Narrador
El legado estaba más firme que nunca. Habían sedes incluso en Europa y Asia. Las ramas de ventas se habían extendido de forma exorbitante y eso significaba que todos estaban haciendo un buen trabajo.
Todos.
La familia entera.
Cada uno atendía un departamento. Habían decidido apoyarse mutuamente tras la muerte de Leonardo Bowers y tal cual lo habían hecho sus antepasados por generaciones.
Luego de Faith y Dareen recibir la gran noticia de que serían padres. Dareen se vio en la necesidad de hacer una rueda de prensa. Afirmó ante todos sus sentimientos, sus intenciones y propósitos. Quedó claro ante el mundo entero que sin importarle lo que opinaran, él seguiría con ella.
La familia por otro lado al principio se mostró un tanto recia, en especial los padres de Faith, pero con el tiempo y con la llegada del primer nieto y bisnieto a la familia, todos dejaron a un lado los prejuicios y amaron al bebé sin importar nada más.
Así que a los tres años de haber nacido Leonardo Bowers —nombre que le pusieron al bebé en honor a su bisabuelo—, Faith y Dareen se casaron.
Los nervios crispaban dentro de los dos. Habían enfrentado críticas feas, habían sido señalados por amistades y socios, incluso hubo muchos que los acusaron de incestosos y trataron por todos los medios de impedir la legalidad de los matrimonios entre primos en New York. Pero al final terminaron por darse por vencidos.
Los dejaron de juzgar cuando hubo otro chisme más jugoso que el suyo. Y al fin Faith y Dareen pudieron respirar en paz.
Y decidieron casarse.
La boda había sido algo íntimo, solo para la familia y amigos muy allegados. Se divirtieron hasta que llegó al hora de partir, pues el yate los estaba esperando para ambos pasar su luna de miel.
Lejos del trabajo, lejos del bullicio. Solo ellos dos.
Pero los gritos de Leo eran estridentes y hacían a Faith cada nada mirar de forma insistente a Dareen.
—Él estará bien Faith. Tiene tres años, la abuela y mi madre se encargarán de todo —repuso Dareen.
La peli negra volvió a hacer un puchero mirando en dirección del niño mientras caminaban alejándose de toda la familia.
—Mi bebé —suspiró nuevamente Faith volteando por enésima vez al oír al pequeño llorar a moco tendido.
Dareen bufó.
—Solo serán dos semanas.
—Pero él nunca ha estado separado de nosotros.
—Estará bien nena. Vamos —indicó y ella subió al coche esta vez mirando de frente a su hijo llorar.
El pecho se le apretaba cuando lo veía así. Ella lo vio nacer siempre con el miedo a que desarrollara alguna enfermedad hereditaria por tanto, siempre lo habían tenido demasiado sobre protegido y mimado.
Dareen arrancó el auto hacia el puerto. Llegaron y subieron al yate nuevo que había comprado hacía bastante poco, lo había comprado pensando en pasar ahí la luna de miel.
Habían tenido unos años agitados y lo menos que quería era seguir atormentado, por tanto esas dos semanas iban a relajarse, se lo merecían y mucho más Faith.
La miró observar el mar. Aún estaba con el vestido de novia bastante sencillo, aunque su cabello estaba totalmente suelto y se movía de un lado a otro con las brisas.
Ella tenía mucho sobre sus hombros. Y lo había hecho bien, se enorgullecía cada vez que la veía ser tan buena jefa, tan buena madre y esposa. Cumplía perfectamente cada papel.
Cada año que pasaba Dareen comprobaba que el tiempo no importaba ni afectaba en lo que sentía por ella. El amor es algo que no cambia, que no falla y que todo aguanta, ellos eran una prueba evidente de ello.
—Nena...
Faith lo miró y le sonrío como solo ella sabía hacer.
—Estoy bien, solo estaba pensando —dijo.
Dareen se situó tras su espalda y la abrazó mirando el sol ponerse en el horizonte marino.
—¿En qué pensaba mi esposa?
—En nosotros, en nuestro hijo, en el abuelo...
—¿Lo extrañas verdad?
Asintió.
—¿Tú no?
—Sí. Estaría orgulloso de ti como yo lo estoy.
Ella se volteó sin apartarse de él y le observó de cerca.
—Ojalá estuviera con nosotros —musitó.
Y él sonrió.
—Él sigue aquí —comentó señalando su corazón.
Faith abrazó a su esposo y se acercó lentamente a su oído para susurrar:
—Tendremos otro Leonardo.
Y Dareen asombrado echó el cuerpo atrás y buscó los ojos de su mujer, la cuál estaba sonriendo abiertamente.
—¿Estás segura?
Ella asintió llena de felicidad. Y Dareen la cargó en sus brazos haciéndola chillar, luego comenzó a besarla con intensidad perdiéndose en su sabor.
—Entonces hay dos motivos para celebrar... —gruñó bajando su lengua por su cuello percibiendo cómo se retorcía—. Acabas de ser legalmente mi esposa y me darás otro hijo.
Ella se rio.
—Puede ser una niña.
—Puede ser sí, pero estoy seguro que será un niño. Entonces esposa... —murmuró Dareen metiendo la mano bajo su vestido—. ¿Sexo en el mar o en el camarote?
Ella justo cuando iba a contestar él no lo permitió, porque arremetió ahí mismo contra ella con total libertad.
Faith en sus brazos sintiéndose protegida, deseada y amada comprendió que la moralidad humana es relativa. Nadie tiene derecho a trazar una línea entre el bien y el mal. Nadie debe ponerle freno a tus sentimientos. Tienes que ser libre de amar, de querer y de ser feliz. Con quien desees y como lo desees. Aunque todo esté en contra, aunque todos te critiquen, aunque tengas que empezar de cero, ponte a ti por encima de los demás y verás como todo fluye.
Así que no vivas de apariencias, se tú mismo.
No te pongas tu mismo las cadenas, se libre de amar y querer.
_________________
Gracias a los que en cada capítulo han dejado su voto!Hemos llegado al final de esta historia que surgió locamente una tarde en casa de mi amiga jajaja Naye_Arencibia
Espero que les haya gustado y que la hayan disfrutado como yo
A ti yulietbri por hacerme tener ganas de escribirla más y por hacerme ver muchas cosas de la historia desde los ojos de un lector
Si os gustó os invito a seguirme. En mi perfil encontrarán más historias de mi autoría
Besitos
❤️
ESTÁS LEYENDO
Cobrando Cadenas, Cobrando Apariencias
RomanceFaith creyendo que después de lo que le hizo, él jamás volvería, se casó y rehizo su vida con otro hombre. Pero era una vida vacía y sin propósito. Vivía aparentando felicidad y tragando grueso cada vez que pensaba en él, en el hombre que poseía su...