Capítulo 12

39 5 0
                                    

~ Julietha ~
El amor a primera vista si existe

Sentía que ya era muy tarde si pensaba agarrar mis cosas e irme, Aarón tenía razón. No había manera de llegar a la cuidad sin el ferry y no había boletos hasta mañana a las siete para lo cual ya lo tendría como un maldito gorila afuera de mi puerta porque se las ingeniería, era Aarón Ruiz, mierda, claro que podría librar la seguridad y llegar a mi dormitorio.

Intenté descansar un poco tras darme un ducha luego de quedarme sentada barajando mis posibilidades. No me levanté de mi sillón ni dejé de ver el acantilado hasta que llegué a la conclusión de que solo podría aceptar su condición para no tenerlo rondando por esta casa o la otra era aventarme por ese acantilado, la segunda se volvía cada vez más tentadora al recordar nuestra discusión que no hizo más que ponerme lo pelos de punta.

¿Qué esperaba encontrar? ¿Una idiota que seguiría llorando? ¿Una chica que buscaba alguien donde apoyarse? Me sentía débil, sí, por supuesto, después de todo lo que había pasado era claro que no sería la personas más fuerte del mundo, pero no necesitaba a nadie. Había bastado conmigo para librarme de mí peor pesadilla y estaba viva, dispuesta a seguir así tuviera que sujetarme con los dientes a la nada.

De una extraña forma volvía a levantar esas murallas de hielo, protegiéndome a mi hija y a mí dentro. Sin dejar que nadie entrara, ni Aarón ni nadie. Mi único objetivo debía ser cuidarme hasta de mi sombra y llevar una vida tranquila, nueva, alejada de cualquier cosa que significara peligro hacia mi bebé.

Aarón no venía con la intención de volver a acogerme en sus brazos tampoco, lo noté por cómo hablaba, cómo se movía calculando cada ángulo de su cuerpo, ni tan cerca para asustarme ni tan lejos que pudiera escaparme. Ninguno era los mismos que se enamoraron como antaño, no sabría explicar cómo pero los días se tornarían difícil de estar juntos de nuevo. Aún recordaba todo, cómo podía hacerme sentir si se lo proponía, y eso me hacía actuar con cautela. Porque mi memoria no solo recibía en mi cabeza sino también en mi corazón y cuerpo entero, podía flaquear al minuto siguiente de que intentara algo.

Que le pidiera el divorcio lo había enojado y suponía que pensaba que había dejado de sentir por él aquel amor que prometimos sería eterno, supongo que hacia apenas unos meses recién comenzó a tornarse mi ilusión en ese sentimiento porque entendía que no lo necesitaba pero si lo quería. Por más que nos comiéramos a gritos estaba a nada de abrazarlo, de estar tan cerca que pudiera asfixiarme y quedarme así hasta que amaneciera.

Aarón significaba la vida que yo decidí tener, aunque eso conllevara a regresar al pasado, a personas que podían hacernos daño, a una vida que no era la indicada para nuestra hija.

Me acosté cerca de la una de la madrugada cuando a mi hija se le dio por tranquilizarse pasada la medianoche y dejar de moverse como un revoltijo. Cerré los ojos con las manos juntas bajo la almohada tratando de conciliar el sueño. Me teletransporté a un lugar donde reinaba esa tranquilidad que me gustaba, que en mi propio caos podía hallar paz y alegría, podía ser feliz sin temor a nada.

Llevaba despierta media hora, a penas me había dado tiempo de lavarme la cara y cambiarme de ropa, tenía una camisa inmensa color crema con unos pantalones de lana abajo, me sentía como Winnie Pooh, además de que mi barriga parecía haber crecido un poco más, lo noté al verme en el espejo aquella mañana.

Me dirigí a abrir la puerta cuando tocaron, ya sabía quién era así que era en vano. Había hablado con recepción para que lo dejaran pasar sin problema. Arrugué el ceño cuando lo vi entrar con dos bolsas de papel dejándolas en la encimera.

Juntos hasta el infinito. (INFINITO #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora