Jungkook
No podría decir que no lo sabía. Jesús, era por eso que siempre había tratado de mantener mi distancia con él. Sabía que me haría tropezar. Aunque, por mucho que deseará poder culpar de mi cagada al hecho de que los problemas seguían a Taehyung donde quiera que fuera, sabía que eso no tenía nada que ver con eso.
Cuando estaba cerca, en lo único que podía concentrarme era en que olía a tentación. Como algo que quería adorar y degradar al mismo tiempo.
Sólo había tenido que pinchar ese punto, esa única debilidad, para hacerme perder el control. Tenía razón sobre mi madre. Sólo podía imaginar la expresión de su linda cara si sabía que yo había sido el que había sacado a la perra de su maldita y depravada miseria.
No me había rendido en más de diez años. Diez años por el desagüe por culpa de una maldita mujer. Bien podría haberle lanzado a Shakespeare desde debajo de la ventana.
La próxima vez que me responda, solo necesita llenar su boca con algo más productivo. La imagen de él, de rodillas, mirándome con suaves ojos marrones, jugó en mi mente. Envió una ráfaga de calor a mi ingle. Hizo que mi sangre corriera por los oídos.
Con un apretón de dientes, alejé la fantasía.
No tú.
Una mezcla de furia, pesar y alivió ardía en mi pecho.
Podía cambiar todo tan rápido. Hacerlo un hombre soltero. Hacer que me deseará. Hacerlo mío. El plan comenzó a tejerse en mi mente, y cuando sentí un temblor en la mano aún envuelta alrededor de su garganta, la apagué rápidamente.
Su pulso latía rápidamente, expresando su miedo, pero sus ojos estaban llenos de desafío. Triunfo.
—Iowa, ¿eh?
La amarga diversión me llenó. Él fue puesto en esta tierra para agravarme, para humillarme. No conocía a ningún maldito hombre que deseará ser humillado.
Apreté mi agarre. —Sólo voy a decir esto una vez, cariño, no me jodas. Te prometo que la próxima vez no seré tan amable.
Hubiera matado a cualquiera que me hubiera provocado como él lo hizo. Pero de alguna manera, la idea de su cuerpo sin vida hizo que mi estómago se apretara en negación. A menudo deseaba que fuera un problema que pudiera hacer desaparecer, aunque, curiosamente, su muerte siempre había sido duro para mí.
Parecía aburrido. —Di algo en ruso.
Este fue un momento en el que me encantaría llenar su boca con algo más productivo.
Lo dejé ir más bruscamente de lo que debería, y luego me odié a mí mismo por sentir una punzada de arrepentimiento. No podía matarlo. Ni siquiera podía hacerle daño. ¿Qué demonios haría con él? Mi polla se apoderó inmediatamente de mí, mostrando imágenes de él, desnudo en mi cama, con el culo arriba y la cabeza abajo, mientras se agarraba a las sábanas y me rogaba que le diera más.
Obviamente, tenía algunas ideas.
Pero algo más profundo estaba involucrado, una necesidad extraña y visceral que no podía explicar y que ni siquiera entendía. Un hambre que rugía en mi pecho y sangraba en mis venas. Si fuera allí con él, y finalmente lo tuviera de la forma que había soñado durante años, nada sería lo mismo. Mis planes de una vida normal y cómoda se irían al infierno. La idea de dejarlo todo era un aborrecimiento físico.
—¿Ahí es donde fuiste... esa noche? ¿Rusia? —me preguntó al llegar a la puerta.
Esa noche. Lo dijo como si estuviera perturbado sólo por el recuerdo, mientras que, aunque yo lo odiaba, esa noche había alimentado mi obsesión por él durante años. Soñé con él, fantaseé con él y luché una batalla física conmigo mismo para no volver a Nueva York sólo para verlo en persona.
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Mi pequeña estrella. (T.M.O)
RomanceEn ningún lugar de los planes de Jungkook se había preparado para Taehyung. Él es el caos encarnado, no es su tipo, y está casado, pero nada de eso puede evitar que sus ojos lo sigan a donde quiera que él vaya. Desde el principio, él ni siquiera sa...