Cobrando Cadenas, Cobrando Apariencias

XVI

Doble actualización
1/2

Faith

La llegada a la mansión fue silenciosa. Estuvo solo el abuelo en la entrada acompañado de Peter, su mayordomo. Me lancé a sus brazos aspirando el olor a hogar y a refugio que siempre obtengo de sus abrazos.

No iba a conversar a esas horas, por lo cuál me ayudaron con las maletas hasta mi habitación y me forcé a dormir.

Me desperté y con la misma bajo completamente vestida de ropa casual, como la que usaba en casa. Solo vivimos mis abuelos y yo en esta mansión, pues hace unas semanas mis tíos y primos de Canadá se mudaron a otra casa que compraron aquí cerca.

Inspiro tranquilidad y cuando llego al comedor ya están mis viejos sentados desayunando. Les dedico la mejor de las sonrisas y tomo asiento en mi lugar en la mesa desde que abrí los ojos al mundo.

—Come bastante que te veo muy delgada últimamente —señala la abuela y elevo las comisuras por sus palabras.

Creo que aunque estemos todos obesos, ella siempre creerá que necesitamos engordar mucho más. Será alguna manía de abuelas.

—No quiero presionarte pequeña, pero este viejo está muy preocupado. No pude dormir nada anoche...

Dejo los cubiertos a un lado y bebo un sorbo de leche descremada.

—No pasa nada señor Bowers, no tiene de qué preocuparse —repongo dejando mi espalda caer en el espaldar de la silla y le digo—: simplemente comenzaré hoy mismo los papeles del divorcio.

Ambos me miran de forma estupefacta. Como si lo que acabé de decir fuese que estoy esperando nueve bebés en el mismo saco, no sé ni cómo se le llamaría a una mujer que espera nueve hijos.

—¿Y cómo estás cariño? —inquiere la abuela con sumada preocupación.

Elevo una comisura.

—Estoy bien señora Bowers...

—¡Sabía que ese canalla te haría pasar por esto! ¡Conozco los de su tipo! —exclama el abuelo insultado.

Me pongo de pie ya que veo lo alterado que está y me dirijo a la silla más cercana a él. Pongo mi mano sobre la suya y le sonrío abiertamente.

—Estoy bien. Será un divorcio pacifico ya verás. Erling y yo merecemos encontrar el amor...

—¿Pero no lo amabas? —interroga la abuela de forma chillona.

«Cuéntales Faith, es el mejor momento»

Siento mi corazón latir con furia en mi pecho debido a las ganas de confesar mis sentimientos reales, pero el miedo me vence esta vez cuando mi boca ni siquiera intenta articularlo, es como si estuviese congelada.

No quiero herirlos. Dareen huyó de mí como la peste cuando le conté la verdad, así que no sirve de nada que atormente las cabezas avejentadas de mis abuelos.

—No —afirmo con certeza.

El abuelo sólo me mira fijamente. Está como escrutándome de forma suspicaz, conozco esa mirada. Sé que no bastará con estos escasos argumentos.

—¿Significa que estás enamorada de otro? —inquiere otra vez la abuela.

Llevo mis ojos a ella y le sonrío sin soltar aún la mano del que he considerado toda una vida, mi padre.

Entreabro los labios para hablar, pero la llegada de cierta persona me hace entumecer la boca. Solo la cierro viéndolo caminar hasta nosotros.

Su rostro denota molestia y sobriedad. Y para mi desgracia van directamente hacia mí.