Después del incidente del balón y el árbol, digamos que traté de separarme "un poco". A tres metros de distancia. Ahora bien, en clase estaba a tres centímetros de mi. Intenta evitarlo si te atreves. Me senté en mi silla y saqué mis cosas. Me temblaban las manos porque, por si no fuese bastante, tenía un frio impresionante.
- ¿Qué te pasa?-preguntó su voz a mi lado.
- Nada.-dije tratando de aparentar tranquilidad que, claramente, notó que no tenía.
- Ya, y yo soy una Barbie.-dijo mirándome sarcásticamente.
- Barbie, no. Tal vez, un Ken...-me tapé la boca con las manos sonrojándome muchísimo.
¿Sabéis lo que es cometer una equivocación más grande que las siete vacas gordas de la Biblia? Pues os sonará gracioso pero a mi me ha pasado ya 14 veces en todo el día. Y, milagrosamente, no ha tenido consecuencias. Para mi, digo. Porque he estado a punto de estrangularme a mi misma 14 veces.
- Qué buen chiste. Tienes que dejarme usarlo.-dijo riendo.
Empezaron las clases y entregaron el último examen de lengua. Cerré los ojos y respiré hondo antes de mirar la calificación. 10. ¡Tengo un 10! Estaba contenta. Con cualquier nota me alegraba. Menos con los suspensos que, por suerte, no tengo.
- Un diez, ¿eh? ¡Qué bien!- comentó Endou con su 5'5.
Sonreí y así siguieron las clases de aburridas excepto porque, en biología, a Endou, se le escapó la rana que diseccionaríamos y tuvimos que buscarla. Fue divertido.
- ¡Ah!¡Quitádmela de encima!-gritó Sayumi moviéndose como si fuese una lombriz.
La rana saltó de su nuca por las mesas y cayó cerca de mi. Me lancé a por ella y se escapó. Yo reía por el suceso cuando me dí cuenta de que unas manos estaban encima de las mías. Seguí el camino de los brazos hasta toparme de frente con los ojos chocolate de Gouenji. Aparté las manos sonrojada ante la atenta mirada del chico.
- ¿Por qué me evitas desde primera hora?-preguntó sujetándome el brazo cuando traté de levantarme.
Me miraba muy serio con una mirada penetrante que no me soltaría hasta que le contestase.
- Porque...-me puse a pensar una escusa- necesitaba ir a mi aire y estar sola. Pensar me va bien, ¿sabes?
- Ya claro. Bueno como ya te dije solo quiero saber lo que quieras contarme. Y, fácilmente, se ve que no quieres hablar.-dijo relajando sus facciones.- Vamos a seguir jugando a "Atrapa el sapo"-dijo con tono de presentador.
- La rana.-le corregí.
- Eso, "Atrapa la rana".
Me reí bastante pero sería lo mejor que podía hacer. Necesitaba alejarme de él. Salimos al mismo tiempo a coger la rana quien nos miró desde el terrario tranquilamente como queriendo decirnos que de ahí no salía.
Fui a la caseta del club y ya había bastantes personas allí. Estaban comentando algo sobre que Kazemaru volvía al club de atletismo y Hikari les escuchaba sentada en una vieja silla de pala.
- Chicos, calmaos de una vez.-dijo Endou nada más entrar.
- ¡Qué desastre!-comentó Heigoro- Kazemaru se quiere ir.
- Lo se. Pero es su decisión.-terció el capitán dando por cerrada la conversación.
Otra vez a entrenar y sin descanso que queda poco para el torneo nacional y no voy a perder los nervios. Empecé a morderme las uñas. El tiro entró y Gouenji me dirigió una mirada y sonrió. Me aparte la mano de la boca escondiéndola a mi espalda. El aguantó una carcajada y volvió a prepararse. De repente, sonó el teléfono de Natsumi y cambió su cara radicalmente. Todos fuimos al hospital tras Natsumi.
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El amor de rubí. Parte 1.Vivir
FanfictionValeria García Romero es una chica de 14 años que, por el trabajo de sus padres, abandona su España natal para embarcar en un vuelo al archipiélago de Japón. Allí conocerá a personas diversas y vivirá más de una mala situación que deberá superar con...