13- EN BUSCA DEL ENTRENADOR.

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Todos estábamos reunidos aquella mañana en la caseta del club pues debíamos encontrar un entrenador y aún no habíamos empezado. Gouenji  y yo estábamos sentados sobre las ruedas pensando entrenadores posibles. Kazemaru daba vueltas por la sala diciendo los nombres que se le ocurrían.

- Debemos salir a buscar el entrenador. No podemos permitir que nos echen a estas alturas. Chicos, todos a buscar.- dijo Endou animado.

- Podría ser alguien del instituto- propuso Kabeyama.

- Pues que lo pida la señorita Raimon, que es la que empezó todo esto.-dijo malhumorado Ryuugo.- Si fue ella la que le despidió por su cuenta y riesgo, ha dde ser ella la que tome la responsabilidad.

Muchos de los jugadores aplaudieron. Yo estaba en parte de acuerdo, pero no creo que cargarla a ella con todo el problema sea buena idea. Debemos colaborar todos y la tarea será menos ardua.

-¿Creéis que con el sr. Fuyukai habríais llegado a jugar el partido?- preguntó ella impasible y con una media sonrisa.

- Técnicamente, se puede decir que ha sido imprudente.-dijo Kakeru.- Mejor despedirle cuando ya tuviésemos entrenador.

- Parad.- intervino el capitán- Ya no sirve de nada hacer reproches. Ahora debemos esforzarnos en encontrar un entrenador.

-Pero eso no quiere decir que sea cualquiera.-terció Kazemaru.-Alguien que nos ayude a ganar.

Endou retrocedió varios pasos mirando al suelo.

- ¿Y cómo se supone que vamos a encontrarlo?-preguntó Endou alterado.

- Mi madre podría.-dije.- Pero está ocupada con un proyecto de un nuevo prototipo de avión mercantil y está muy ocupada.

- ¿Puedes preguntarle?-preguntó Endou con los ojos brillantes.

- Creo que si. Pero, por si acaso, busquemos.

- Sí.-dijo Gouenji.- El dueño del restaurante de fideos conocía a tu abuelo, ¿no, Endou?

- Claro.

Yo llamé a mi madre quien cogió el teléfono rápidamente.

- Valeria, ¿qué pasa?

-Quería preguntarte si, por algún casual, podías hacer de nuestra entrenadora.- pregunté mordiéndome las uñas.

- ¿Cómo? ¿Y vuestro entrenador?

- Expulsado por espía.- dije con toda la tranquilidad que pude intercambiando una mirada con Gouenji.

- Eso es grave,-asintió- pero lo siento. No puedo. Sabes que estoy hasta los topes de trabajo. Tal vez, pudiese ir un día o dos, pero no serviría de nada.

- No pasa nada, mamá.- dije.-Gracias.

- Si que quería ayudar.-dijo tristemente.

- Ya te lo he dicho. No importa. Estás muy liada. Hasta la noche.

- Adiós. Ah, y dile a Gouenji que si quiere venir a cenar está invitado.

- De acuerdo.-dije riendo y colgando.

Todos se acercaron en corro rodeándome haciéndome sentir como si estuviese atrapada.

- Me ha dicho que quiere ayudar.-todos empezaron a tener esperanzas.-Pero, está muy liada y no podría venir todos los días.

- Oh.-dijeron todos.

- Gouenji, dice mi madre que si quieres venir a cenar estás invitado.

- Vale.-dijo riendo.

El amor de rubí. Parte 1.VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora