Prólogo

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Lágrimas, solo surcaban lágrimas por mis mejillas.

No podía con tanto, esto me sobrepasaba. Pensar que todo se había ido al traste, que él descubrió mi mayor secreto y lo haya usado en mi contra, me dejó sin alternativas o soluciones al respecto. Y aunque es muy popular la frase:

"Los demás tienen el poder que solo tú le permites tener sobre ti"

En realidad no todo es tan fácil. Véanme aquí.

¿Cómo demonios hago? ¿Qué podría decirle?

Sus ojos me miraron con tanto detalle y en ellos podía ver dolor, por mi rostro supo que algo anda mal. Sentí mi interior desgarrarse cuando ni en cuarenta y ocho horas había podido asimilar que en realidad iba a hacerle esto a él, a la única persona que siempre había estado para mí, que me había amado a pesar de ser como soy, al que abrió su corazón y me hizo sentir amor.

En realidad no podía creer que ahora mismo tendría que hacerle daño.

—Yo...

El agua caía a cántaros fuera y se escuchaba por el silencio de su apartamento de lujo, se podía vislumbrar a lo lejos como la oscuridad y el cielo se unían a mí en condescendecia con mi alma. Sollocé de forma rota y sentí sus manos tomar mi rostro y levantarlo hacia el suyo.

—¿Qué sucede nena? Dime qué pasa no soporto verte así —murmuró limpiándome en vano las lágrimas.

Vi sus próximas intenciones y supe que ese era el momento. De nada servía que dijera algo como lo que voy a decir, sin actuar en consecuencia. No lo dejé depositar sus labios sobre los míos porque entonces no aguantaría tanto. Cuando lo evité sus cejas se arrugaron en confusión total.

Sorbe mi nariz sintiendo que ese era el momento, sabía de lo que era capaz mi padre sino hacía lo que iba a hacer ahora.

—Esto me repugna , no puedo seguir por más —afirmé de pronto con mi propio corazón volviéndose pedazos.

Sus manos que estaban levantadas se bajaron de sopetón. Esa era la única forma que sabía en realidad me dejaría.

—Sabes que no podemos casarnos ahora Faith, solo tenemos...

Hablaba de nuestra última conversación, pero traté de seguir el mismo hilo por donde iba.

—Estaba ebria , si desde aquel día no hubiésemos tomado tanto, nunca hubiese pasado esto entre nosotros, eres el hijo de mi tía —repliqué con la voz rota y traté de simular asco.

Comenzó a negar de forma frenética y mis ojos no dejaron de lagrimear. Volvió a acortar el espacio que nos separaba y su tacto y cercanía me dieron un atisbo de paz, efímero.

—Mientes, no sientes asco, nunca lo sentiste y menos a estas alturas que hemos hecho de todo juntos —refutó intentando hacerme recapacitar.

Su rostro solo hizo que mi interior ardiese en desgracia. Mi respiración estaba tan débil que apenas y podía hablar alto.

—Fuiste el primero, era normal que todo al principio estuviese bien, pero...

Sus ojos comenzaron a tornarse furiosos de un momento a otro y sus manos a apretar con fuerza mis hombros.

—No me digas que...

—Sí —admití aunque ni siquiera sabía de lo que habla.

Su agarre tosco se fue volviendo poco a poco suave, estaba pasmado e inmóvil, como sino se creyese en realidad eso.

Ni siquiera yo lo creía.

Solo eso bastó para se echara hacia atrás como si fuese la peor de las pestes. En su rostro solo vi corromperse el asco hacia mí, y mi miedo creció porque ni siquiera sabía qué diablos supuso.

—Lo sient...

—¡Lárgate Faith! —escupió en forma de alarido y me sobresaltó en el sitio.

Tragué grueso al verlo tan airoso.

—¡Que te largues Faith! —me gritó completamente fuera de si.

No lo pensé más y giré mis talones corriendo fuera de su apartamento. Él no me siguió, por tanto hice lo que mi padre tanto quiso. Así que rompí a llorar en el elevador cuando las puertas se cerraron.

Me hice un ovillo en el suelo dejando todo salir, porque jamás me perdonaré lo que hice hacía unos minutos. Toqué mi panza y prendí a llorar con aún más intensidad, por todo lo jodido que fue ese momento.

¿Puede alguien volver su corazón mierda justo cuando rompe el de otra persona?

Pues para ese entonces, jamás supe todo lo que conllevó ser tan cobarde. Dejé que las apariencias que maquillaba cada día en mi rostro ante todos, siguieran retocándose día a día para luego sonreír abiertamente ante el mundo entero cuando por dentro, no era más que un cascarón vacío.

Dejé que las cadenas de los estándares dictaminados por los humanos me hicieran temer la reacción de los demás, arrastré esas pesadas cadenas año por año desde ese día. Puse la propia felicidad de todos sobre la mía, dejé que todos me limitaran convirtiéndome en el ser frío y solitario que soy hoy.

Hoy cobro con creces esa desición que tomé.

Cobrando Cadenas, Cobrando AparienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora