XXIII

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Es una doble actualización por si llegaron aquí primero
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Faith

La emoción y felicidad llenaban mis poros. Me sentía levitar en las nubes con todo lo que había preparado Dareen. Todo estaba precioso, las luces del carrusel iluminaron el suelo lleno de pétalos y los fuegos artificiales me cegaron rotundamente.

Se había hincado ante mí y al final lo había pedido. Tantos años creyendo que la felicidad era algo inalcanzable para mí, casi una década dándome por vencida y viviendo una vida vacía y sin propósito, para verme ahora sonreír por él, por mi primer amor.

Después de todo quizás si le tengo que dar las gracias a Erling, a fin de cuentas mediante él, Dareen volvió justo en el momento en que él mismo mostró quien era y a quien pertenecía su corazón.

El deseo de venganza de Dareen poco a poco había quedado de lado mientras fue conociendo la verdad de todo. Otra vez fue haciendo añicos los muros que había construido por mi culpa y otra vez lo vi mirarme con amor.

Hasta que al fin puso en mi dedo el precioso anillo.

Aún estaba casada con Erling, pero pronto sería el divorcio. No demoraría mucho para atarme de por vida a alguien que de verdad amo.

Se separa de mí Dareen para tomar una llamada demasiado insistente. Lo veo mover sus manos de forma furiosa y cómo aprieta la mandíbula oyendo a quien sea que esté hablado con él.

Y cuando voy a acercarme, lanza el celular contra el suelo asustándome un tanto. Busco su rostro pero está cargado de rabia, ira o quizás una mezcla de ellas. Parece a punto de estallar el mil fragmentos.

—¿Dareen qué es lo que pasa? —balbuceo con el pulso acelerado al verlo tan fuera de control.

Sus ojos me enfocan pareciendo dinamita prendida, a pesar de ser verdes.

—Necesito que tomes el asunto con calma Faith. Lo resolveremos —intenta decir pero la calma en él brilla por su ausencia y sé que algo muy malo debe haber pasado.

A mi mente pasan desfilando los peores escenarios y el más malo de ellos es el del abuelo.

—Dareen, el abuelo...

—Es la empresa Faith, acaba de entrar en bancarrota —declara y al instante pestañeo creyendo haber escuchado mal.

—¿Qué es lo que...

—Erling. El hijo de puta hackeó el sistema de la empresa y todo lo que has invertido en ella, fue en vano. No hay dinero de vuelta.

—Pero eran clientes. Estábamos en el mejor de los momentos Dareen, los pedidos eran reales, los perfiles eran reales, el sistema rastrea y cuida de que sean personas reales —manifiesto de carrerilla con el corazón latiéndome a mil.

—Es muy fácil para el que sabe realmente hacer cuentas falsas y burlar el sistema de protección contra falsificación —comenta con la voz llena de frialdad.

Mis ojos se acumulan de lágrimas al ir asimilando tal cosa. No puedo creer que en verdad esté pasando eso, en el momento en que yo tomé el mando de el legado de la familia. Debí desconfiar, debí dudar del subidón repentino de encargos.

—Faith... —Dareen toma mi rostro en sus manos y hace que le mire, pero solo logro verlo borroso.

Las lágrimas no me dejan ver más allá y jadeo llena de dolor.

Bancarrota.

Quiebra.

Los Bowers la han mantenido en pie por años. Y vengo yo a destrozar todo lo que...

Cobrando Cadenas, Cobrando AparienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora