II

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Faith

Mi respiración acelerada hace que exhale con fuerza, hace que pese el oxígeno en sistema. Siento que cada segundo que pasa es como una bomba en su cuenta regresiva.

Él no puede volver.

No sé como voy a enfrentarlo si lo tengo en frente, no sé como rayos podría verle a la cara, no sé como diablos siquiera podría ingerir alimentos en la misma mesa que él. A mi mente llegan imágenes, los flasbacks surgen como destellos frente a mis ojos.

«Él besándome los nudillos.»

«Él apretándome contra su pecho hasta quedarse completamente dormido.»

«Él susurrándome los tantos te amos al oído mientras me penetraba de forma lenta...»

Sacudo mi cabeza como forma de alejar todo lo que a mi mente llega. Me fijo en mis manos y en que inconscientemente estaba apretando mi vestido con fuerza. Se me acumula tanto dentro que me siento asfixiada.

«Tranquila Faith.»

Llegamos a la empresa de Erling y me abre la puerta el que se ocupa de parquear los autos. Pongo mis tacones sobre el suelo y mirando las puertas movedizas comienzo a caminar.

No me he molestado en llamarle antes, sé que debe estar ocupado pero siempre me atiende, nunca suelo incordiarlo con mis cosas. Voy a paso firme y tras pisar el pulcro mármol un cuerpo que no reparé se mete ante mis piernas y trastabillamos ambas, cayendo así al suelo. Mis rodillas se quejan del dolor cuando me noto hincada y con mis manos en el piso.

Percibo la mirada de todos a mi alrededor.

«Maldita sea»

Jamás me he visto en una posición tan degradante, y nunca he permitido a nadie humillarme de esta manera. Todos siempre al verme entrar se orillan a los lados y eso se llama respeto.

Cuando menos lo espero tengo a tres personas ayudándome a ponerme de pie. Dos de seguridad y la secretaria de la entrada. Miro a todos lados impaciente y también a mi reloj.

¡Demonios!

Debo apresurarme y evitar un desastre para mi vida. Pero mis ojos ubican a la persona que me hizo arrodillar en el suelo. Detallo con fijeza todo en ella.

Sí, es ella, es una chica, debe tener mi edad apróximadamente. Mi cara de fastidio se hace notar en instantes, mi mal humor aumenta cuando noto la copia barata de tenis que calzan sus pies.

Mis ojos duelen con solo ver lo desagradable que es su atuendo.

Bufo porque mientras más la veo más crece mi enfado.

¿Ella me hizo caer?

Bajo las preguntas de preocupación de todos los que me rodean, tomo mi bolso de las manos de la secretaria y salgo directo a enfrentarme a la necia que me hizo poner las rodillas en el suelo.

¿Quién mierda se cree?

Sus ojos cafés miran los míos cuando la tengo frente a frente. Le saco casi una cabeza de diferencia debido a los quince centímetros en los que estoy trepada. Es muy bonita pero ver lo que usa hace que siquiera prestes atención a su rostro, luce totalmente del monton con su elección de ropa.

La noto entreabrir sus labios para hablar pero me adelanto.

—¿Nombre? —escupo con todas mis malas pulgas.

Creo que a este punto me dará un paro cardíaco.

—Sien...

—¿Nombre? —la interrumpo nuevamente con fastidio e ironía.

Cobrando Cadenas, Cobrando AparienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora