Llegué a casa con barro hasta las orejas pues varias veces el tiro de Kirigakure me había pasado rozando. Dejé los zapatos en la entrada y fui a la cocina.
- Hola.-dije sonriente a mi padre.
Los ojos los había sacado de mi padre. Un color cobalto típico del norte de Europa de donde venía mi abuela. Es de Suecia y, sinceramente, ahora no se ve demasiado y, cuando mira mis partidos, se fija en lo que dice el comentarista. Mi padre es rubio, un rubio entre el rubio dorado y el rubio albino. Siempre ha tenido un sentido de la justicia, que yo mantengo, por lo que es abogado y de los buenos.
- ¿Qué tal el partido?
- Genial. 3 a 1. Fue complicado.
- Lo he visto.-respondió mirando el uniforme del equipo todo sucio.
- Y el juicio, ¿qué tal? ¿Habéis ganado?-le pregunté.
- Pues han pedido aplazarlo por eso he llegado antes. Pero ya está ganado.
- Me alegro. Mucha suerte.
Subí las escaleras y dejé la bolsa en un rincón para irme a la ducha de cabeza. Ya me había acostumbrado al lugar pero echaba de menos mi vieja casa. Aún la conservábamos porque pasaríamos el verano en España. Encendí el agua y esta me calmó. Cerré los ojos pues quería creer que estaba bien pero el corazón me decía lo contrario. Estaba enferma de amor, una de las peores enfermedades. Capaz de volverte loco en lo que dura un suspiro. Dios, pero con solo cerrar los ojos le veía. Su cara, sus ojos... Solamente quiero tener el valor suficiente para decírselo.
- Listo.-dije enrollándome en la toalla como un rollito de primavera cogiendo un pijama.
No había deberes y me tumbé en la cama donde, pronto, dormiría tras aquel partido y apuesto a que sabéis con quién he soñado. No, con él sino con Afuro. Se enfrentaban a la Teikoku y bien sabía yo que ganarían. Pues, Kidou estaría mal de la pierna y ellos tenían el néctar.
Al día siguiente, volvimos a los entrenamientos. Habíamos parado Endou, Gouenji y yo para descansar y entró Haruna totalmente sofocada.
- ¿A que no sabéis quién ha ganado?-preguntó.
- La Teikoku, cómo no.
- Han ganado 10 a 0.-dijo ella.
- Eso si que es una victoria.-respondió animadamente chocando una mano con Gouenji quien me miraba sabiendo que había de algo de lo que no se había enterado.
- No. El que ha ganado es el Zeus.
- ¿Cómo?-preguntó- Será una broma, ¿no?-ella negó con la cabeza.
- Eso es imposible. 10 a 0 es mucho y la Teikoku no pierde por más de 1 gol.-terció Kabeyama.
- ¿Cómo lo hicieron?
- Con técnicas jamás vistas. No pudieron actuar.
- Eso es imposible.
- No lo es. Sus técnicas y tácticas que parecen ideadas por dioses. Una fuerza capaz de aplastar a cualquiera. No tienen rival.-dije cabizbaja.
- ¿Cómo lo sabes?-me preguntó Gouenji mirándome seriamente quedando bajo la mirada de todos los presentes.
- Antes de venir aquí yo estudiaba en el Zeus y jugué con ellos. Era su capitana pero...
- ¿Nos estás espiando?-preguntó muy enfadado Ryuugo.
- ¿Por qué no nos lo dijiste?-preguntó nuestro capitán interponiéndose ante Someoka.
- Porque no quería recordarlo. Me marché porque descubrí su secreto más oscuro. Les abandoné por lo que, también, me siento miserable. -respondí mirándoles a los ojos desde Someoka a Gouenji- Era su pilar de apoyo y les dejé de lado.
- Yo te creo.-Endou me pasó un brazo por el hombro.
Así todos me creyeron pues sabían, de alguna manera que no les mentía. Entonces, me giré hacia Haruna.
- ¿Y Kidou?-pregunté.
- No jugó. Como se lesionó jugando contra nosotros, decidieron reservarle. Y, por eso, cuando quiso salir ya era demasiado tarde.
- No es posible.
- Capitán, tranquilízate que te va a dar algo.-dijo Kabeyama.
- ¿Cómo quieres que me tranquilice?-respondió bruscamente Endou.- Es imposible que hayan perdido.
Salió corriendo. Sabía que me creía pero no creía aquella derrota. Todos volvimos al entrenamiento y, cuando iba a la sala de tiro, Shuuya me agarró del brazo.
- ¿Por qué no me lo dijiste? Yo te he contado todos mis secretos y sabes que puedes confiar en mi y se nota que, ocultándolo, tenías una pesada carga.
- Ya lo he dicho, no me gusta recordarlo. Me duele demasiado. ¿Qué clase de capitana soy?-dije soltándome y entrando en la sala.
- Eres una gran compañera, en la que se puede confiar, sincera y con un gran sentido del humor, cuando se lo propone.-dijo siguiéndome- Eres de ese tipo de personas que quedan pocas y vale la pena tener como amiga. Esa eres tú.
Me giré hacia él con lágrimas en los ojos pues no merecía ninguna de esas palabras. No quería que aquellas saliesen pues ya no quería llorar y cerré los ojos. Noté un cálido abrazo y los volví a abrir viéndole a él. Enterré la cabeza en su hombro.
- No merezco esas palabras.-dije entre sollozos- No merezco ni tan siquiera una letra.
- No te mereces esas palabras. Te mereces muchas más.-respondió abrazándome más fuerte.
Tardé un poco en calmarme y le dirigí una mirada. El limpió la última de las lágrimas que habían caído con una sonrisa.
- Puedes confiar en mi.
Le miré muy agradecida pues no pensé que me diría tantas cosas. Una persona cualquiera no sabría encontrar tantas cosas buenas a otra pero él no era como los demás. Eso es lo que me atrajo de él. Saber que era capaz de ver cosas para las que el resto era ciego y comprender cosas para las que los demás estaban sordos. Siempre ha sido, es y será así.
Después del entrenamiento, fui a ver a Kidou para preguntarle cómo estaba. Llamé a la puerta y bajó rápidamente. No creo que pasasen ni tres segundos.
- Hola, ¿qué tal la pierna?
- Estoy bien y la pierna no me duele. Tenías razón. Todo lo que me dijiste del Zeus era cierto.
- Sabía que algo pasaría y no precisamente en vuestro favor.-dije mirando al suelo.
- Bueno, hemos perdido pero no importa.
- ¿Y tu hermana?-le pregunté tristemente.
- Bueno, me dijo que estaba bien dónde estaba así que yo estoy bien.
- Me alegro. Será mejor que te deje. Hasta pronto.
- Lo mismo digo.
Me alegro que estuviese así y que se lo hubiese tomado así. Ojalá Endou esté mejor. Ahora solo pensaba en como explicarles a los chicos que no sabían que yo estuve jugando en el Zeus toda la información que tenía así que empecé a escribir todo cuanto sabía para cuando llegase ese momento.
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El amor de rubí. Parte 1.Vivir
FanfictionValeria García Romero es una chica de 14 años que, por el trabajo de sus padres, abandona su España natal para embarcar en un vuelo al archipiélago de Japón. Allí conocerá a personas diversas y vivirá más de una mala situación que deberá superar con...