25- EL DULCE OLVIDADO.

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POV GOUENJI.

Cogí la bolsa que me tendió estaba llena de flores moradas y vi un papel a un lado. Preferí sacarlo cuando llegase a casa donde Kidou no lo viese. Tenía la sensación de que nos llevaríamos bien pero hay de cosas de las que querría cuidarme. Guardé los dulces dentro de la bandolera. Ahora tenía una prueba de la bondad de Valeria. Una bondad que decía no poseer y eso es lo que más me dolía. Saqué una bebida de la máquina de refrescos y me puse a beber.

- Una tienda de golosinas.- comentó de imprevisto Kidou que miraba las violetas- Es como ser un niño. Con inocencia, mirando hacia adelante. Por eso conseguimos convertirnos en unos locos del fútbol.

- Sí.-dije sonriendo.

- Apartad.-dijo una voz estridente desde dentro del establecimiento y nos volvimos hacia la entrada.

- Eh, señor, no se cuele.-oímos quejarse a un niño.

- Tenéis que poneros en la cola, como todos.-renegó Endou.

Entremos y vi sorprendido a los trillizos de la Kidokawa comportándose como si fuesen reyes mientras la mujer trataba de poner orden. Si Valeria hubiese estado aquí, seguro que no habrían dicho ni una palabra. Habría conseguido que dejaran en paz a estos niños. Es muy responsable e inteligente y tiene un carácter muy fuerte que puede explotar en cualquier momento. Sin duda, es única. Pero debía centrarme en esos tres.

- Somos tres contra uno, así que ganamos nosotros.- sentenció Mukata Masaru.

- No se trata de cuantos seáis.-terció Endou.

- Al contrario.-replicó Mukata Tomo.- Sí que se trata de cuantos seamos.

- Por que nosotros tres -empezó Mukata Tsutomu.- es como si fuéramos uno solo.

Miraron al frente y nos vieron a los dos plantados en la puerta y empezaron, de nuevo, a hablar. No los recordaba así. No eran los típicos matones en busca de pelea. Pero, supongo que, la gente cambia constantemente como el viento.

- Shuuya Gouenji.-empezó el mayor.

- Cuanto tiempo sin verte. Desde que saliste corriendo en la final del Fútbol Frontier del año pasado.-continuó el segundo.

Aparté la mirada. Quería olvidarlo y, cada vez que lo olvidaba, había alguien que me lo restregaba por la cara.

- Gouenji, ¿quiénes son? ¿Amigos tuyos?-preguntó el capitán.

Se presentaron de una forma ridícula y rococó a la par que absurda, ruidosa y estridente. Tampoco los recordaba tan egocéntricos. La pobre mujer incluso se cayó al suelo del susto.

- ¿Pero quiénes son estos chiflados?-volvió a preguntar Endou.

- Son los que el año pasado fueron la punta ofensiva en lugar de Gouenji.- explicó Kidou.

Genial, lo que me faltaba. Otro que viene a hacerme sentir mal por no estar allí. ¿Quién falta?¿Mi padre? Parece que el mundo se haya puesto de acuerdo en mi contra.

- Se nota que tienes los datos de todos los jugadores.- alabó Masaru.

- No hay muchos trillizos delanteros. Es fácil acordarse de eso.-expuso el chico con una media sonrisa.

- ¿Quiéres decir que no sabías que este año nos estamos saliendo?-preguntó enfadado el pequeño de los tres.

Empezaron a alabarse y a ponerme más verde que un campo de fútbol porque querían creer que eran los mejores. No lo niego, siempre han sido buenos jugadores, pero me parece hilarante creerse tan superiores. ¿Es que no han visto al Zeus? Yo vi las estadísticas que proporcionó nuestra defensa y era increíble la potencia de tiro de sus delanteros y la calidad de su portero a pesar de su poca experiencia.

El amor de rubí. Parte 1.VivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora