Capítulo 24

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La familia te espera

~ Julietha ~

—Y tanto que nos decías que no. Luces divina, Juls.—gire sobre mi eje ante la insistencia de Dominik que terminó sujetándome de las manos sin poder quitarme los ojos por su creación.

Sonrió emocionada con una ternura en su mirada cuando sus ojos se posaban en mi vientre, cuando se fijaba en la persona que me había convertido.

—Aún sigo pensando que no era necesario.—le repliqué alzando las cejas y dando a reflejar mi opinión.

Negó apartándose un poco el flequillo del rostro. No había cometido la misma locura que yo hacía un año, pero andaba probando tendencias y modas nuevas por lo que ahora volvía a tener unos rulos que rozaban poco más abajo de sus hombros y un cerquillo esquinado a la derecha le enmarcaba el rostro. Vestía un enterizo guinda hermoso que le hacía presumir su cintura y que me daba ideas para fastidiarla mientras me maquillaba diciéndole que ya la quería ver en unos años igual que yo, que ya ni cintura tenía, a lo cuál me respondía con amenazas de hacerme cualquier cosa menos un delineado decente.

Había recogido mi cabello en una coleta a un lado, trenzado una parte y enrollándola alrededor de la cola para ocultar la liga. Dejó unos mechones en mi frente ondeandolos lo bastante para que no fuesen tan largos ni rebeldes y colocando una horquillas con unas florecitas de plata que adornaban gran parte de la trenza a un lateral de mi cabeza. El maquillaje no era recargado y respetó mi decisión de no ponerme las pestañas postizas, haciendo maravillas arqueando las mías para que se notaran.

Vi el vestido esa misma tarde, confeccionado por Fer y hecho especialmente a mí medida. Era de un color salmón precioso ajustado al cuerpo para revelar mi barriga con treinta y dos semanas, ese día, recién cumplidas. Tenía un escote en forma de "v", un poco bajo que yo no habría escogido pero aceptaba ahora que mis pechos aumentaron de tamaño y hacían alusión como si tuviera relleno en el sujetador. Para darle un toque sofisticado Fernanda añadió un cinto de piedrecitas delicadas. Los zapatos eran de suela baja por lo mismo que sería en el jardín y no iba a complicarme la vida enterrándome con tacones.

Dominik siguió dándome cháchara y motivos por los que aquello no seria una mala idea mientras que yo tuve suficientes argumentos para refutar. Nos interrumpieron llamando a la puerta de la que había sido mi antigua habitación en la casa de los problemáticos, lugar donde estábamos para no hacer trajín de trasladarnos de aquí hacia allá, en especial yo.

—¿Puedo pasar?—preguntó una voz cantarina tras la madera.

Dominik afirmó dejando que Jhonatan entrara soltando un silbido al vernos. Reí con mis manos tras la espalda, recibiendo halagos y siendo testigo de cómo se acercaba a su novia, abrazándola por la espalda, dándole un beso corto de saludo y como si no pudiera estar separado de ella ni un segundo.

Mi amiga que hacía años renegaba de los actos de amor en público, ahora entrelazaba sus manos con las de Jhonatan apoyándose en su pecho, con la templanza que solo el amor produce.

—Ya está todo listo. Y los invitados están empezando a llegar.—musitó chinos—Así que pueden salir en cuento gusten.

Asentí con una sonrisa en el rostro. Unos nudillos golpeando mi puerta captando la atención de los tres al unísono. La pareja se volteó echando un vistazo tras sus espaldas y yo alcancé a ver de quién se trataba moviendo mi rostro hacia la derecha. Dominik se desenvolvió del abrazo sin soltar a Jhonatan de la mano y pude sospechar lo que pretendía antes incluso de hacerlo, entendí que nada me salvaría de volver a caer en el vicio más adictivo que probé y mi mejor amiga ni siquiera intentaría ayudarme.

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⏰ Última actualización: Aug 28 ⏰

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