30- EL ESTADIO DEL ZEUS.

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El día del partido final, lleguemos a las puertas del estadio y no se oía ni una mosca y por si fuera poco estaba cerrado.

- No lo entiendo.-murmuró Endou.

De repente, el teléfono de Natsumi empezó a sonar. Lo cogió y lo dirigió a su oído. Fijemos nuestros ojos en ella.

- ¿Quién era?-preguntó el capitán en cuanto colgó.

- Era un comunicado urgente. Al parecer, se ha cambiado la sede de la final.

- ¿Qué se ha cambiado? Pero, bueno, ¿dónde se ha cambiado?

- Pues mira.-dijo ella señalando el cielo.

Nuestro partido sería en un estadio flotante. Ahora solamente tengo un problema. Para subir, ¿qué hacemos?  Entonces, empezó a descender hasta anclarse en el suelo. Había jugado en aquel estadio cientos de veces y jamás lo había visto flotar.

- Es extraño que, de la noche a la mañana, cambien la sede al estadio del Zeus.- comenté

- Seguro que es cosa de Kageyama. A saber qué estará tramando.

Endou se giró hacia donde estaba el marcador. Todos nos giremos para saber que miraba el capitán para vernos la figura del susodicho en el palco. Miré a Gouenji y tenía los puños apretados como si se estuviera conteniendo de hacer algo.

- Endou, debes saber algo más.-empezó el entrenador- Es posible que, a parte de en el accidente de la hermana de Gouenji, también pudo estar relacionado en la muerte de tu abuelo.

- ¿Por qué ha tenido que contárselo en este momento?-preguntó Natsumi.

- Sé, que es un error que un entrenador inquiete a un jugador antes de un partido pero sería peor no habérselo dicho.- Nosotros no pudimos jugar la final por un truco sucio que nos llevó a maldecir nuestro destino llenándonos de odio para, luego, alejarnos del fútbol. Pero, cometimos el error de dejarnos llevar por el odio alejándonos de lo que nos unía. Por lo tanto, si supiera que vais a jugar con esos sentimientos de odio, tendría que dejar mi puesto y nos retiraríamos ahora mismo. No quiero que el odio os arrebate aquello que más os gusta.

Miremos a Endou quien se mordía el labio inferior rebosando odio. Temblaba de puro odio que sentía. Jamás le había visto enfadado de aquella manera incluso daba la sensación de estar maldiciendo todo lo que se podía maldecir. Gouenji si adelantó unos pasos y le puso una mano en el hombro. Estaba serio y, sin decir palabra alguna, el chico se tranquilizó y el delantero sonrió.

- Haber conocido tantos amigos que se han preocupado por mi lo he conseguido gracias al fútbol. Odio a Kageyama Reiji pero así no se puede jugar. El fútbol es divertido, es pasión. El fútbol es el mejor deporte del mundo. Hace que todos estemos unidos compartiendo nuestra pasión alrededor del balón.- respondió nuestro capitán más decidido que nunca-Por eso, jugaremos al fútbol que hemos jugado siempre y buscaremos la victoria todos juntos.

Todos asentimos de acuerdo con estas afirmaciones. Habíamos llegado demasiado lejos como para no ir ahora a por la victoria. Entremos y nos detuvimos un segundo.

- Chicos, una cosa, no se dónde están los vestuarios.-comentó Endou.

- Seguidme me lo conozco como mi propia casa.

Me puse delante de ellos hasta que lleguemos a los vestuarios que ocupaban los rivales. Entremos y yo me senté tan tranquila mientras que ellos se maravillaron con los detalles del techo. Nos cambiemos y vi las marcas de los entrenamientos en las espaldas de mis compañeros. Yo tenía también pero no me di cuenta. Cuando me detuve en Gouenji, el chico me miró.

- Ahora, es tu desafío.-dijo.

- Lo se. Me sigue preocupando lo que les hayan dicho.- le expliqué con una leve sonrisa.

El amor de rubí. Parte 1.VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora