4- SECRETOS.

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Los entrenamientos con los chicos fueron divertidos, pero no eran muy duros. Someoka estaba que trinaba porque nadie confiaba en ganar sin ayuda del "delantero de fuego", el mote que le adjudiqué. Haruna Otonashi, una chica miembro del club de periodismo, nos ayudó mucho proporcionándonos información y datos de nuestros rivales. Aún así, el pesimismo se adueñó de los chicos. Entonces, fue cuando, Someoka Ryuugo, explotó.

- Dependéis demasiado de él. No es parte del equipo -les espetó-. Yo podría conseguir una supertécnica igual o más impresionante.

- ¿Puedo ayudarte?-le pregunté- Puedo jugar en cualquier posición si me lo propongo, incluso de portera.

- Me vendría bien. -dijo con una media sonrisa.

Cuando acabó el entrenamiento, fui directa a la revisión mensual del doctor. Quien sabe, tal vez, esa enfermedad no vuelva a dar señales. Aun así, tuve un problemilla. No sabía en que planta estaba la consulta y, por no molestar, empecé a subir pisos. No se como rayos sucedió pero me detuve ante una puerta pero no una cualquiera, era una de las de los internos en el hospital y en un cartel ponía: "Yuuka Gouenji". "Gouenji. No será familia suya, ¿verdad?", pensé. Aquella vez me pudo, de nuevo, la curiosidad. Llamé a la puerta y entré. Vi a una niña dormida. Tendría 8 años y me recordó a mi. Me acerqué a ella. Parecía débil y frágil. "Debo decir algo", volví a pensar.

-Hola, s...

- ¿Qué haces aquí?-dijo la voz de Shuuya Gouenji a mis espaldas cortándome.

Me había sobresaltado. Ni tan siquiera oí la puerta al abrirse y, mucho menos, que se acercara.

- Pues, me he perdido y he llegado aquí... y...-dije nerviosa por su evidente enfado.

- ¿Y no pensaste en pasar de largo?

- Oye, pues aunque no lo creas, si. Bueno, será mejor que me marche, no quiero molestarte. -dije decepcionada con mi curiosidad.

No había ni tan siquiera rozado el pomo cuando, su voz, hizo que me volviese. 

- SUpongo que, si no hablo, me preguntarás mañana y no quiero hablar de esto en un lugar muy concurrido... Todo empezó el día de la final del Fútbol Frontier del año pasado. Yo iba a jugar con la Kidokawa Seishuu contra la Teikoku Gakuen. Mi hermana iba ha venir a verme. Pero, -narró con lentitud, como si solo recordarlo le rompiera el corazón, y vi sus ojos vidriosos con las lágrimas rodando ya por sus mejillas.- cuando venía,...

No pudo acabar. Me acerqué a él. Aquellos recuerdos eran demasiado dolorosos para cargarlos solo.

- Te echas la culpa, ¿no? Son cosas que...

- Que no hubieran pasado si no hubiera jugado-dijo interrumpiéndome, cosa que se le da mejor que chutar.

- Te equivocas.

- No, si no hub-...

- ¿No crees qué a tu hermana le daría mucha pena que desperdiciases tu talento?-dije siendo yo, esta vez, quien le interrumpía- Tranquilo, yo guardaré tu secreto.

- Gracias.

Me aproximé a él y le quité algunas lágrimas. Entonces, vi el reloj y casi se me detiene el corazón.

- ¡Llego tarde!-dije pareciéndome al conejo de Alicia en el País de las Maravillas.

- Te acompaño. ¿A dónde vas?

- Al médico de cabecera.

- ¿Sabes que está dos plantas más abajo?

- Uy. -dije con cara de circunstancia- ¿Seguro que no es molestia?

El amor de rubí. Parte 1.VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora