IX

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Faith


Era lunes ya.

Mis ojos se sentían pesados al sentir mi alarma sonar. Me pongo de pie y me meto bajo la ducha. Aún siento su olor, su piel y hasta su verga dentro de mí, cosa que hace arder internamente.

Estas son las malditas consecuencias de permitirle entrar. Ahora mi mente no deja de procrearlo, de pensarlo y de tocarlo aunque no esté frente a mí.

Cuelo la mano entre mis piernas y suelto un quejido cuando siento la humedad ahí latente y exasperante. Necesito acabar de largarme de este lugar, huir como siempre he hecho. Auto concienciarme lo jodido que será todo si le sigo abriendo caminos dentro de mí.

Saco la mano de entre mis piernas maldiciendo y termino de lavar mi cabello. Salgo envuelta en una toalla y voy hasta el tocador lleno de mis cremas. Me desnudo y comienzo a humectar mi piel como cada día.

Veo el espacio vacío que antes ocupaba el tatuaje que estuvo por años sobre mi piel.

"You're mine"

Era la palabra que estaba escrita con flores y ramas bordando mi cadera. Era un poco grande.

Mis ojos se cristalizan viéndome a través del espejo, pero mi mente no está en mí, sino en ese momento.

—Te amo —murmuró estrechándome entre sus brazos.

Mis pequeños pechos estaban contra su torso trabajado y mi cabeza sobre uno de sus pectorales firmes.

Estar así me calmaba. Era mi zona segura. Vivíamos lejos, teníamos que viajar varias horas para podernos ver. Estaba comenzado a hacerse pesada la distancia en al que teníamos que movernos para solo pasar unas horas así. Recién había comenzado la universidad y no podía dejarlo todo por vivir en otro estado.

Él tenía su trabajo. Dareen estudió gestión empresarial  y estaba ejerciendo su primer año como trabajador en la empresa del abuelo. Él tenía su vida aquí sin embargo, los dos nos sacrificábamos para vernos, casi siempre él iba a buscarme a la facultad pues en ese entonces yo vivía en una residencia con una amiga.

Lo sentí oler mis cabellos de forma profunda.

Yo lo amaba. Con todas mis fuerzas. No dejaba de pensarle en todo el día, tenía ganas de estar sobre él todo el tiempo. Aunque hacía meses estaban un tanto tensas las cosas entre los dos, o más bien estaban tensas desde que comencé la universidad.

Sus miedos estaban reflejados todo el tiempo en él, miedos a que lo dejara por otro. Ya no sabía que hacer o cómo decir que lo amaba única exclusivamente a él.

—Debemos regresar —le musité y al instante escuché sus resoplidos.

Nos separamos y busqué sus verdes ojos. Estaba amaneciendo y tenía que llegar a tiempo a las clases, había pasado desde el viernes en su apartamento.

—Quédate —pidió de pronto y se me estrujó el pecho al verle así.

Yo también quería quedarme aquí. Pasar los días a su lado, poder estar juntos como una pareja normal estaba. Desearía poder explicarles a mis padres que me había enamorado y que quería vivir con mi novio en su apartamento en otro estado.

Ellos hubiesen sonreído felices e incluso creo que todo hubiese sido perfecto.

Pero mi novio era mi primo.

Era el sobrino de mi padre.

El hijo de la hermana del hombre que me dio la vida.

Éramos prófugos del amor. Y Dareen mejor que nadie lo sabía.

Cobrando Cadenas, Cobrando AparienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora