~ Julietha ~
La que reina en el marLas olas golpeteaban suavemente contra las peñas alcanzando la orilla en una caricia igual de apacible que los latidos de mi corazón.
Aquel día tardé horas en la cama, sin querer moverme, sin sentir más que de rato en rato al pequeño torbellino que crecía en mi interior y pensando que era su manera de decirme que no me diera por vencida, que no me resignara a que todo estaba terminando con su padre y que no estaba sola, que no lo estaría nunca más. La busqué con la yema de mis dedos sobre la piel, sonriendo entre lágrimas cuando parecía corresponder a mi tacto.
Pasé alrededor de tres semanas en aquel estado de sentirme desorientada pero a la vez recobrando un camino que a lo lejos se mostraba con más claridad, acudía algunos días a la casa de playa bajo la vigilancia exclusiva de Taylor que no se separaba de mí por ningún motivo, haciendo hincapié en que era por mi seguridad aunque yo suponía que se trataba más por seguir las órdenes de Aarón.
Unos días antes de cumplir el octavo mes de gestación recibí una solicitud de videochat por parte de Fernanda, Dominik y Luana. Había pasado bastante rato fingiendo estar bien las veces que nos vimos en persona que supongo yo misma me creí el cuento que nada pasaba.
Apoyé el celular en una jarra con agua al aceptar la videollamada, ya que andaba cortando unos brócolis para una tortilla que debía comer por algún motivo que no recordaba, pero que me recetó el nutricionista al que la ginecóloga me pidió asistir porque no podía obviar que no hacía mucho había salido de un cuadro de anemia al poco tiempo de enterar que estaba embarazada y la alimentación que llevé durante los primeros meses no era la mejor, así que por el bien de ambas obedecía.
—¿Cómo te encuentras, Juls?—saludó Fer que andaba de un lado a otro en su taller de costura, aunque tenía el celular como si hiciera un blog, por ello observé que asentía viendo una prenda en un maquiní.
—Bien. Estaba cocinando. Y por lo visto, estás trabajando. ¿Una nueva colección?
Se detuvo y zarandeó su cabeza como si borrase una idea que se formulaba y no era de su agrado mientras tomaba la cinta métrica que rodeaba su cuello.
—Se viene el verano. Las personas quieren ropa nueva.—se encogió de hombros.—Y se me vinieron a la mente cositas.
Dominik tecleaba unas cosas en su laptop con su cámara encendida por lo que tenía una toma interesante de ello y Luana revisaba unos libros con las rodillas dobladas, andaba sentada en el sofá del apartamento que competía con Logan y donde también vivía Santiago. Todas parecíamos técnicamente "ocupadas", por ello no entendí el motivo de su llamada.
—Rubia, ya tengo el contacto para la decoración.—musitó Dom, dándose cuenta que la miré confundida y ella me sonrió percatándose de que a penas me había unido a su conversación.
Lu también levantó la mirada, sonrió y volvió a bajar la vista al libro.
—El cumpleaños más próximo es en varias semanas, Dom. ¿Decoración? ¿Qué vas a celebrar?—le dije con una sonrisa creyendo qué tal vez era para una sorpresa a su novio.
—Yo ando leyendo una receta y no es tan difícil hacer pastel y bocaditos. Aunque sería más práctico contratar un catering.—dijo Lu cerrando el libro aunque colocándole un separador.
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Juntos hasta el infinito. (INFINITO #3)
RomanceVolvieron a decirse adiós y no por decisión propia, sino por fuerza mayor. Ella cree que puede enfrentar todo desapareciendo del mundo y él sabe que hallará la manera de encontrarla como dé lugar. Su historia nació desde mucho antes de haberse hech...