iniciar una discusión. Y es probable que en el proceso intentes desprestigiarme con algún comentario sarcástico. Y como no deseo complacerte, dejaré que saques tus propias conclusiones. Puedes criticarme por ello si quieres.

La expresión de Dennis fue tan estupefacta, que Esteban apenas pudo contener la risa. Elena vio como Dennis había la boca para responder, pero su actitud era tan apacible e indiferente, que no supo cómo reacción. Acabó regresando a su asiento descolocado e incapaz de quitarle la vista de encima.

La estrategia de Karen fue tan simple como efectiva. Dennis estaba tan acostumbrado a sus arranques malhumorados, que aquella actitud serena y pasota lo pilló desprevenido. Pero aquella solo era la primera parte del plan. Lo segundo que Karen le había recalcado era que tratara de mantener un contacto casual con él para alterarlo. Aunque no estaba muy segura de cómo lograrlo. No veía natural tratar de magrear al chico que tenía al lado para seducirlo. Por Zeus, ¿qué se suponía que debía hacer? ¿Acariciar su hombro? ¿Su pelo? Tal vez podría darle un apretón juguetón en el muslo si no lo considerase un acoso encubierto. Tenía que encontrar un modo de hacerse notar sin que resultara violento para ninguno de los dos.

Decidió aprovechar la clase de historia, cuando acercaron sus pupitres para realizar los ejercicios, para tratar de tocarlo en algún momento sin que resultara demasiado evidente. En el mismo instante que se acercó a él, pudo observar satisfecha que este se tensaba y se movía inquieto en su asiento.

Aquel día habían comenzado a analizar el Totalitarismo, y tras las explicaciones de María José, los había mandado a recabar detalles del establecimiento de los totalitaristas en grupo.