26- PARA TI.

163 10 1
                                    

Me desperté y noté las sábanas. No recordaba haberme tapado ni tan siquiera haber cenado. Tampoco recuerdo que Gouenji se marchara pero recuerdo unas palabras que alguien me dijo: "Vive. Lo mereces". Miré la hora. Tenía el tiempo justo para prepararme y llegar al entrenamiento. Se puede decir que salí escopetada de casa para llegar al Centro de entrenamiento.

- Por fin.-me saludó Someoka.

- Lo siento. Me he dormido. Eso es raro, no he oído el despertador.-me excusé.

- Bueno, ya estamos todos.- sonrió Endou.

¿Te puedes creer que ese entrenamiento fue más duro que todos los que habíamos hecho hasta entonces juntos? Creo que no he sudado tanto en mi vida. Ni tan siquiera, aquella vez que los termómetros llegaron a 50ºC. Menuda ola de calor.

- ¿Qué tal has dormido?-preguntó el delantero.

- Bien, muchas gracias. Me ayudó mucho que me escucharas.-le agradecí.

- Ya te lo dije, si necesitas hablar con alguien, puedes acudir a mi.

Al día siguiente, cogí el tren para llegar al estadio. Tardo cinco minutos más pero siempre iba con veinte minutos de adelanto. Me senté en el asiento y pronto sentí una presencia a mi lado mirándome.

- Hola.-me sonrió Gouenji.

- ¿Qué tal?-le pregunté.

- Con algunas agujetas de más. ¿Y tú?

- Yo más atascada a la hora de levantarme que un coche en la carretera en hora punta.

Él se reía y yo me sentía llena por dentro. Tal vez, tenga más sentido del humor del que creía. Me miraba con sus ojos color chocolate. Estaban brillantes y yo lo atribuí a la luz del sol reflejada en sus preciosos globos oculares. Lleguemos al vestuario y me senté cerca de la puerta, como siempre. Ya venía con la equipación puesta de casa, como siempre. Todos se estaban preparando para salir por la puerta y yo busqué en mi bolsa y saqué una foto de mi prima y mía la última vez que la vi. Fue el verano pasado.

- ¿Tu prima?-preguntó la voz de Gouenji a mis espaldas.

- Sí. Fue de hace tiempo, ese invierno, murió. Era un partido que hicimos con el Omega Alfa y mi madre se empeñó en hacer la foto.

- ¿Cómo se llamaba?

- Viviann Ayshane Netrebko Garcia.

- Me suena a ruso.-confesó un poco perdido.

- Y no te equivocas. Su padre es ruso y nuestra abuela es sueca. Somos una mezcla de nacionalidades.-explique con una sonrisa.

- Y que lo digas.

- Este partido te lo dedico.-le dije a la imagen dándole un beso y saltando al césped.

Salimos en fila al pasillo topándonos con los jugadores de la Kidokawa Seishuu. Fijemos en ellos nuestras miradas sin siquiera pestañear.

- Vaya, vaya. Parece que esta vez no has huido.-dijo uno de los trillizos.

- Sólo quiero jugar normalmente y sin líos.-les explicó Gouenji.

- Bueno, a ver si consigues entretenernos un poco.-respondió el otro.

- Si buscáis pelea, no contéis con nosotros.-les contesté saliendo ante Gouenji.- Queremos un partido limpio y sin tretas, ¿de acuerdo?

- Muy bien, princesa. Lo que tú digas.

- Lo de princesa ha sobrado.-les soltó Gouenji.

- Mira, si le ha molestado.

El amor de rubí. Parte 1.VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora