Volvieron ha empezar las presentaciones. Llegué al aula y, como supuse, debía subir a la plataforma de la pizarra. Miré la clase y, sin haber acabado de observar, Mamoru Endou saltó delante de mi.
- Hola, Valeria. Así que estás en mi clase.
- Sí. Me alegro de verte. Pareces mucho mejor -respondí riendo al ver su ímpetu.
- Siéntense todos-dijo el profesor antes de que Endou pudiera seguir la charla- Menos tú, García, que debes presentarte.
- Me llamo Valeria García Romero. Tengo 14 años y espero llevarme bien con todos. -dije con un tono alto y tranquilo antes de hacer una reverencia.
- Busca un sitio.- dijo secamente, lo que me hizo de menos al señor Furugawa.
Vi un sitio vacío al lado de Shuuya Gouenji. Me dirigí al pupitre y dejé mi mochila encima de la mesa para empezar a sacar el libro y el estuche mientras él miraba fuera de la ventana.
- Hola de nuevo. -dije sonriente, tratando de ser amable.
- Hola- contestó, pero no dejó de mirar el cristal.
- Qué casualidad, ¿verdad? No esperaba que estuviéramos en la misma clase.
- Sí, muy buena. -concluyó mirándome esta vez, con una leve sonrisa.
Al finalizar las clases sufriendo por la señora falda, decidí hablar con el director para proponerle una versión alternativa del uniforme, pero, al parecer, debía decírselo antes a su hija y mano derecha, Natsumi Raimon.
- ¿Un uniforme alterternativo? No me hagas reír.
- Sería una buena idea para aquellas chicas que no se sientan cómodas con la falda.-dije tratando de razonar.
- Lo siento, pero tengo cosas mejores que hacer -finiquitó levantándose de la silla y cogiendo un libro.
¡Qué chica tan creída y repelente! Y aún creo que me quedo corta, me miraba por encima del hombro todo el rato. Sin más, paseé por uno de los laterales del campo pensando en qué podría hacer entonces. Lo más probable sería seguir como hasta aquel momento usando pantalones bajo la falda. Sin darme cuenta, choqué con alguien y caímos ambos al suelo.
- Lo siento -me disculpé con los ojos cerrados.- No estaba mirando por dónde iba.
- No pasa nada -abrí los ojos cuando reconocí la voz y vi a Gouenji tendiéndome una mano- Yo tampoco miraba. ¿Estás bien?
- Sí, de momento, estoy de una pieza -respondí y apareció una leve sonrisa en su rostro mientras me quitaba el polvo de encima- Se encajar bien los golpes, créeme
- Me alegro mucho- felicitó mientras negaba mientras se ensanchaba un poco su sonrisa.
Seguimos hablando hasta la puerta, cuando oímos la voz del capitán que cada vez sonaba más cerca.
- No, otra vez no...
- ¿Qué pasa? Sólo es Endou, no te va ha comer -comenté carcajeándome aunque la mirada de Gouenji era lapidaria.
-Por fin os alcanzo. ¿Cómo estáis?
- Bien. ¿Y tú? Ayer estabas para que te llevaran al arrastre y ya estás como nuevo. Tienes que darme tu secreto.
- Supongo que tienes razón, será un don -rió pero carraspeó para volver a la compostura-.¿Querrías unirte al equipo?
- ¿Yo? -pregunté tan sorprendida como el delantero mientras el portero asentía- Sí. Claro, pero con el dorsal 18, ¿eh? -pedí con una media sonrisa.
- Ni lo dudes un momento... Y, -dijo volviéndose hacia donde estaba Gouenji que había sido capaz de pasar inadvertido, cosa que parecía desear- si quieres, puedes unirt...
-Ya te lo dije, esa ha sido mi última vez. - sentenció cortándole como al final del partido.
- Volverá, te lo aseguró -le dije cuando el delantero se alejó para separarse del tema.
- Ya me gustaría.
Yo sonreí y fui con él a rellenar la solicitud y a por una equipación. Me explicaron dónde querían llegar y ese sitio era el Fútbol Frontier. Era una competición juvenil en que se medían las fuerzas de los equipos escolares. Hablaba con más pasión de ella que mis compañeros del Zeus y eso me daba energías. Se parecía al Torneo Gran Minerva que gané con el Omega Alfa. Mejor dicho, ganó el equipo. Incluso las bases eran las mismas y no se impedía jugar a las chicas. Entonces, pasó el entrenador Suguru Fuyukai, nuestro seco tutor, con una cara aterrorizada.
- Chi... ¿Qué haces tú aquí?
- Se ha unido- dijo Heigoro Kabeyama como si nada, era un chico de buen corazón, grande y robusto, pero también comilón y cobarde.
- Vale -murmuró tratando de volver a su cara aterrorizada-. Hemos recibido una carta terrorífica del Occult.
- ¿Quiénes son?
- Yo te diré quien son. Los que nos han amenazado diciendo que nos lanzarán una maldición si no jugamos y los que, si no ganáis, harán, para mi suerte, que cierren el club a orden de la señorita Raimon.
De nuevo, la repelente chica cierra clubes, cómo no.
- De nuevo, tenemos que ganar si queremos que esto siga en pie -mascuyó el siempre malhumorado Someoka Ryuugo-. Demos por cerrado el club.
- Eso es un problema pero vamos a ir a por la victoria. El resultado de un partido no se decide hasta que suena el pitido final.
Tras esa charla, salí del club y volví a casa pensativa. Tal vez aquel rechazo de Natsumi fue algo bueno para mi. Pude hablar con Shuuya, con quien parece que ya empiezo a conectar un poco, y pude entrar en el Raimon.También me hizo tomar una decisión a partir de esas palabras de Endou, no me rendiría y seguiría siempre adelante a pesar de todas las trabas del camino y todas las piedras que se interpongan ante mí. Sin duda, esa frase no se me olvidaría.
"El resultado de un partido no se decide hasta que suena el pitido final"
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De nuevo, el glosario:
En el anterior se me olvido decir que, la Kidokawa Seishuu era el Instituto Kirkwood.
Occult: igual.
Natsumi Raimon: Nelly Raimon Suguru Fuyukai: Frank Wintersea
Heigoro Kabeyama: Jack Wallside. Someoka Ryuugo: Kevin Dragonfly.
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El amor de rubí. Parte 1.Vivir
FanficValeria García Romero es una chica de 14 años que, por el trabajo de sus padres, abandona su España natal para embarcar en un vuelo al archipiélago de Japón. Allí conocerá a personas diversas y vivirá más de una mala situación que deberá superar con...