XXII

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Doble Actualización
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Dareen

Decir que estaba preocupado era quedarme corto. Ella no volvía en si hasta que de un momento a otro abrió los ojos y ya yo corría con ella escaleras abajo con el corazón en la boca.

Al ver que me estaba viendo me detuve e intenté ponerla de pie.

—¿Te sientes bien? ¿Qué sucede?

La veo pálida, hasta sus labios están pálidos.

—No lo sé, me siento mal —murmura y paso saliva levantándola para llevarla fuera.

Todos los ojos de la recepción están en nosotros pero a estas alturas me importa un demonio. La subo en el auto ya que veo que no tiene fuera para hacerlo y limpiando el sudor de mi frente, monto y conduzco hasta el hospital más cercano.

Ella está recostada en el espaldar del asiento y más acelero hasta llegar. Bajo y voy por ella, la tomo en mis brazos nuevamente y al verme, los paramédicos vienen con una camilla y la acuesto. Entramos a emergencias y espero a que llegue algún médico.

Cuando una mujer vestida de blanco aparece ante mí, le grito:

—¿Por qué carajos han demorado tanto?

Ella se sobresalta en el lugar y pasa saliva.

—Disculpe señor...

—Atiéndanla de una puta vez.

Y la mujer se acerca rápidamente a Faith que sigue igual de pálida y sin fuerzas para hablar. La preocupación aprieta mi garganta y le toman la tensión arterial, le miran los ojos y otros chequeos más, hasta que se gira y me dice:

—Tiene la tensión muy baja, con un café será suficiente —secunda y eso me parece lo más absurdo del mundo.

Faith jamás ha padecido de eso.

—Busca a otro doctor —ladro alterado.

La mujer da un paso atrás atemorizada al verme.

—Señor, sino se comporta llamaré a seguridad...

—O me traen un puto doctor de renombre ahora mismo o hago que cierren este puto hospital —bramo encolerizado haciendo que todos en la sala de emergencias se fijen en mí.

Faith intenta decirme algo, pero no quiero oírlo, no saldré de aquí hasta que lo que escuche me convenza.

Dos hombres tipo gorilas caminan hacia mi lugar, pero antes de que llegan a mi sitio, un sujeto calvo y panzón seguido de dos doctores más, los frenan y llegan frente a mí.

—Señor Bowers, disculpe si le hemos hecho molestar de alguna forma. Soy el gerente el hospital...

—¡Maldita sea! ¿Acaso estoy en un hospital de sordos? ¡Atiéndanla de una jodida vez!

Y eso hace que el gerente asienta frenéticamente y con sus dedos señale a uno de los doctores a sus espaldas. El cual llega casi corriendo hacia Faith y le hace los mismos chequeos que la doctora que antes la atendió.

Siento las miradas de todos en mí y en lo que está pasando, pero mis ojos están en ella, en esa mujer que no tiene fuerzas para mover ni sus manos.

—Es la tensión señor Brayan, la tiene muy baja, no se le siente el pulso. De igual forma podemos hacerle un electrocardiograma.

Y el gerente asiente. Traen el aparato casi corriendo y se lo conectan. Unos minutos después de estar los resultados, el doctor dice:

—No hay nada de que preocuparse. Su corazón está bien. —Se gira hacia Faith—. ¿Puede contestar unas preguntas?

Cobrando Cadenas, Cobrando AparienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora